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sábado, 9 de julio de 2022

LA NOCHE DE AMÉRICA AGONIZANTE

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, madames y monsieurs.

Hoy tenemos en la carta un Garland Gran Reserva cosecha del 76, para los paladares bolsilibreros más exquisitos. Ya me dirán tras probarlo que les ha parecido.

Nuestro protagonista se llama Stan Zodiak, y es agente de una agencia gubernamental estadounidense ficticia pero equivalente, por lo que se ve, a la C.I.A. Stan nos cuenta la historia en primera persona, haciéndonos partícipes de sus reflexiones. Esto es importante porque el volumen de páginas que el texto dedica a mostrarnos el desagrado y las dudas de Stan hacia la misión que la agencia le encomienda es mayor que el dedicado a llevar a cabo dicha misión. 

¿Cuál es esa misión tan terrible? Debe matar a una persona que puede poner en peligro todo el continente americano, e incluso todo el planeta. A primera vista no parece un encargo muy descabellado para un agente tipo James Bond. Su objetivo, sin embargo, no es un sanguinario terrorista internacional ni algún belicoso dictador. Es un bebé de ocho meses. Ese es el peligroso individuo al que debe matar a toda costa por el bien del mundo libre.

Stan pide más detalles ¿Por qué ese bebé es peligroso? ¿Qué ha hecho que amerite su ejecución sin ningún tipo de juicio ni intento de rehabilitación? Sus jefes le indican que el asunto es secreto, y que solo le informarán de los detalles una vez acepte la misión. El problema es que, si una vez acepte llevarla a cabo y reciba la información, se hecha para atrás, será ejecutado por razones de seguridad. Y si directamente no acepta la misión será expulsado de la agencia y entrará en la lista de sospechosos de traición al estado, lo que implica la pérdida de su pasaporte, permiso de trabajo, congelación de sus cuentas, y básicamente hacerle la vida imposible hasta convertirle en un mendigo por el resto de su vida, todo de forma legal.

En un principio Stan se niega. Cree que podrá sobrellevar de algún modo ese vacío económico que se va a crear en torno a él, pero la agencia envía agentes y policías a intimidar a sus familiares y amigos, y les advierten que, si le prestan dinero o alguna otra clase de ayuda, ellos también podrían ser considerados sospechosos de traición y correr la misma suerte. Al día siguiente de haber rechazado la misión, a Stan ya solo le quedan once dólares en efectivo, no tiene acceso a sus ahorros ni posibilidad de trabajar. Ni tan solo tiene ya el derecho a casarse con su novia Opale, algo que llevaban planeando desde hace tiempo y en teoría deberían haber hecho en breve. 

Stan se da cuenta que su situación es insostenible y acepta la misión. Lo que se le revela a continuación es una grabación obtenida por el profesor Farentino, uno de los científicos de la agencia. Farentino está trabajando en una máquina del tiempo. Aún le falta mucho para estar lista y poder transportar materia, pero en las pruebas que ha estado realizando con ella, ha logrado captar y grabar emisiones de televisión de cuarenta años en el futuro. 

Lo que muestran esas emisiones es la América agonizante del título. Una época en la que alguien que se hace llamar el Dominador se ha apoderado de América. Es un hombre enorme, un rubio, sonriente y musculoso titán que viste un estrafalario traje a medio camino entre los uniformes del Capitán América y Supermán, incluida una gran capa azul. Desfila por las calles a la cabeza de un ejército, y la gente le aclama casi como a un dios. La gente blanca, al menos, ya que todas las otras etnias han sido diezmadas, y los que quedan están encerrados en mugrientos guetos verjados. 

Sin dejar de sonreír y hablar de forma grandilocuente, el Dominador llega hasta uno de esos guetos donde se acinan miles de negros, y ordena a su ejército de soldados enmascarados que los ejecuten a todos, a la vista de su entusiasmado público. 

Y el Dominador es, efectivamente, en lo que se convertirá dentro de cuarenta años ese bebé que ahora Stan debe encontrar y matar, y que por el momento el mayor crimen que ha cometido es despertar a sus padres por las noches con sus lloros.  

