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lunes, 12 de septiembre de 2022

EL LIBRO DE LA JUNGLA

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                  ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              RETOS LITERARIOS 2022

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, ávidos lectores.

Para el punto “un libro que haya sido llevado a la gran pantalla en animación” de nuestro Reto Literario 2022, he escogido El libro de la jungla, de Rudyard Kipling. Ha sido adaptado varias veces tanto a la gran como a la pequeña pantalla, y tanto en imagen real como en animación. La versión más conocida probablemente sea la adaptación que hizo Disney en 1967. 

El libro de la jungla no trata únicamente sobre Mowgli. Es una recopilación de cuentos, la mayoría los cuales sí tienen que ver con él. Los otros son historias independientes. Los protagonistas siempre son niños, o animales que, sin estar antropomorfizados, hablan un idioma común y tienen rasgos humanos como (en el caso del ciclo de Mowgli) un consejo de sabios que actúa como juez en las disputas. Los cuentos contenidos en el libro son los siguientes:

Los hermanos de Mowgli: la historia tiene lugar en una jungla de la India. Padre Lobo encuentra a un niño humano de apenas un año casi en la entrada de su guarida, y lo mete en esta. Allí, Madre Loba, que ha tenido recientemente una camada de lobeznos, lo amamanta como a uno más de sus cachorros. 

Poco después se presenta allí Shere Khan, el tigre de bengala, y exige a Padre Lobo que le entregue al muchacho. Ha atacado a unos humanos y estos, al huir de él, han perdido al niño. Shere Khan lo reclama como su presa, pero la pareja de lobos se niega a entregarlo, y apelan al consejo de la manada. 

El consejo determina que, si dos animales que no pertenezcan a su familia adoptiva hablan en favor del chico, al que los lobos llaman Mowgli, este será considerado un lobo más. En caso contrario, será considerado una presa y Shere Khan tendrá legítimo derecho a devorarlo. Todos temen al feroz y sanguinario Shere Khan, pero aun así dos animales igualmente feroces salen en defensa del niño. Uno es Baloo, un oso pardo que acostumbra a adiestrar a los lobeznos y no ve diferencia entre estos y Mowgli. El otro es Bagheera, una pantera que estuvo una temporada cautiva de los humanos. Bagheera logró escapar y tuvo que readaptarse a la vida en la jungla. Por su propia experiencia, comprende que Mowgli no podrá vivir por siempre en la jungla y deberá readaptarse a vivir con los humanos, haciendo su mismo camino, pero a la inversa. 

Pasan diez años, y Shere Khan sigue molesto por habérsele negado su presa humana. Empieza a envenenar las mentes del consejo de la manada y poco a poco pone a la mayoría de su parte. Sabiendo cuales son las intenciones de Shere Khan, Bagheera incita a Mowgli a acercarse a un poblado humano y apoderase de su misteriosa y poderosa flor roja (el fuego). Mowgli lo hace y acude al consejo con un recipiente lleno de brasas, donde le recibe un mar de miradas hostiles, y Shere Khan ocupa ahora un puesto de privilegio. 

Solo diez lobos están de parte de Mowgli, y el chico reniega del resto del consejo. Enfurecido, arroja las brasas al suelo y provoca el pánico cuando los matojos secos que lo cubren empiezan a arder. Agarrando una rama en llamas, Mowgli salta sobre Shere Khan y le golpea en la cara con la improvisada antorcha hasta ponerlo en fuga. 

A pesar de su triunfo, Mowgli se echa a llorar porque comprende al fin que no es un animal como el resto, ya que sabe usar el fuego, como los hombres. Se despide de sus hermanos lobos y sus amigos animales, y se marcha de vuelta al pueblo en el que robó el fuego, aceptando su destino como ser humano.

La caza de Kaa: la segunda historia de Mowgli tiene lugar en algún momento entre el inicio y el final de la anterior. Mowgli aún está entre los animales, aprendiendo a ser uno de ellos. Acompañando a Baloo y Bagheera por la jungla conoce a los monos, de los que estos siempre lo han mantenido apartado. 

