MENSAJE DEL SUPERVISOR GENERAL: todas las fotos que aparecen con la dirección de este blog sobreimpresionada son de artículos de mi propiedad y han sido realizadas por mí. Todo el texto es propio, aunque puedan haber citas textuales de otros autores y se usen ocasionalmente frases típicas y reconocibles de películas, series o personajes, en cuyo caso siempre aparecerán entrecomilladas y en cursiva. Todos los datos que se facilitan (marcas, fechas, etc) son de dominio público y su veracidad es comprobable. Aún así, al final de la columna de la derecha se ofrece el típico botón de "Denunciar un uso Inadecuado". No creo dar motivos a nadie para pulsarlo, pero ahí esta, simplemente porque tengo la conciencia tranquila a ese respecto... ¡y porque ninguna auténtica base espacial está completa sin su correspondiente botón de autodestrucción!

viernes, 19 de febrero de 2021

¡VIVA MARTE!

EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                            ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                             

Presentado por… el profesor Plot.

Spa fon, ávidos lectores.

Ayer, un poquito antes de las diez de la noche, hora del Planeta del Espacio (para que tengáis una referencia más clara, coincide con la hora de España, en el planeta Tierra) el robot autónomo Perseverance aterrizó en suelo marciano tras un viaje de más de seis meses. Espero que Percy esté bien. Y que se acuerde de traerme lo que me dejé olvidado allí la última vez que estuve.

Marte es uno de los pocos planetas que puede verse desde la Tierra sin necesidad de ningún aparato. Es esa pequeña luz roja titilante que a veces se ve al anochecer, más baja respecto a la línea del horizonte que las estrellas. Los antiguos griegos y romanos consideraban a este planeta el dios de la guerra, y debido a esto siempre se lo ha asociado con el peligro: hay tantas historias donde Marte se pinta como un mundo hostil del que provienen seres a invadirnos, que durante una época la gente se acostumbró a decir marciano como sinónimo de extraterrestre malvado.

Pero... que aburrida sería nuestra vida sin Invasores de Marte de William Cameron, La Guerra de los Mundos de H. G. Wells, Las Crónicas Marcianas de Bradbury, o la saga de John Carter de Burroughs. Vamos a comentar otra historia sobre Marte porque, señoras y señores, Marte mola. ¡Viva Marte!

La colonización de Marte es una realidad. Todavía no está muy poblada, pero ya hay un tráfico regular de naves entre la Tierra y Marte, y varias ciudades prosperan, encerradas en cúpulas presurizadas. Se han encontrado antiquísimas ruinas subterráneas, y en ellas, miles de tablillas con intrincadas inscripciones que aún no se han podido traducir. 

Los humanos instalados en Marte se llaman a sí mismos marcianos, y designan a los desaparecidos habitantes de las ruinas con el término paleomarcianos. En estas ruinas, se han encontrado también objetos y abalorios de oro con joyas incrustadas. Esto ha provocado la aparición de lo que ha venido a llamarse Buscadores de Ruinas, aficionados con más de ladrones de tumbas que de arqueólogos. Aprovechando el escaso control que aún hay sobre el gran territorio marciano, los Buscadores de Ruinas deambulan de un lado a otro en grandes vehículos todoterreno tratando de localizar estos valiosos depósitos de tesoros ocultos entre el polvo.

El protagonista es Basil Dryne, uno de estos individuos. Mientras recorre el inhóspito terreno en busca de un muy necesitado golpe de suerte, capta una llamada de auxilio. Una mujer a tres horas de su posición se encuentra encerrada en su vehículo averiado, y con las reservas de oxígeno peligrosamente bajas. Podría ser una competidora, o incluso una trampa, porque se han dado casos de asesinatos entre Buscadores. Pero Basil acude en su ayuda igualmente, porque los mundos pueden cambiar y las galaxias desintegrarse, pero un hombre de verdad siempre acudirá en ayuda de una dama en apuros. Es ley de vida.

