LA DESPENSA
¡Saludos, sedientos y sedientas!
Aquí tenemos un hermoso vaso temático del conde Draco. Vasos con la efigie de este y otros personajes de Barrio Sésamo se han estado entregando este mismo año con los packs de tabletas de chocolate Nestlé Extrafino. Parece que la promoción ya ha terminado, pero aún quedan algunos de estos packs en las tiendas.
El conde Draco es un
clásico vampiro transilvano, y su función principal en el programa era
enseñarnos a contar cantidades pequeñas. Contar cosas le provocaba una gran hilaridad, y tras cada nuevo recuento soltaba una carcajada que era coreada por el retumbar de un trueno. ¿Pero por qué era precisamente un vampiro el que nos enseñaba a contar? No es
casualidad. Hay una relación entre una cosa y la otra, y es un tema
interesante.
Una de las formas que había en la antigüedad de protegerse de los ataques de los vampiros, era tener a mano un cuenco con semillas de cualquier tipo, para esparcirlas en el camino del vampiro si este avanzaba hacia nosotros. Se creía que había algo en la naturaleza del vampiro que le obligaba a contar todas las semillas, no pudiendo retomar su persecución hasta saber cuantas eran. Esta es una enfermedad real llamada aritmomanía, una obsesión compulsiva que obliga a quien la padece a contar cosas, como comprobar cada pocos minutos la cantidad de monedas que lleva en los bolsillos, contar los escalones de las escaleras a medida que los sube o baja, los pasos que da al andar, las letras de las palabras que lee, escribe o pronuncia, etc.
En el caso de los
vampiros, esta necesidad parece agravarse si lo que deben contar son cosas como
semillas de mostaza, lentejas, o huesos de frutas como cerezas o uvas. Quizá esto
tenga alguna relación con la ansiedad por consumir “pequeñas vidas” que Stoker
reflejó en el personaje de Renfield (obsesionado con tragar moscas y otros insectos) porque todas las semillas son en cierto modo pequeñas vidas potenciales.
Los vampiros europeos no son el único caso de monstruos con obsesión por
los números. La India, Sudamérica, China y Japón tienen también sus propios
monstruos locales, variaciones o aproximaciones al mito del vampiro, que no
pueden dejar pasar la oportunidad de contar puñados de habas, granos de arroz,
etc. No sabemos exactamente por qué, pero a los vampiros parece gustarles
contar.
Y es por ello que ahora que tenemos este vaso podemos brindar en honor de todos los mitos sobre vampiros, que tan buenas y entretenidas historias de terror nos han dado a lo largo de los siglos. Y después de brindar podemos dar un trago…
¡Un, un trago, jajajaja! ⚡bruuum
¡Y si luego damos otro ya serán dos, dos tragos, jajajaja! ⚡bruuum
¡Y con otro más ya habremos dado tres, tres tragos, jajajaja! ⚡bruuum
Interesante lo de la aritmomania, en la novela de Joe Abercrombie “La mejor venganza” uno de los personajes sufre de ello, es un sociopata pero le gusta contar.
ResponderEliminar¡Hay! Me olvidé de contestar este 😓. No he leído esa novela, pero este tipo de "manías" relacionadas con el orden son comunes entre sociópatas y psicópatas, así como el coleccionar cosas. Y ahora que lo pienso... ¿Qué hago yo escribiendo un blog dedicado a mostrar las cosas que colecciono? Sospechoso 🤔
EliminarYo he estado a punto de coger el vaso de Coco, pero no como ése tipo de chocolate y no sabría qué hacer con él 😅
ResponderEliminarA alguien conocerás que lo coma. Novio, amigo, vecino, sobrino... Si lo dejas en la nevera común de donde trabajes, sin ponerle nombre, te aseguro que antes de un par de días habrá desaparecido. Si te gusta el vaso, no te prives de él. Quien sabe cuando volverán a sacarlo.
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