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martes, 13 de septiembre de 2022

EL ROSTRO DE LA VENGANZA

 EL ORÁCULO DE LAS VISIONES                                                                                     ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                                                                                                                       

Presentado por... Pecky.
 

¡Hola, amigos cinéfagos!

Esta es una película muy poco conocida de George A. Romero. El título original es Bruiser (Matón) pero en los países de habla hispana se la distribuyó bajo los títulos de El rostro de la venganza y La mitad diabólica.

El protagonista, Henry, es un hombre que siempre ha tratado de ser todo lo que la sociedad esperaba de él: educado, formal, fiel esposo, hogareño, proveedor, empleado modélico… lo que ha obtenido de todo ello es un sueldo del que no disfruta porque se lo gasta Janine, su esposa, que solo le dirige la palabra para quejarse, y un supuesto amigo contable que le roba lo que su mujer no tiene tiempo de gastar. 

Janine se limita a vivir a costa de Henry sin aportar nada a la relación, y duerme hasta tarde porque se pasa las noches de fiesta, sin él. En la oficina casi todos lo ignoran, no le devuelven el saludo o lo dejan con la palabra en la boca. El peor de todos es su jefe, Milo, un estúpido egocéntrico al que le gusta ridiculizar a sus empleados y parece cebarse especialmente en Henry. Pero Henry lo resiste todo, porque se supone que eso es lo que debe hacer un buen hombre. 

Entre las pocas personas que le tratan decentemente está Rosemary, la esposa de Milo. Ella sabe que su marido la está engañando con otra pero no le deja, en parte por miedo a su reacción, y en parte porque se ha acostumbrado al alto nivel económico que este le proporciona. 

En el mundo de Henry y Rosemary la imagen lo es todo. La empresa de Milo se dedica a buscar nuevas modelos y lanzarlas a la fama para posar en portadas de revistas de moda, y de ahí pasar a películas y otros proyectos. Es una fábrica de caras bonitas, por decirlo así. Henry también se desvive por mantener su imagen de buen esposo y trabajador abnegado, pero cada vez con más frecuencia fantasea con suicidarse o asesinar a los que lo ridiculizan o ignoran. Por su parte, Rosemary se refugia en su arte para sobrellevar su vida de millonaria amargada: le gusta fabricar máscaras y decorarlas con un toque estrambótico o siniestro. 

Durante una fiesta de asistencia obligatoria que Milo da en su lujosa mansión, Rosemary hace mascaras para los invitados usando como moldes sus propias caras, que luego ellos mismos deben decorar. Henry acude con su mujer, como el resto de empleados. Rosemary se lo lleva aparte un momento para moldear su máscara y le pide que la pinte. Cuando se reincorpora a la fiesta, Henry ve a su mujer “masajeando” (por no utilizar otra palabra que también empieza por mas… y termina por …ando) a Milo casi a la vista de todos. 

Esta última humillación trastoca a Henry, que al día siguiente se despierta sin rostro. Lo primero que piensa es que tiene algo pegado a la piel, pero los intentos de arrancarlo solo le dejan arañazos en la cara. Finalmente acepta que ahora esa es realmente su cara: neutra, sin rasgos, sin color. Una cara anónima perfecta. 

Al principio esto le preocupa, pero luego lo encuentra liberador. Al no tener rostro no tiene que dar la cara ante nadie. Su personalidad cambia radicalmente, tal como les ocurre a muchos superhéroes y supervillanos cuando abandonan su aspecto cotidiano y se cubren la cara con una máscara, o antifaz, o alteran mágicamente su aspecto. O como ocurre también con la gente común que se refugia en el anonimato de los apodos y avatares de Internet, por la errónea creencia de que no pueden ser identificados o reconocidos. 

Henry no lleva máscara, pero tampoco tiene rostro, y eso le impulsa a arremeter contra aquellos a los que considera culpables de sus desgracias. Una de sus víctimas es, naturalmente, su infiel esposa, pero la muerte de esta y las circunstancias en las que se produce dejan en evidencia que ella y Milo eran amantes, y esto hace que la policía centre sus sospechas en Rosemary. 

Henry se vuelve entonces más cauteloso. Su objetivo final es el propio Milo, y quiere que su muerte sea algo a lo grande, pero también quiere que la esposa de este quede exonerada de toda sospecha. Llama a un programa de radio que emite en directo y confiesa todos los crímenes, pero confesar y entregarse son cosas muy diferentes, porque aún tiene trabajo que hacer. A fin de vengarse de Milo, convertirá otra de sus orgiásticas fiestas (de disfraces y de asistencia obligatoria para todos sus empleados) en una trampa de la que este no saldrá vivo. 

Henry logra matar a Milo a la vista de todos, dejándolo suspendido del techo antes de acabar con él, y lo hace de forma que la suya sea una muerte ridícula. Esta escena me recordó al cuento de Edgard Allan Poe Hop-frog, y pienso que pudiera ser un homenaje a este o estar inspirado en él de algún modo. 

