REVIVIDOS

EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, ávidos lectores.

Hoy os traigo otro bolsilibro de los buenos. Este es, además, uno de los primeros de Selección Terror, de antes que el numero de páginas se redujera de ciento veintiséis a sólo noventa y seis, debido a la escasez de papel durante la dictadura. 

Dennis y Laura, un matrimonio bastante adinerado, da una pequeña fiesta en un palacete que han alquilado a las afueras de Viena. La fiesta tiene como principal objetivo alardear ante los invitados de su riqueza e importancia. El ambiente es tenso, porque el matrimonio no está muy bien avenido y, entre presumir de cargo y presumir de dinero, aún les queda tiempo para lanzarse pullas uno al otro.

Entre los seis invitados se encuentran nuestros protagonistas: Jack J. Jubal (famoso jugador de hockey sobre hielo) y Helen (la secretaria de Dennis). La conversación va centrándose poco a poco en Jubal, que de los presentes es el que tiene un mejor desarrollo físico y, aparentemente, también emocional. Lo digo por la habilidad con la que dribla tanto los velados insultos del marido como los no tan velados intentos de ligoteo de la esposa.

Para redirigir el centro de atención sobre él, Dennis propone un vuelo nocturno sobre Viena con su avioneta privada. Los invitados deciden, mayormente a desgana, permitirle hacer esa nueva exhibición de ego. Los ocho se embuten en la avioneta (una Pipper) y despegan, dejando sola en el palacete a Erka, la estirada y agria ama de llaves.

Una tormenta eléctrica envuelve repentinamente la avioneta, avería un motor y los obliga a tomar tierra a trancas y barrancas. Han evitado por los pelos morir estrellados, pero sus problemas acaban de comenzar. El lugar en el que han aterrizado, que no puede estar muy lejos de donde despegaron, parece ser un desierto que se extiende bajo la luz de la luna en todas direcciones. No hay nada a la vista. Ni el Danubio, ni Viena, ni los arboles y desniveles de la región. Solamente, muy a lo lejos, parece distinguirse una estructura.

Tan pronto como uno de ellos baja de la avioneta, algo le arranca la cabeza y se la lleva. No hay huellas, ni rastro alguno, pero el lugar es definitivamente peligroso y la avioneta no funciona. Llegar hasta la estructura se convierta en una prioridad, y cuando lo logran, descubren que es el palacete del que despegaron. Mas o menos… porque todo está cubierto de polvo y telarañas, como si llevara mucho tiempo deshabitado. Pero no lo está, ya que les recibe Erka. De nuevo, mas o menos, porque parece varias décadas más joven, y aunque su rostro es perfectamente reconocible y responde al mismo nombre, Erka no los reconoce a ellos.

Esta joven Erka les da a entender que se encuentran en una realidad diferente, donde no hay nada más allá del desierto. Bajo la arena yacen enterrados los Hijos de Beyrevra, una antigua secta hindú de adoradores del mal. Decapitados por caballeros templarios mucho tiempo atrás, su dios los mantiene vivos bajo la arena hasta que se les presente la oportunidad de obtener de nuevo una vida plena. Y para ello necesitan cabezas con las que sustituir las que les faltan.

Básicamente, la situación de los personajes es esa. Atrapados en una casa en medio de un desierto infinito, del cual en cualquier punto y cualquier momento pueden surgir cadáveres decapitados recolectores de cabezas. Al parecer, estos cuerpos no pueden pisar la casa, por lo que mientras no la abandonen están relativamente a salvo.

Pero no tienen intención de quedarse para siempre allí, prisioneros en aquel lugar polvoriento. El grupo empieza a discutir y dispersarse. Un intento de regresar a la avioneta termina con una nueva decapitación. Y además, el palacete resulta no ser tan seguro como parecía en un principio. El motivo por el que los cuerpos de los sectarios necesitan volver a tener cabezas, es para rezar a su dios. Al rezarle reavivan los rescoldos de su poder, como cuando se sopla a una brasa. Los cadáveres “recabezados” sí pueden entrar en la casa, y se dedican a buscar a los supervivientes para arrastrarlos al exterior, de modo que otro cadáver decapitado pueda apoderarse de su testa.

La clave de todo el asunto parece ser la rejuvenecida Erka, que además demuestra sentirse atraída por Jubal. Él utiliza esto para tratar de proteger a los demás, y sacarle toda la información que pueda. Pero Erka se mueve por la casa como una fantasma, apareciendo y desapareciendo a voluntad. La caza de cabezas continúa lenta pero imparable, y cuando te enfrentas contra muertos vivientes, un aliado menos suele significar también un enemigo más.  

Jubal comienza a sospechar que no solo están quitándoles las cabezas a los que matan, sino también jugando con las cabezas de los quedan vivos. No todo lo que está ocurriendo a su alrededor puede ser real, así que la solución tampoco deberá serlo. 

Una situación original, unos zombis muy peculiares, y un desenlace que sinceramente no me esperaba (¡bravo!) como colofón de una historia llena de intercambio de cabezas y cháchara metafísica. Y sin boda al final, ni visos de haberla. Original hasta en eso. 

Puedes ver otro libro de este autor pulsando aquí.

Revividos. 1973. Ralph Barby [Rafael Barberán] (texto). Selección Terror nº 14. Ediciones Bruguera S.A.