EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.Saludos, ávidos lectores.
Sacamos al azar otro ajado bolsilibro de nuestra vetusta biblioteca para despejarnos la mente de otros asuntos más mundanos. Vamos a ver que tal se presenta este.
La historia tiene lugar en el Imperio Sborl, un conjunto de cincuenta y ocho mundos regidos por el severo pero benévolo emperador Hharagon. El protagonista principal es Lutts Kinn, un militar de alto rango, considerado un héroe de guerra por la población y que cuenta con la amistad personal del emperador. Además, Renna, la única hija de Hharagon y por tanto heredera al trono del imperio, siente una especial atracción por él.
Los ojos de Kinn
están en cambio puestos en Virla, una mendiga que pasa el platillo por las
calles, recogiendo monedas mientras su abuelo ciego canta y toca la guitarra. La
canción del anciano habla sobre un planeta sin nombre, con aire puro y grandes mares, continentes repletos vegetación y animales... cosas que ya no se ven en los
mundos imperiales, grises conglomerados de viviendas y factorías.
La existencia de ese mundo es una vieja leyenda que siempre ha rondado por la
cabeza de Kinn, que al igual que mucha otra gente, cree que el mundo en
cuestión es real.
Al volver de una
de sus campañas, el emperador le asigna una nueva misión: pacificar (por los
medios que crea convenientes) uno de los mundos de su imperio que parece
haberse rebelado.
Kinn acude al planeta Wrokytt, ahora hostil, desarmado y con un solo hombre de confianza a su lado. Se pone en manos de la soliviantada población y pacta con su líder una serie de acuerdos que cambian totalmente la relación de Wrokytt con el resto del Imperio. Cuando abandona el planeta, sus habitantes han pasado de profesar al emperador una lealtad forzada por otra sincera.
Pero cuando Kinn regresa a
Sborl, el mundo capital del imperio, recibe la noticia de que en su ausencia el
emperador Hharagon ha sido asesinado. Los pactos firmados por él con el líder
de Wrokytt en nombre del emperador carecen ya de validez, y Virla, su abuelo, y
otra decena de ciudadanos de bajo rango han sido acusados del asesinato. Todos estos
hombres, a los que Kinn sabe inocentes, son juzgados y fusilados excepto la
propia Virla, que logra escapar de la redada en la que apresan al resto.
Él mismo es acusado
de traición por haber pactado con Wrokytt una paz que resulta mucho mas ventajosa
para ellos que para el Imperio. La nueva emperatriz, Reena, resulta ser una
déspota histérica, dispuesta a gobernar con puño de hierro y a ejecutar a todo
el que no le dé la razón o no le resulte útil. Kinn no tarda en sospechar que fue ella misma la que organizó el asesinato su padre.
En un principio,
Kinn no tiene intención de tratar de derrocarla, solo pretende huir; alejarse
del Imperio y buscar ese planeta legendario en el que establecerse y olvidarse
de todo. Pero ambas cosas resultan estar relacionadas. Virla se ha unido a un pequeño
grupo de resistencia y se pone en contacto con él. El único archivo de información sobre ese
planeta, su situación y todos los datos existentes sobre él, ha sido trasladado por orden de la emperatriz a sus aposentos personales, por lo que
enfrentarse a ella va a ser un paso imprescindible para obtenerlos.
Bastante bien en general. Me
llama la atención que la moneda empleada en esta historia sea el garant,
que también aparece en otros bolsilibros de ciencia ficción del mismo autor, en
historias no relacionadas entre ellas, ni con esta. Naturalmente, Kinn y Virla
terminarán juntos, de Renna no quedará ni las cenizas (literalmente) y el
esquivo planeta utópico será alcanzado por ambos, junto con algunos
cientos de colonos cansados de la vida fácil pero congestionada e insulsa de los mundos-metrópolis.
Puedes ver otro libro de este autor pulsando aquí.
¡Planeta a la vista! 1982. Glenn Parrish [Luís García Lecha] (texto) Fabá (portada). La conquista del espacio nº 642. Editorial Bruguera S.A.
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