Tras su último crimen Henry recupera espontáneamente su cara, pero reniega de su identidad. A modo de epilogo se nos muestra cómo, con una ropa y actitud totalmente diferentes, y suponemos que bajo un nombre falso, hace de chico de los recados en la oficina de otra empresa. Uno de sus jefes descarga sus iras sobre él de forma totalmente injusta, y el rostro de Henry vuelve a desaparecer. Se nos presenta esto como queriendo decirnos que en adelante será una especie de vengador de afrentas, un superhéroe psicópata que en lugar de ir enmascarado, actúa “descarado”. Es un final extraño y algo cómico, que contrasta mucho con el carácter que la película ha tenido hasta ese momento.    

Tiene muchos detallitos que juegan con el concepto de la identidad, de hasta qué punto es real la imagen que damos de nosotros mismos a los demás. Cuando Henry pierde la cara yo pensaba que estaba trastocado y se veía a sí mismo sin rostro, pero lo conservaba intacto. Más adelante se nos muestra que no es así, que no se trata de una paranoia suya y que realmente ha perdido la cara. Su no-rostro le confiere ese anonimato que siempre ha despreciado, intentando destacar a ojos de los demás, pero que ahora busca ansiosamente. A la vez, su no-rostro llama más la atención que la cara común y corriente de un desconocido, y Henry se maquilla con cremas para darle un tono de color similar al de su piel. 

Su arma preferida parece ser una vulgar pistola automática, algo que le permite matar sin entrar en contacto con la víctima, mientras que la inmensa mayoría de psicópatas cinematográficos prefieren las armas cuerpo a cuerpo. La cercanía, el matar a alguien con el que estás en el intimo contacto del cuerpo a cuerpo tiene una implicación personal que este tipo de asesinos siempre parecen buscar, mientras que matar a distancia, con un arma de fuego, es muy impersonal. 

Henry es eso, un asesino impersonal, con un rostro en blanco, y un nombre vulgar. No es un Cara de cuero ni un Eso, es simplemente Henry. Cuando se produce su transformación y empuña la pistola, una de las primeras cosas que hace con ella es disparar contra su propio carnet de identidad. Y lo hace estando a medio vestir (despojado de ropas y artificios identitarios). Es el anonimato encarnado.

Hacia el final, en la fiesta de disfraces, Henry esconde su no-cara ya maquillada bajo una máscara, que a su vez está pintada. Son capas de disfraces una encima de otra, que quizá (Romero solía ser muy alegórico en sus obras personales, como esta) quiera indicarnos que Henry no es capaz de establecer su verdadera identidad, o su lugar o función en el mundo.

Es una película interesante, pero le faltó un poco de gancho, un par de muertes extra, quizá ser un poco más convencional y más comercial para llegar mejor al público y ser recordada. El siempre difícil equilibrio entre hacer las cosas como tú sientes que deben ser, y hacerlas de forma que le gusten a aquellos a quienes van dirigidas. Cuando se estrenó pasó bastante desapercibida, como el propio Henry antes de quedarse sin cara.

Bruiser. 2000. George A. Romero (guion y dirección) Jason Flemyng, Peter Stormare (actores principales) Leslie Hope, Nina Garbiras (actrices principales). Barenholtz. Editado en DVD en 2001 por Lauren Films. 

5 comentarios:

  1. No he entendido lo de que despierta sin cara. ¿Despierta con la cara toda lisa, sin rasgos y, por tanto, sin sentidos, o despierta con la cara blanca neutra que parece la máscara?
    Igualmente, en ambos casos, tiene que pasar de desapercibido a que lo mire todo el mundo, porque eso es muy llamativo y llamaría la atención de cara a cometer los asesinatos.
    Y, por otra parte, sobre todo en el caso de que su cara fuera lisa totalmente, ¿cómo ve las cosas? ¿Cómo sabe dónde ir y dónde están las cosas para cogerlas o las personas para no chocar con ellas y saber quién es para matarlo o no?

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    1. Despierta con el aspecto con que se le ve en la última imagen que puse. Puede ver, respirar y hablar normalmente porque tiene las aberturas justas para eso, pero aunque no las tuviera daría igual. El cambio que sufre no es algo natural, así que tampoco podríamos acogernos a unas leyes físicas sensatas para justificar que pudiera ver careciendo de ojos funcionales. Es como tratar de buscarle la lógica a que Eric Draven vuelva a la vida porque un cuervo se posa en su tumba, por ejemplo. Simplemente ocurre.
      Y sí, llama más la atención así que con una cara normal, igual que si fuera por la calle con un pasamontañas o una máscara (de ahí que se maquille) pero nadie lo reconoce hasta que él deja claro quién es, y eso parece ser lo más importante para él.

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    2. Ah, vale. Gracias por la aclaración 🤗

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  2. La primera vez que se despierta con la máscara oye los pensamientos de la criada que no para de insultarlo, no recuerdo bien si era un poder o paranoia del protagonista.

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    1. Cierto, él oye la voz de la criada y al mismo tiempo una segunda voz que es lo que ella está pensando en realidad mientras le habla. Me inclino a pensar que es un poder asociado a la alteración que ha sufrido. Si el resto de gente viera su rostro de siempre y lo de verse la cara sin rasgos fuera solo cosa suya se podría interpretar como que el oír voces es otra paranoia. Pero siendo lo de su cara una transformación real que todo el mundo percibe, entiendo que lo de oír la verdad detrás de lo que le dice la gente es alguna clase de poder. Como si, a cambio de no tener rostro, los demás no pudieran "enmascarar" la verdad ante él.

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