EL ORÁCULO DE LAS VISIONES ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
¡Hola, amigos cinéfagos!
Hoy tenemos un peplum, que ya hace tiempo que no comentamos ninguno. Se trata de Los titanes, de 1962, que se caracteriza por su tono, mucho más cómico de lo habitual en este género. Las escenas de acción están acompañadas por música más propia de una feria que la que esperaríamos en una producción de este tipo, que tendía más a la épica.
El protagonista es teóricamente un titán, pero su cuerpo es el de un mozalbete no especialmente musculado, que habla y se comporta con notable desparpajo. La primera mitad de historia que nos cuenta no está nada mal, pero luego pierde el norte y termina convirtiéndose en algo caótico.
Cadmos, rey de Creta, acaba de asesinar a su esposa para casarse con su amante, Hermione. Ambos tratan de obtener la aprobación de los dioses, pero estos básicamente les envían a paseo por su nefasta acción y les informan que les van a tener ojeriza a partir de ese momento. La reacción de Cadmos es renegar de todos los dioses y crear una religión propia donde él es el único dios. Cadmos cuenta además con una fuente de aguas termales mágicas que otorgan la invulnerabilidad, y comparte este don con Hermione.
A Zeus (al que llaman Zeus o Júpiter indistintamente) no le sienta muy bien eso de que haya por ahí sueltos un par de blasfemos invulnerables, por lo que libera a Krios, uno de los diez titanes que desde tiempos inmemoriales yacen encadenados en el Hades, y le ofrece un trato. Puesto que Cadmos es físicamente invulnerable, si Krios consigue llevarle de algún modo hasta el Hades, tanto él como sus hermanos titanes quedarán libres.
Krios es el más astuto, pero más débil de los titanes. Aunque tiene una fuerza y agilidad extraordinarias, estas solo están al nivel de un atleta humano muy bien entrenado, sin llegar a extremos verdaderamente sobrenaturales. Además, Zeus le priva de su invulnerabilidad de titán, porque con dos traidores invulnerables libres ya tiene bastantes.
Krios viaja hasta Creta haciéndose pasar por un campesino, justo el día que Antíope, hija de Cadmos, cumple dieciocho años y queda nombrada como vestal de uno de los templos dedicados a su padre. A Antíope eso de una vida de celibato obligatorio no termina de convencerla, pero desde que nació sus instructoras han estado llenándole la cabeza con consignas tales como “Los hombres son feos y brutales, un error que los dioses cometieron al crear a la humanidad” y “Solo los seres inferiores se enfangan en tan bajos sentimientos como el amor”. A pesar de su temprano lavado de cerebro, Antíope se queda prendada de Krios en cuanto lo ve. Se me olvidó decir que además del más astuto de los titanes, Krios es también el más joven y guapo, algo que sin duda ese manipulador de Zeus tuvo en cuenta igualmente al hacer su elección.
Mediante una serie de artimañas Krios logra introducirse en el séquito de zalameros que acompañan a Cadmos todo el día haciéndole la pelota. Traba amistad también con un sirviente mudo llamado Aquiles y un guerrero esclavo llamado Ractor. Al igual que el resto de los cretenses, Aquiles y Ractor desprecian a Cadmos y añoran a los antiguos dioses, por lo que no dudan en ayudarle.
El primer intento de Krios de llevar a Cadmos hasta el Hades mediante engaños fracasa, y a partir de aquí la película se vuelve más inconsistente. Tienen lugar una serie de situaciones típicas del peplum mitológico, como decapitar a una medusa de muy bajo presupuesto, o conseguir unos cuantos objetos mágicos, pero con poca cohesión argumental entre una cosa y otra. También la carga cómica aumenta, pero esto hace a la película menos graciosa, por saturación. El humor inteligente o ingenioso no cansa, pero el que nos ofrecen aquí es un humor muy básico.
El gran problema que tiene la película es que no se decide a ser nada concreto. Es principalmente humorística, pero tiene alguna escena de acción bastante decente. Hay una en particular en la que dos grupos se enfrentan con espadas en la caverna de las aguas termales mágicas. Ninguno de los combatientes se ha bañado en ellas y por tanto no son invulnerables, pero el vapor que emanan las aguas llena la caverna y les regenera las heridas al instante, por lo que se hieren y curan continuamente sin que parezca posible que ninguno de los grupos pueda llegar a imponerse. También tiene muy ligeros toques eróticos, como varias escenas en las que las túnicas de las mujeres se tensan sobre sus pechos marcándoles los pezones de una forma inusual en estas películas, en las que se suele exhibir mucho más el físico de los hombres que el de las mujeres.
Las escenas de combate son en su mayor parte muy benévolas, presentadas como algo cómico y sin consecuencias, y arropadas con música rimbombante, repetitiva y hasta ridícula, y parecen pensadas para un publico infantil. El conjunto es muy extraño porque parece que se empezó a rodar sin tener claro lo que se quería hacer con ella, y el resultado es una mezcolanza de escenas y elementos argumentales sin demasiado sentido.
Hacia el final, cansado de que Krios no logre por sí solo cumplir con la misión que le ha asignado, Zeus libera también al resto de los titanes, todos ellos morenos y peludos, mientras que Krios es rubio y lampiño. Los titanes arremeten contra los guardias de Cadmos al grito de “¡Paso a los barbudos!” y solucionan todo el asunto a golpes, como deberían haber hecho desde el principio.
Hay un momento interesante en el que Krios inicia una revolución popular corriendo entre la gente y gritando “¡Viva la libertad!”. Al principio la gente se lo queda mirando y murmurando como si estuviera loco, pero luego algunos empiezan a repetir el grito. Es una consigna fácil de recordar y que suena bien, y pronto todo el mundo la está gritando y todos corren siguiendo al que corre delante de ellos, quizá sin saber siquiera a donde van. Esto me recordó, salvando las enormes distancias de calidad, a la escena de La vida de Brian en la que al protagonista se le forma una recua de vociferantes creyentes que le persiguen por las calles esperando que les solucione todos los problemas.
La escena más rescatable para mi gusto, dentro del sinsentido general de la película, es una en la que Krios se acerca a la puerta trasera de la fragua de Vulcano y le compra a escondidas a un ciclope un puñado de rayos de Zeus. ¡Trapicheo a nivel olímpico!
Los rayos (representados como varillas de alambre en forma de zigzag) se utilizan durante la lucha final como una especie de granadas, para poder meter explosiones y efectos pirotécnicos en la batalla. El último de los rayos es arrojado por Krios a los pies de Cadmos, haciendo que se abra un túnel directo hasta el Hades por el que este cae aullando debidamente.
No es una película que recomendaría salvo para los muy fanáticos del peplum, y quizá ni eso, ya que se aparta bastante de lo habitual en este género. Se puede ver como curiosidad en todo caso. Entiendo que todo autor trata de darle un toque personal a su obra y hacerla lo más original posible. Esta además fue la primera película de su director, y debía tener prisa por destacar. Pero en mi opinión en este caso el resultado se resiente precisamente por no ceñirse a lo convencional.
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Arrivano i titani. 1962. Duccio Tessari, Ennio de Concini (guion) Duccio Tessari (director) Giulano Gemma, Pedro Armendáriz, Serge Nubret, Gerard Sety (actores principales) Jacqueline Sassard, Antonella Lualdi (actrices principales). Cinedis. Editado en DVD en 2008 por RiderFilms.
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