Los monos son una algarabía de criaturas escandalosas y molestas que se dedican a lanzar desperdicios a los otros animales y burlarse de ellos. Al principio los monos le hablan a Mowgli y le prometen convertirlo en su rey, le dan frutos de las copas de los árboles que él aún no había probado por estar fuera de su alcance, y le presentan un futuro maravilloso a su lado. Baloo y Bagheera le advierten que se aparte de ellos, que no son más que unos liantes, y Mowgli les hace caso a regañadientes. Al ver esto, los monos raptan a Mowgli, agarrándolo entre varios cuando está distraído y llevándoselo por las ramas de los árboles, donde sus amigos no pueden alcanzarlos. 

Un buitre ve como los monos se lanzan al chico unos a otros, y advierte a Baloo y Bagheera que lo están llevando a una antigua ciudad de piedra que los humanos abandonaron a la jungla siglos atrás. El oso y la pantera piden entonces ayuda a Kaa, la serpiente pitón. Es el único depredador al que los monos realmente temen, pues puede ascender en completo silencio hasta lo más alto de los árboles. 

Los monos llevan a Mowgli hasta las ruinas. Es una zona de la jungla en la que el chico nunca ha estado, y no sabe cómo volver desde allí a su terreno de caza habitual. Los monos son inconstantes, y una vez se han apoderado de Mowgli se aburren rápidamente de él y dejan de atenderle. 

Baloo, Bagheera y Kaa llegan hasta la ciudad de piedra y la atacan. Los monos lanzan sus gritos de alarma y cientos de ellos comienzan a congregarse desde todos los rincones de la jungla. Baloo y Bagheera hacen una masacre entre los monos, que por su parte no cesan de caerles encima dándoles golpes y llenándolos de heridas. Finalmente, Kaa lanza un largo y penetrante siseo que los monos reconocen, y les hace huir aterrorizados. 

Cubierto de sangre tanto propia como ajena, Baloo localiza la sala en la que los monos han encerrado a Mowgli y embiste el muro hasta derribarlo. Mowgli, una vez libre y enterado de todo, le promete amistad eterna a Kaa. La pitón se limita a mirar de reojo a los monos que quedan en las ruinas, que la observan paralizados de terror, y le dice al niño que se marche de allí porque no le va a gustar lo que pasará a continuación. 

Kaa comienza a danzar, hipnotizando a los monos con su mirada y sinuosos movimientos. Incapaces de resistirse al hechizo, los monos avanzan mecánicamente hacia Kaa para que este los devore. Baloo y Bagheera quedan igualmente hipnotizados por la danza de Kaa y avanzan también, hasta que Mowgli los toca, haciéndolos reaccionar. Baloo y Bagheera huyen entonces aterrados de las ruinas, seguidos por Mowgli, que no acaba de entender lo ocurrido. 

Una vez a salvo, Baloo da una paliza a Mowgli para que aprenda a ser más precavido en el futuro. Incapaz de andar después de los golpes que le atiza el oso, el chico se tumba en el lomo de Bagheera, que lo lleva hasta el cubil de su familia lupina.    

¡Tigre!¡Tigre!: la tercera historia continúa directamente el final de la primera. Mowgli llega hasta un poblado humano, buscando entre ellos la hermandad que ya no siente hacia los animales de la jungla. Como nunca ha empleado ropa, se presenta en el pueblo desnudo, y las docenas de terribles cicatrices que cubren su cuerpo, resultado de diez años de mordiscos y zarpazos, son del todo evidentes. Un sacerdote, al verlo, comprende que es un niño criado por animales, y lo llama el niño-lobo. 

Una mujer del pueblo lo adopta y lo bautiza como Nathoo. Mowgli tiene que acostumbrarse a su nuevo nombre, y a cosas que nunca ha necesitado, como llevar ropa, usar dinero para obtener comida, jugar con otros niños, estudiar, trabajar… todas las cuales le suponen un incomprensible fastidio. Aun así, Mowgli aprende el idioma de los hombres, empieza a participar de sus conversaciones, y gracias a ello se entera que los humanos también temen a Shere Khan, que ronda por la zona y ataca a sus rebaños de búfalos.