La mujer resulta ser Katryna Vilo, una superteísta. Estos son una comunidad religiosa que abandonó la Tierra dos siglos atrás, en teoría para viajar por el espacio hasta encontrar al Superdiós. Pero al parecer terminaron estableciéndose en Marte y han vivido bajo tierra desde entonces, sin haber sido hasta el momento detectados por los actuales colonos. Katryna pide a Basil que la lleve de vuelta con su gente, dandole para ello las coordenadas de la entrada a su base subterránea. Cuando este lo hace, Katryna intenta matarlo con una antigua pistola que llevaba oculta, para que no los delate. Basil le arrebata el arma, la lanza lejos, y se olvida del asunto, marchándose en su vehículo.

Vuelve a encontrarse con ella algún tiempo después, pero esta vez Katryna le ayuda a librarse de un grupo de otros Buscadores que iban a matarle. Basil encuentra un gran tesoro del que forma parte un extraño libro de páginas metálicas. La venta de todo lo encontrado lo convierte en tremendamente rico, por lo que decide volver a la Tierra y quedarse allí viviendo a lo grande. Él y Katryna se despiden de forma un tanto tensa, pero amistosa esta vez.

Meses después, ya en la Tierra, recibe una visita del profesor Olaf Karlson, la persona en manos de quien ha terminado el libro que encontró. Ha logrado traducirlo, y está convencido que es el manual de funcionamiento de un teleportador, una tecnología que los humanos desconocen. Convence a Basil para que lo lleve hasta las ruinas donde halló el libro, cuya localización nunca antes ha revelado.

Basil acompaña al doctor a Marte, pero en su ausencia algo ha cambiado. Al parecer, un movimiento de independentismo xenófobo ha comenzado a extenderse entre los marcianos, algunos de los cuales ahora desprecian a los terrestres y no los quieren en “su” planeta. Comenzó con pintadas en las calles, y ya ha escalado puestos hasta llegar a los actos de terrorismo.

Basil guia a Olaf a las ruinas, pero estas han sido vaciadas de cualquier cosa que quedara en ellas. Un grupo de independentistas intentan matarlos, pero terminan volándose en pedazos a si mismos en medio de una memorable exhibición de torpeza. Sospechando que los terroristas podrían pertenecer a la misma comunidad religiosa que Katryna, Basil vuelve al lugar donde ella le pidió que la llevara la vez anterior, y logra hallar la entrada a su base subterránea.

Como suele ocurrir con todas las sectas, los creyentes han sido convertidos en esclavos de los líderes y su grupo de leales. No pueden abandonar el lugar, y trabajan encadenados para cultivar las judías gigantes que parecen ser la base de la alimentación de los superteistas. Un momento… las judías tamaño normal suelen producir… y estas son judías gigantes… ¿se mantendrá una proporción entre…? ¿y estando en un ambiente cerrado, bajo tierra…?  Bueno, mejor no pensar en ello. Dejémoslo en que no me extraña que sea necesario retener a la gente con cadenas para que no abandonen la comunidad.

Entre los esclavos está Katryna, condenada a trabajos forzados por el líder de la secta, al haber expresado en voz alta que tener contacto con los terrestres no tiene porqué ser necesariamente malo. Basil descubre por ella que la mayor parte de los superteistas han perdido totalmente la fe que les inculcaron las generaciones anteriores. Saben que Marte está siendo colonizado por la Tierra y ansían abandonar la comunidad e integrarse en una sociedad menos cerrada de mente y más tolerante. A partir de este punto, lo que toca es una revolución, levantar a los esclavos, como Espartaco.

Está interesante y crea con poco texto una imagen muy completa y bastante creíble del Marte colonizado. El tema del teleportador parece pasar a segundo plano y hasta abandonarse a favor del de la secta y los terroristas, pero al final todo resultará estar íntimamente relacionado. Y, habiéndose reencontrado Basil y Katryna, y ya sin la interferencia de fanatismos de por medio, la cosa acaba como estáis imaginando. Porque los mundos pueden cambiar y las galaxias desintegrarse, pero…

En fin… Spa fon, terrestres. Y recordad que podéis ver otro libro de este autor pulsando aquí

¡Viva Marte! 1978. Clark Carrados (texto) Desilo (portada). La Conquista del Espacio nº 429. Editorial Bruguera S.A.

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