MENSAJE DEL SUPERVISOR GENERAL: todas las fotos que aparecen con la dirección de este blog sobreimpresionada son de artículos de mi propiedad y han sido realizadas por mí. Todo el texto es propio, aunque puedan haber citas textuales de otros autores y se usen ocasionalmente frases típicas y reconocibles de películas, series o personajes, en cuyo caso siempre aparecerán entrecomilladas y en cursiva. Todos los datos que se facilitan (marcas, fechas, etc) son de dominio público y su veracidad es comprobable. Aún así, al final de la columna de la derecha se ofrece el típico botón de "Denunciar un uso Inadecuado". No creo dar motivos a nadie para pulsarlo, pero ahí esta, simplemente porque tengo la conciencia tranquila a ese respecto... ¡y porque ninguna auténtica base espacial está completa sin su correspondiente botón de autodestrucción!

sábado, 21 de mayo de 2022

SOBRES “SORPRESA MONSTRUO”

  EL ARCHIVO                                                                                                 

Presentado por... Librug.


Bienvenidos al Archivo, investigadores. 

El artículo que presentamos hoy se publicó por primera vez en mayo de 2018, en la revista virtual Figuras en Acción nº 18. El texto es nuestro, pero las imágenes que lo ilustran fueron tomadas de internet, de diversas fuentes, y pertenecen en todos los casos a sus respectivos autores.
Esta es una colección de sobres sorpresa españoles aparecida durante los 80, la época dorada de este tipo de productos. Aunque oficialmente forman parte de la línea de Sobres sorpresa Patapalo, se los llamó Sorpresa Monstruo debido al tamaño de los sobres, mucho mayores de lo habitual en Patapalo.

Un diminuto recuadro en una esquina del sobre nos advierte que el contenido del mismo no guarda relación con la ilustración. Pero el que todas estas ilustraciones fueran de temática fantástica o de ciencia-ficción, junto con la propia palabra “Monstruo” en letras grandes y llamativas, induce a pensar que en realidad la elección de las imágenes se hizo específicamente para hacer creer a los niños lo contrario, y que los compraran (o se los pidieran a sus padres) confiados en encontrarse un puñado de figuritas de monstruos en el interior. 
El contenido de estos sobres era bastante tosco incluso para los estándares de la época. Al abrirlo podríamos encontrarnos con cosas como soldaditos, barcos, aviones, veleros, animales de la selva estilo dunkin… todo ello en plástico monocromo, y en ocasiones reaprovechados de otras colecciones de sobres sorpresa anteriores.

La mayoría de las veces, soldados y vehículos eran planos: láminas de plástico planas esculpidas por las dos caras (a veces solo por una) que a duras penas se mantenían en pie.

En general la calidad del material era muy baja. Las figuras venían todavía prendidas en la colada (la matriz con la que salían de fábrica) y era habitual encontrarse con figuras aplastadas, fundidas o incompletas, por lo que resulta evidente que el producto se embolsaba tal cual sin pasar ningún tipo de revisión ni control de taras.

A pesar del “monstruoso” tamaño del sobre, las figuras del interior eran por lo general pequeñas (unos 2-3cm) y lo cierto es que no había muchas, siendo entre seis y ocho lo normal. La mayor parte del volumen del sobre lo ocupaba la colada, en la que se invertía más plástico que en las figuritas que se podían desprender de ella.

Con mucha suerte, nos podía salir un set de armas (había dos, uno de pistolas de rayos y otro de pistolas y revólveres variados) o herramientas (hachas, serruchos, martillos) que además de tener un esculpido más que aceptable tenían las medidas adecuadas para ponérselas en la mano a una figura de acción del tamaño de un Master del Universo. Estos sets de armas y herramientas, junto con algunos de los varios posibles sets de barcos de guerra o galeones, eran los productos de mejor calidad y acabado que podían obtenerse. Otros, en cambio, resultaba difícil incluso comprender a primera vista que representaban.

