EL ORÁCULO DE LAS VISIONES ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
¡Hola, amigos cinéfagos!
Esta película tiene algunas similitudes con una que comentamos hace poco, Los guerreros del Bronx. Además de contar con el mismo director/guionista y compartir un par de actores, el protagonista ostenta sobre el capó de su coche un cráneo idéntico a que los Riders llevaban en sus motos. También hay un momento en el que pone música en la radio de su coche y lo que suena es un fragmento de la banda sonora de Los guerreros del Bronx. Las historias no están directamente relacionadas, pero podrían tener lugar perfectamente en distintas épocas del mismo mundo. Esta se orienta más hacia el cine tipo Mad Max que hacia las películas de pandilleros.
La película se filmó en 1983 y tiene lugar en el 2019, por lo que era una proyección de treintaiséis años en el futuro. La amenaza real de
una guerra atómica estaba en su apogeo en los setenta y ochenta. Al ritmo que
proliferaban los arsenales nucleares norteamericanos y rusos, y las relaciones
cada vez más tensas entre estas dos grandes superpotencias, cada año parecía
que fuera a ser el último.
Veamos. Ha tenido lugar un holocausto nuclear y todo está devastado. Los supervivientes que quedan tratan de organizarse en pequeñas comunidades o bandas.
Una de estas bandas es
Los Templarios, al mando de One (Uno) y sus lugartenientes Shadow (Sombra) y Mako
(los mako son una variedad de tiburón). Estos se dedican a exterminar a todos cuantos
encuentran. La intención de One es extinguir a la raza humana para (según
él) purificar el mundo.
Oponiéndose a
ellos está Scorpion, un guerrero errante que se dedica a hacer su vida, pero
sin asentarse en ningún lugar, y a estorbar a los Templarios siempre que tiene
oportunidad. Scorpion fue un Templario en los primeros y confusos tiempos tras el
holocausto, pero terminó abandonándolos cuando se le exigió pasar el rito de
iniciación para ser miembro de pleno derecho de la banda.
Quizá os estaréis
preguntando en que consiste ese rito de iniciación, tan terrible que
impulsó a un tipo duro como Scorpion a alejarse de ellos. ¿Matar a una familia de refugiados?
¿Comerse un bebé? ¿Quemar viva a una anciana? No. El rito de iniciación de los
Templarios consiste en dejarse sodomizar por su líder, estando inmovilizado en
un potro hecho a base de varas de aluminio y tubos de plástico, y con el resto de la banda mirando sin perder detalle.
En su deambular
por el páramo, Scorpion rescata de los Templarios a una mujer a la que estos
persiguen. La chica (Alma) tiene un
hombro dislocado, por lo que Scorpion busca un asentamiento donde dejarla o
donde la puedan curar. A ellos se une Nadir, un antiguo amigo o rival de
Scorpion (o quizá ambas cosas, nunca llega a quedar muy claro), que se dedica
como él a vagar impartiendo su peculiar justicia a base de flechas explosivas.
Son acogidos en
un campamento de oscilacionistas (un grupo religioso pacífico) donde Alma
y Nadir deciden quedarse una temporada. Scorpion vuelve al páramo y poco
después es capturado por los Templarios, que lo fuerzan a pasar por su peculiar rito de iniciación. Esta escena está cortada en algunas versiones.
Al día
siguiente, aprovechando que casi todos los Templarios han abandonado su
campamento para seguir matando gente, Nadir rescata a Scorpion. Ambos toman
entonces la decisión de acabar con los Templarios hasta el último de ellos, y
comienzan a prepararse para una batalla final.
La película no
está mal hecha en realidad, no tiene grandes fallos de guion ni de montaje de escenas. Hay cosas que no se explican, pero tampoco es difícil deducirlas. El gran problema es la falta de presupuesto, que se nota mucho. Pretende mostrar un mundo devastado pero
futurista: pistolas de energía, armaduras transparentes, y cachivaches
tecnológicos con montones de piezas móviles, que no parecen hacer nada concreto. Los vehículos de los protagonistas y los
Templarios parecen más rovers de la NASA que coches, y están llenos de chapas de blindaje y armas: ametralladoras, lanzamisiles,
lanzallamas, taladros gigantes, y sierras saja cabezas. Intenta ser más espectacular que Mad Max 2, pero con una centésima parte de sus recursos.
Todo, desde el aspecto de los Templarios (que visten uniformes de un blanco impoluto con enormes hombreras) hasta detalles como el clásico niño superdotado que es un genio de la mecánica, tiene un aspecto muy chapucero. La película fue demasiado ambiciosa para el presupuesto que tenía, y se filmó a estilo guerrilla, en solo seis meses, y simultáneamente a otras dos (Los guerreros del Bronx y Fuga del Bronx) para maximizar tiempos de rodaje, alquiler de cámaras, personal, y actores. En gran parte, ahí está el encanto del cine serie B.
Puedes ver una reseña sobre otra película post apocalíptica (aunque bastante más bizarra que ésta) pulsando aquí.
I nuovi barbari. 1983. Tito Carpi, Enzo G. Castellari (guion) Enzo G. Castellari
(director) Giancalo Prete, Fred Williamson, George Eastman, Ennio Girolami
(actores principales) Anna Karakis (actriz principal). Deaf International Film.
Distribuida en DVD por Shriek Show.
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