EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.Saludos, ávidos lectores.
El tema de la demonología era otro de los grandes clásicos en los bolsilibros, pero casi siempre centrado en el satanismo, es decir, en el papel de los demonios desde la perspectiva del cristianismo.
El de este bolsilibro es un caso poco habitual donde la demonología se contempla desde el punto de vista de otra religión, mucho menos conocida para el público (al menos en la fecha en la que se publicó el libro) y por tanto más exótica: el hinduismo. Este mismo autor ya trató el tema de las sectas demoníacas hindúes en Revividos, que comentamos no hace mucho.
Judith, secretaria de un importante abogado, ha terminado tarde de trabajar. Mientras regresa a su casa bajo una fina lluvia, ya en noche cerrada, se da cuenta que alguien la está siguiendo. Al echar un vistazo a su alrededor localiza al individuo. Se ha detenido junto a una farola, como si en lugar de esconderse, quisiera ser visto.
No es humano, sino una extraña criatura humanoide, retorcida, todo dientes y garras. Judith echa a correr, logra llegar hasta su casa y encerrarse en ella. Tras golpear la puerta un rato, el monstruo lanza un largo aullido y se marcha. Judith se desmaya por la impresión sufrida.
Al día siguiente,
despierta cuando un policía llama a su puerta. Se ha encontrado un cadáver en
el edificio y marcas de arañazos en su puerta. Judith cuenta su historia, pero
cuando se le pide que identifique el cadáver del supuesto agresor (que aparentemente
se ha suicidado al verse incapaz de derribar la puerta) lo que encuentra es el
cuerpo de Tobby, su hermano.
En el funeral,
se presenta ante ella un tal Iván Federóv, príncipe ruso y propietario de la
academia de danza en la que estaba inscrito Tobby. Tras las protocolarias condolencias,
Iván propone a Judith ocupar la vacante dejada por su hermano. Sabe por este que
Judith fue bailarina clásica antes de entrar en la empresa en la que trabaja. La
academia está subvencionada y no tendría que pagar nada por las lecciones. Se lo
pinta todo de rosa, y trata de mostrarse encantador, pero el motivo por el que
Judith acepta es por conocer el entorno en el cual su hermano pasó la última
etapa de su vida, justo antes de su aparente suicidio.
Como los
problemas suelen venir juntos, su jefe, el anciano sr. Newman, ha sufrido un
ataque cardíaco con embolia incluida y se halla en recuperación. Su hijo
Richard debe hacerse cargo de la empresa y ponerse rápidamente al día con todo,
lo que supone una carga de trabajo extra para Judith. Pero como (o eso dicen, yo
nunca lo he tenido muy claro) no hay mal que por bien no venga, Richard Newman resulta
ser un muchacho simpaticote, y él y Judit se llevan bien de inmediato. Hemos leído
suficientes bolsilibros ya como para saber como va a acabar esto, pero ¡ah! lo emocionante
es el viaje en sí.
Judith acude a la
escuela de danza de Iván. Allí le muestran las instalaciones y le explican las
extrañas condiciones de la academia. Ellos eligen a los alumnos. Estos no deben
pagar nada, porque la academia está subvencionada por mecenas anónimos. Tampoco se les
paga nada por actuar a los bailarines, pero se les da alojamiento y manutención
gratuita si lo desean, y se les cubren todos los gastos. A cambio, solo actúan ante
un publico privado, formado por los mecenas que mantienen la academia, y a los
mejores se los promociona para ingresar en compañías de ballet convencionales.
Aunque todo el
asunto resulta demasiado raro para Judith, acepta realizar una danza de prueba para exhibir
su técnica. Durante esta, tiene una fase alucinatoria en la que una especie de
demonio gigantesco la azota con un largo látigo para obligarla a seguir
bailando. Abandona la academia con la intención de no volver, pero poco después
descubre que no es tan fácil librarse del príncipe Iván.
Iván parece
tener algún turbio asunto que implica al sr. Newman, y esto hace que Judith y
Richard estrechen lazos, ya que ambos ven algo indefiniblemente maligno es ese
individuo. Una amiga de Judith que sí ingresó en la academia le cuenta una
extraña historia sobre hipnotismo, pesadillas, y bailarines obligados a
participar en oscuros rituales. Poco después se suicida.
Tirando de ese
hilo, Judith y Richard llegan a la increíble conclusión que, de algún modo,
Iván es capaz de traspasar todos los pecados cometidos en vida por una persona
a otra, para que la primera, al morir, lo haga en paz con su dios y alcance el paraíso.
El desgraciado que carga con todos los pecados (algún alumno de la
academia) enloquece o se transforma en una bestia retorcida, tal como le
ocurrió a su hermano.
Pero el
descubrir esto sin ser capaces de probárselo a las autoridades no les sirve de
nada, por lo que Judith y Richard tendrán que buscar el modo de acabar con el
culto a Yama (o cuanto menos, sobrevivir a sus maquinaciones) por si solos.
Interesante y muy bien escrito. Me recordó un poco a El Retrato de Dorian Grey (por lo de traspasar los pecados de un “recipiente” a otro) pero sin ser para nada un plagio. Al contrario, resulta bastante original, especialmente la descripción del proceso por el que esto se lleva a cabo, incluyendo el que los pecados “traspasados” deben ser anotados físicamente en un libro para emular al asistente (el escribano del título) que siempre acompaña a Yama (o Iama), el dios de la muerte hindú.
Única pega que le veo... que se nos cuenta lo justo sobre Yama y su escriba para entender que papel tienen en la historia (y con algunos errores, como confundir a Yama con uno de los Vaso, o dioses principales), y un poco más de trasfondo mitológico para entrar en ambiente no habría quedado mal.
Puedes ver otro libro de este autor pulsando aquí.
El escribano de Yama. 1980. Ralph Barby [Rafael Barberán] (texto). Selección Terror nº 405. Editorial Bruguera S.A.
Pues a mí me ha recordado a una película que se llama "El devorador de pecados" que protagoniza Heath Ledger, aunque sí que tiene un toque cristiano.
ResponderEliminarNo me suena esa película (aunque creo haber leído algo del círculo de Lovecraf titulado así). Me informaré.
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