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domingo, 6 de marzo de 2022

CUENTOS Y LEYENDAS DE ÁFRICA

EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                  ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              RETOS LITERARIOS 2022

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, ávidos lectores.

Hoy publicamos fuera de nuestro horario normal, porque ayer nos acostamos muy tarde y hoy amanecimos de resaca… un momento ¿de resaca? No, de rolsaca, porque estuvimos roleando a La llamada de Cthulhu hasta horas intempestivas con viejos y nuevos amigos, y se nos pasó por mucho la hora de emisión.

La primera lectura de marzo de nuestro Reto Literario 2022 es la correspondiente al punto “Libro de un autor africano que no escriba ni en inglés ni en francés”. Se da la circunstancia que el autor escogido, Yves Pinguilly, no es africano. Y escribe, precisamente, en francés. A pesar de estos dos pequeños contratiempos, creo que el libro en cuestión es adecuado para cubrir este punto, y paso a explicar el porqué.

El libro es, como indica su título, una recopilación de cuentos y leyendas populares de África. Yves no se los inventó, sino que se dedicó a recogerlos y ponerlos por escrito. Es por ello que considero que el verdadero autor, o en este caso, los verdaderos y anónimos autores de estas leyendas de tradición oral, son africanos. Y respecto al idioma, casi con toda seguridad los verdaderos autores nunca los pusieron por escrito (en eso consiste precisamente la tradición oral) por lo que nunca los escribieron ni en inglés ni en francés, ni en ninguna otra lengua. Algunos lo llamarán hacer trampas… yo lo llamo interpretación creativa de las reglas. Lo que nadie puede negar, es que los autores originales sí eran africanos, y que ellos no pusieron estas historias por escrito ni en francés ni en inglés. Con eso me vale.

El libro recopila diecisiete cuentos. Comienza con un glosario de términos locales y un mapa en el que se nos indica los países de los que los provienen las historias, siendo estos, Burkina Faso, Chad, Costa de Marfil, Ghana, Mali, Ruanda, Senegal y Yibuti.

El estilo de los cuentos es muy similar a las fábulas europeas medievales. Básicamente podemos dividirlos en los mismos dos grandes grupos que encontramos en estas. Por un lado, las historias de carácter moralizante, que conllevan un consejo o enseñanza. Por otro, las que se crearon para tratar de dar una explicación a algo cuyo motivo no se sabía.

En el primer grupo nos encontramos algunas como Abdou, el ciego y el cocodrilo (un cuento de la etnia Oulof, del Senegal), clásica historia en la que alguien se cree más listo que los demás y trata de engañarlos. Abdou mata fortuitamente a un cocodrilo y lo esconde entre unos matorrales. Luego convence al jefe de su poblado que sería buena idea incentivar la caza de cocodrilos entre el pueblo ofreciendo un valioso regalo al primero que lleve uno. El jefe acepta y todos los cazadores del pueblo parten en busca de cocodrilos, menos Abdou. Él ya tiene su presa oculta, y se jacta de ello delante de la chica que le gusta, a la que explica todo su plan tratando de impresionarla con su astucia. Esto es oído por un anciano ciego que pasaba por allí, que reconoce el lugar que Abdou describe y va en busca del cocodrilo muerto, siendo quien termina llevándose la recompensa prometida por el jefe.

Otra historia de este grupo es la de La una es como esta, la otra es como aquella (cuento Sara, del Chad) en la que un anciano y feo viajero es tratado con amabilidad por una hermana, y con desprecio por la otra. La primera le sirve una comida preparada con esmero y se muestra ante él educada y servicial. La segunda le da de comer lo peor que tiene por casa y no cesa de burlarse de sus viejas ropas y su demacrado aspecto. El viajero resulta ser un brujo de los hombres-cocodrilo, que premia a la primera con joyas y a la segunda con pústulas. Todos los cuentos de este grupo siguen el esquema clásico de relatar las acciones de alguien bueno y/o de alguien malvado, mostrándonos que a cada uno le espera un destino forjado a semejanza de sus propios actos.

En el otro grupo tenemos cuentos como Por qué a la pantera se le llenó la piel de manchas y Por qué los animales salvajes viven en la selva (ambos son cuentos Kabiye, de Togo). El propio título ya indica que nos van a narrar el motivo mítico de alguna de las realidades del mundo. Ambos están protagonizados por un matrimonio de arañas, Andjau y su esposa Akpoyo. Son fabulas de animales antropomorfizados que viven en aldeas, se visten, usan herramientas, etc. Las historias de Andjau, la araña que reúne todas las buenas y malas cualidades de los humanos, son de carácter cómico e impredecible. En la primera de ellas, Andjau engaña a una pantera que pretendía burlarse de él para que cargue sobre su cabeza un caldero lleno de sopa hecha con un leproso. Cuando esta lo hace, Andjau rompe el caldero y la turbia sopa cae sobre la pantera, salpicándola entera y cubriéndola de manchas negras, que esta ya nunca puede borrar. Estas manchas las transmite a sus descendientes, explicándose así el que las panteras no tengan manchas y los leopardos sí. A mí me resulta bastante verosímil.