Mowgli sigue en contacto con Hermano Gris, uno de los lobos de su camada con el que se reúne en secreto a las afueras del pueblo. Junto a este y otros animales traza un plan para acabar con el tigre. Consigue atraparle en medio de una estampida de búfalos, y Shere Khan muere aplastado por estos. El muchacho desuella al tigre y lleva la piel a la aldea. Sin embargo, un hombre del pueblo que le vio desollar al tigre y pretendía robarle la piel, ha presenciado como el chico le daba órdenes a un lobo y éste las obedecía al punto. 

Cuando Mowgli regresa al pueblo es recibido a pedradas y tiros de mosquete al grito de “¡Hechicero! ¡Hechicero!”. Solo su madre adoptiva sale en su defensa, pero incluso ella le pide que huya a la selva, porque si se queda en el pueblo le matarán. 

Mowgli le indica a su madre adoptiva (que, aunque ambos lo ignoran, es su madre biológica, la que le perdió en la jungla diez años atrás) que se ponga a cubierto. A continuación ordena a los búfalos que arrasen el poblado. Dándole la espalda a la multitud, se interna en la jungla escoltado por un grupo de lobos, mientras los búfalos aplastan a los aldeanos. La historia termina diciéndonos que muchos años después, siendo ya un adulto, Mowgli volvió a salir de la selva y se casó, sin dar ningún otro dato al respecto.     

La foca blanca: Kotick es un cachorro de foca nacido en la isla de San Pablo (Mar de Bering). Tiene la particularidad de tener la piel completamente blanca en lugar de gris, lo que despierta admiración, curiosidad y hasta rechazo entre las otras focas. Su infancia es feliz y despreocupada, jugando con los otros cachorros de foca y aprendiendo a nadar y pescar. 

Un día ve aparecer a un grupo de cazadores de focas. Es la primera vez que Kotick ve humanos, y guiada por la curiosidad, va hacia ellos. Los cazadores son supersticiosos, y creen que matar a una foca blanca va a darles mala suerte, así que no la tocan. Pero otras doscientas focas son desolladas delante de Kotick, que lo observa todo horrorizado sin entender el porqué de lo que está pasando.  

Kotick corre a informar a sus padres de lo ocurrido, creyendo que se trata de algo inusual, pero estos le responden que eso siempre ha sido así y no se pude hacer nada al respecto. Que los hombres nunca los matan a todos, solo a unos pocos, por lo que no representan un gran peligro. A Kotick ésta explicación no le convence, y decide dedicarse a buscar un lugar donde las focas puedan vivir sin que ningún depredador les moleste. 

Durante años, en lugar de limitarse a engordar y aparearse como toda foca decente, Kotick invierte sus energías en viajar, explorando cada isla, cada costa, cada témpano de hielo que queda a su alcance. Pero no encuentra ningún lugar más seguro que el propio hábitat de su tribu de focas. Los humanos parecen ser capaces de llegar a cualquier lugar al que puedan llegar las focas, y si no lo hacen es porque el lugar es también inhabitable para las focas. 

En uno de sus viajes conoce a unos nuevos animales, los manatíes, que le impresionan por su tamaño y sus aletas articuladas. Los manatíes conocen una playa situada entre acantilados y arrecifes, a la que los hombres no pueden llegar sin correr un peligro excesivo. Vuelve rápidamente con su tribu para informales del hallazgo, pero nadie le toma en serio. Kotick jamás ha competido con otro macho por el derecho a establecer un criadero, y eso hace que no tenga estatus en la tribu. 