A día de hoy, la estrategia de vender un sobre muy grande (en el que se nos muestran cosas como guerreros bárbaros, naves espaciales, mujeres casi desnudas y monstruos) poniendo en su interior un producto de ínfima calidad (y lo que es peor, sin relación alguna con lo que se sugiere que el sobre contiene) me despierta una sonrisa. Incluso aprecio la ironía de que formen parte de una línea de sobres llamada Patapalo, porque hay que ser muy pirata para engañar de forma tan rastrera a un crio.
Personalmente, los que me compraron siendo yo pequeño me provocaron una profunda decepción. Con la impaciencia propia de la niñez, lo primero que hacía al recibir el sobre en mis ansiosas manitas era romperlo lo más rápidamente posible para llegar hasta su “valioso” contenido, y supongo que así obrarían también la mayoría de los críos a los que se les prometían monstruos, bárbaros, dinosaurios y princesas ligeras de ropa, y en lugar de eso se les entregaba media docena de coches planos pésimamente moldeados en un plástico grumoso y con demasiada frecuencia deformados o fundidos. Debido a todo esto, no es de extrañar que la colección no fuese muy popular en su momento y sea poco recordada a día de hoy.

Hay un motivo por el cual no se han incluido aquí fotos del contenido de los sobres, y es porque, como ya se ha dicho y salvo las excepciones citadas, la calidad del mismo dejaba bastante que desear. Con la ventaja que da la retrospectiva, ahora comprendo que el auténtico valor de estos sobres estaba en el propio sobre, no en las baratijas que contenía. Porque si bien el contenido del sobre no era gran cosa (hoy en día sí podría tener un cierto valor como curiosidad) las ilustraciones de los sobres son un maravilloso set de dibujos coloreados a la acuarela, y no mediante la horrible fotoimpresión de punteado.

Aunque no hay ningún catalogo ni registro de producción de esta colección, sí hay un consenso generalizado entre los coleccionistas respecto a que salieron a la venta dieciocho modelos de sobres diferentes. Siempre he sido coleccionista de álbumes de cromos de temática fantástica o monstruosa, y para mí estos sobres son como cromos gigantes.

Debido al paso del tiempo, es difícil encontrar sobres en buen estado. La propia colada del interior suele perforar el fino papel del envoltorio, y por lo general los sobres presentan numerosas arrugas. Sin embargo, una vez abiertos con cuidado y planchados, tienen un aspecto magnífico.
No he podido averiguar quién o quiénes fueron los artistas, porque sería interesante hacer un seguimiento de las ilustraciones que hicieron para otros productos. Catorce de las dieciocho ilustraciones tienen un estilo gráfico y conceptual tan similar que probablemente fueron hechas por una misma persona, mientras que las otras cuatro tienen un estilo diferente. La mayoría de las ilustraciones son de temática fantástica-épica (la fiebre de Conan el Bárbaro y sus infinitas imitaciones estaba en pleno apogeo) pero también encontramos entre ellas una clara referencia a Tarzán de los Monos, a un simio gigante sospechosamente parecido a King Kong, y un cohete espacial siendo devorado por una descomunal iguana alienígena.

Algunas de estas ilustraciones no se considerarían aptas hoy en día para un público infantil (especialmente la del peludo hombre-cabra llevándose a una adolescente escasamente vestida, con quien sabe que pérfido propósito, o la del guerrero posando junto a una esclava desnuda, encadenada a sus pies, que además no parece estar especialmente descontenta con su situación) pero hace treinta o cuarenta años era algo normal. A fin de cuentas, también las colecciones de cromos de monstruos de la época eran un auténtico muestrario de deformaciones y mutilaciones y se vendían como un producto para niños. Y precisamente porque los tiempos cambian y con ellos el concepto de juguete, es interesante recordar de vez en cuando los juguetes de otras épocas, que respondían a realidades sociales tan diferentes de la actual.

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