En la otra historia, Por qué los animales salvajes viven en la selva, lo que empieza como una disputa entre Andjou y uno de sus vecinos animales degenera en un conflicto en el que se ve involucrado todo el pueblo y muchos terminan muriendo. El resto huyen espantados a la selva, convencidos de que la convivencia entre ellos es imposible, siendo esta la explicación a que los humanos vivan agrupados en casas y aldeas, y los animales no.

Algunas historias tienen una moraleja que contrasta con lo habitual por lo inusualmente realista. En el cuento La hiena que quería un marido (un cuento tutsi, de Ruanda) la enseñanza es que también es posible llegar a ser rico e importante engañando y abusando de la gente menos inteligente que tú. Y en el ya comentado Por qué los animales salvajes viven en la selva la enseñanza es que hay que aceptar que en ocasiones la maldad triunfa sobre la fuerza, edad y el valor de los seres buenos.     

Una idea que se repite mucho es la de los cambios de piel (que también se da en los cuentos europeos como La princesa cisne) en la que aparecen personajes que, por cubrirse con una capa hecha con piel o plumaje de aun animal, se convierten físicamente en éste. En Elefante primero, elefante siempre (otro cuento de la etnia Sara) se nos cuenta como un joven cazador se queda observando a un grupo de elefantes acercarse a un lago. En lugar de beber, se quitan las pieles de elefante como si fueran túnicas revelando cuerpos humanos bajo estas. El cazador toma a escondidas una de las pieles, y cuando todos salen del lago para marcharse, una joven no encuentra su piel. El resto de la manada de elefantes la rechaza, pues la doble naturaleza de humanos y elefantes es consustancial en ellos. La joven no puede regresar con los suyos hasta que no consiga su piel mágica. El cazador esconde entonces la piel y se presenta ante ella. Le dice que la quiere por esposa, y como no tiene donde ir, la joven acepta. Muchos años después, tras haber tenido cuatro hijos con el hombre, la mujer recupera fortuitamente su piel. Aunque el hombre la ha tratado bien y ha sido feliz a su lado, su antigua doble naturaleza elefantina es demasiado fuerte, y vistiéndose de elefante otra vez regresa a la jungla con su manada.

Otra idea recurrente es la de la reversibilidad de la muerte, pero solo cuando los cuerpos han sido devorados. En Las dos hermanas (un cuento Hutu, de Ruanda), una mujer que debe hacer un largo viaje se come a sus vacas y sus sirvientes, porque no tiene con quien dejarlos. Mas adelante, en un par de ocasiones en que precisa de ellos, vacas y sirvientes brotan de su interior completamente enteros para hacer su voluntad. Y en El cazador más fuerte que el león que se tragó la tempestad (cuento Tutsi, también de Ruanda) un cazador llamado Kawba es salvado de unos terribles monstruos con “cuerpos de fuego, grandes alas, y bocas que se partían en tres hocicos babeantes” por sus perros. Los perros le reclaman entonces un premio a Kawba por salvarle, pero este les dice que no les debe nada porque son sus perros. Los canes, disgustados, lo despedazan y se lo comen. Al volver a casa, la esposa de Kawba les dice que, si su marido ha muerto no tiene sentido seguir alimentándolos, porque son perros cazadores y a ella no le sirven de nada. Viendo que se van a morir de hambre, todos los perros devuelven la porción que se comieron de Kawba. El cuerpo se restaura y vuelve a la vida, haciendo un trato con los perros para llevarse bien a partir de ese momento.

Uno que me ha resultado muy gracioso es Nuez de cola (cuento Senoufo, de Costa de Marfil). En éste, un hombre que está desbrozando el campo es visitado por un grupo de espíritus curiosos que viven cerca de sus tierras. Al ver lo que hace el hombre, deciden imitarle y entre todos los espíritus desbrozan el terreno en un santiamén. Luego el hombre empieza a sembrar, y los espíritus se ponen a sembrar y hacen ellos todo el trabajo. El hombre, viendo que le imitan en todo y le ahorran tiempo y esfuerzo, los deja hacer. Cuando la cosecha empieza a germinar, la mujer del labrador arranca un brote para comerlo tierno, y al verlo los espíritus arrancan todos los brotes, arruinando la cosecha sin saberlo. Enfadado con la mujer, el hombre le da una bofetada, y acuden todos los espíritus a abofetearla, hasta matarla. Luego el hombre se da una palmada a sí mismo tratando de aplastar un mosquito, y los serviciales espíritus acuden en masa y le dan una tremenda paliza, con lo que el hombre termina abandonando sus tierras.

Otra cosa que me ha llamado la atención es la importancia de la repetición de los números. Los números que se repiten son inherentemente mágicos, y se nos habla del bosque con exactamente cuatro mil cuatrocientas cuarenta y cuatro acacias (cuatro veces la cifra cuatro), o del imperio Uagadugu, que fue próspero por estar dividido en trescientas treinta y tres provincias (tres veces la cifra tres).

En líneas generales, una lectura muy amena, como suelen serlo siempre los cuentos. Para el próximo punto del reto, pasaremos de recorrer África de un extremo a otro a encerrarnos entre cuatro paredes para leer el Diario de una invasión zombie, de J. L. Bourne.

Cuentos y leyendas de África. 2000. Yves Pinguilly (texto) Ángel Sanz Martín (portada) Pablo Alonso (ilustraciones) Espasa juvenil nº 131.

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