A pesar de todo lo que sus superiores le aseguran (y amenazan), Stan sigue sin hacerse a la idea de matar a un niño de ocho meses. Mientras la agencia estudia las pruebas de que disponen tratando de averiguar la identidad del niño para poder ubicarlo, Stan busca una solución alternativa. Consulta al profesor Farentino sobre la posibilidad de enviarle a él cuarenta años al futuro, para que así su objetivo sea un hombre ya adulto y que ya ha cometido crímenes que justifiquen su muerte. 

Farentino le confiesa que en realidad su maquina ya está bastante avanzada para enviar seres vivos a través del tiempo, pero que las posibilidades de reintegrarlos con éxito son mínimas, y además no tiene potencia suficiente para un salto de cuarenta años, y solo podría enviarlo a veinte, como mucho. A Stan eso le parece un plan más aceptable que matar a un niño, y junto con un amigo que le servirá de refuerzo, salta veinte años en el futuro.

Reaparecen en el 2005, lo que significa que la historia empieza en 1985 (el bolsilibro se escribió en 1976). Tras investigar un poco (y alarmarse ante la espectacular subida de precios de esos veinte años) son capturados por un grupo de los soldados enmascarados del Dominador. Pero en realidad el Dominador del año 2005 no ha formado aún este cuerpo de tropas. Los soldados han sido enviados veinte años al pasado desde el 2025 por el Dominador de cuarenta años. En ese futuro la máquina del tiempo del profesor Farentino ya está perfeccionada, y de algún modo el Dominador de 2025 ha averiguado los planes de Stan y ha enviado a sus tropas a por él al 2005. Es posible que al alcanzar el poder tuviera acceso a los informes secretos de la agencia y que allí se indicara que 1985 uno de sus agentes fue enviado al 2005. ¡Ese tipo de cosas pasan cuando juegas con el tiempo! 

Los soldados del Dominador de 2025 llevan a Stan y su amigo ante la presencia del Dominador de 2005, al que ya han puesto al corriente de todo. Este ni tan solo ha adoptado todavía el aspecto de superhéroe que tenía en la grabación, ni tampoco ese apodo, refiriéndose a sí mismo por el nombre de Lien. Stan emplea entonces un poder mental sacado de la manga y un micro explosivo que llevaba disimulado entre sus cabellos para crear un pequeño caos entre sus captores, y en la lucha subsiguiente un disparo láser perdido alcanza a Lien, acabando con él. Stan y su amigo vuelven entonces a su propia época, aparentemente por medio de un receptor especial instalado en el cerebro de Stan. El asunto del poder mental y el receptor no quedan nada claros y parecen un recurso del autor para poder salir del paso rápidamente, debido al escaso numero de páginas que le quedaban para desarrollar el final de la historia.

De regreso a su época y a su vida, con sus derechos restablecidos, Stan reflexiona junto a Opale sobre las extrañas implicaciones de su misión. Al acomodar en su cuna a Neil (el sobrino de Opale, al que están cuidando esa noche) Stan cae en la cuenta que el pequeño tiene ocho meses, que Neil es Lien al revés, y que este tiene una marca de nacimiento en la espalda idéntica a la que le vio al futuro Dominador cuando el rayo láser que le mató abrasó sus ropas.   

Las historias de viajes en el tiempo suelen plantear más dudas de las que resuelven. Si el futuro Dominador es realmente su sobrino, al ser alguien cercano a él y en el que puede influir ¿podría de algún modo cambiar su carácter y forma de pensar? ¿Hacer que el Dominador jamás exista sin necesidad de matar a la persona que acabará convirtiéndose en él? Pero si lo consigue y Neil nunca llega a convertirse en una amenaza, él no será enviado al futuro a detenerlo, nunca averiguará que el Dominador es Neil y por tanto no hará nada en el pasado por cambiarlo, con lo que este sí se terminará convirtiendo en el Dominador

Quizá será mejor dejar al tiempo tranquilo y repasar otro libro de este autor pulsando aquí.

La noche de América agonizante. 1976. Curtis Garland [Juan Gallardo Muñoz]. La conquista del espacio nº 329. Editorial Bruguera S.A.

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