Enfurecido por la pasividad de los suyos, Kotick arremete contra los machos uno tras otro. Sus continuos viajes han fortalecido su cuerpo hasta tal punto que el resto de machos, que se han dedicado a echar tripa tumbados en la playa, no pueden enfrentarse a él. Kotick se convierte así en el líder de las focas, y las guía a la recóndita playa de los manatíes, donde conviven con estas a salvo de los humanos. 

Rikki-tikki-tavi: Rikki-tikki es una joven mangosta macho a la que una fuerte tormenta deja empapada y casi muerta. Un niño la encuentra y se la lleva a la granja de su familia. La seca y envuelve en algodón para que mantenga el calor, hasta que Rikki-tikki se recupera. Guiada por una insaciable curiosidad, la mangosta se dedica a explorar toda la casa de arriba abajo, meterse en cada rincón, husmear entre la ropa de la gente y trepar a sus hombros. El animal es adoptado por la familia, aunque lo cierto es que les habría resultado muy difícil echarlo de la casa. 

Un día, Rikki-tikki oye llorar a un pájaro fuera de la casa. Le pregunta al pájaro que le ocurre, y este le contesta que uno de sus polluelos ha caído del nido, y una cobra negra se lo ha tragado. La serpiente sigue al pie del árbol, esperando a que caiga otro. 

Hay un indisoluble lazo de odio entre mangostas y serpientes, una mutua depredación. Mientras la mangosta y la cobra se miran y calibran, una segunda cobra negra ataca por la espalda a Rikki-tikki y este se ve obligado a retirarse, consciente de no ser rival para dos cobras adultas. Poco después ve como otra serpiente, una pequeña pero extremadamente venenosa serpiente parda se dispone a morder al niño que lo encontró. Irguiéndose sobre las patas traseras, la mangosta salta sobre la serpiente parda y la mata delante de toda la familia, lo que le hace ganar puntos a ojos de los humanos.

Esa misma noche, Nag, el macho de las dos cobras negras, entra furtivamente a la casa con la intención de matar a la familia. Los humanos son presas mucho más fáciles de liquidar, y cree que, con los granjeros muertos, Rikki-tikki se marchará de lo que las cobras consideran su territorio. Un ratón de campo avisa a la mangosta de los planes de la cobra, y esta la embosca y le salta a la cabeza. La cobra mide un metro y medio de largo, e incluso en solitario es un rival terrible para la mangosta. Sin embargo, el ruido que provocan mientras combaten es tal que el padre de la familia se despierta. Viendo a la cobra negra agitándose dentro de la casa y a la mangosta enganchada con los dientes a su cabeza, coge una escopeta y parte a Nag en dos de un tiro. 

Al amanecer, Rikki-tikki sale al jardín en busca de Nagaina, la cobra hembra, mayor y más perversa que el macho. Con la ayuda de los pájaros (están en deuda con él por haber matado a Nag, que se tragó a su polluelo) localiza el nido de Nagaina y destruye todos sus huevos. Mientras está enfrascado en esto, uno de los pájaros acude a avisarle que Nagaina acaba de entrar en la casa para matar a la familia, tal como intentó hacer Nag la noche anterior. Rikki-tikki echa a correr hacia la casa, sabiendo que no podrá vencer a la cobra hembra a no ser que consiga engañarla… o sacarla de sus casillas. 

Toomai de los elefantes: la última historia vuelve a tener como protagonista a un niño humano. Toomai el pequeño es el hijo menor de una familia de cornacs. Los cornacas son los adiestradores de elefantes, una profesión de gran prestigio en la India, y muy codiciada por ser una de las pocas con derecho a pensión. Toomai no es un cornac todavía, pero está siguiendo los pasos de su padre Toomai el padre y su hermano Toomai el mayor. Toomai el pequeño tiene a su cargo a Kala Nag, serpiente negra, un elefante veterano ya entrenado. 

Los elefantes son la gran fuerza de trabajo en la India: son lo suficientemente inteligentes para comprender que al servir a los hombres se aseguran el agua, la comida y la atención de sus heridas y enfermedades. Derriban árboles empujándolos con la cabeza. Levantan y transportan cargas enormes. Tiran de los cañones y carros de munición en las guerras. Con sus pesados pasos y barritar atronador ponen en fuga a las alimañas. Son capaces de viajar casi sin descansar durante días, y ascender por cuestas tan inclinadas que los hombres y caballos renuncian a intentarlo. Y de entre todos los elefantes, Kala Nag es uno de los mayores y más disciplinados, hasta el punto que en ocasiones parece que es el elefante quien dirige a Toomai, y no al revés. 

Entre los cornac se habla de la danza de los elefantes. Es una especie de leyenda que intenta explicar los grandes claros que en ocasiones aparecen en medio de las junglas más frondosas, donde solo crece un pasto ralo rodeado de gigantescos árboles. Las historias cuentan que estos claros son los salones de baile de los elefantes, pero lo cierto es que nadie ha visto nunca “bailar” en ellos a estos grandes animales. 

Una noche, Kala Nag se muestra intranquilo, y abandona por primera vez en su vida su puesto en el campamento de los cornacs. Toomai ve como otros elefantes hacen lo mismo, como si todos se hubiesen puesto de acuerdo para desertar, o alguna fuerza misteriosa los estuviera llamando. Toomai no puede resistir la tentación de averiguar a donde van y salta lomos de Kala Nag. 

Este lo lleva a lo más espeso de la jungla en una carrera frenética que ningún cornac ni ningún ejército hubiera podido detener. Finalmente, Toomai se ve en uno de esos salones de baile, rodeado de elefantes que lo observan intrigados con sus diminutos ojos. Y entonces, tras una corta duda, los elefantes comienzan a dar vueltas en círculo con un mismo ritmo y cadencia, aplastando la maleza que ha empezado a brotar, rompiendo las ramas de los árboles que se extienden hacia el centro del claro en lugar de hacia la jungla. Centenares de patas planas aplastando el suelo como martillos pilones, llevando a cabo un enigmático ritual ancestral, siguiendo un ritmo que parece marcar el propio Kala Nag con sus poderosos pasos, y Toomai comprende que está presenciando una de las legendarias danzas de elefantes

Tras dos horas, el pisoteo cesa y los elefantes comienzan a dispersarse en silencio. Kala Nag, siempre con Toomai sobre su lomo, emprende mansamente el regreso al campamento. Toomai el pequeño se convierte así en el primer humano que ha participado de algún modo en una danza de elefantes, y ello crea en adelante un vínculo de hermandad entre el niño y estos animales.

Estas son las seis historias que aparecen en esta edición de El libro de la jungla, pero tengo entendido que hay al menos seis cuentos más, varios de los cuales están dedicados también a Mowgli. Por ello es posible encontrar, bajo el mismo título de El libro de la jungla diferentes selecciones de relatos, y también deben haber tomos integrales en los que aparezcan todos. La edición que tenemos es esta, pero si conseguimos una en la que aparezcan otros cuentos los comentaremos también. 

Me han gustado mucho, a pesar que, como puede verse, el tono en el que están escritos los cuentos de Mowgli se aleja mucho de lo que nos mostró Disney en su famosa adaptación. La historia de Rikki-tikki-tavi me ha recordado una película de animación que vi siendo muy pequeño y trataba exactamente de eso: una mangosta moribunda adoptada por una familia de granjeros, que libraba a estos de las serpientes que aparecían por su terreno. Imagino que sería una adaptación de ese relato. El cuento de Toomai de los elefantes también puede haber sido incorporado de forma indirecta a la versión de Disney de El libro de la selva, en la patrulla de elefantes que marchan con disciplina militar de un lado a otro. 

Para nuestra próxima lectura saltaremos hasta el desierto de Nevada para enfrentarnos cara a cara con el mal en Desesperación, de Stephen King.

Puedes ver un juego de mesa inspirado en este libro pulsando aquí, o bien otro libro de este autor pulsando aquí.

The jungle book. 1894. Rudyard Kipling. Publicado en 1987 por Ediciones Akal S.A.

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