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lunes, 17 de abril de 2023

FIERAS RADIACTIVAS

 EL ORÁCULO DE LAS VISIONES                                                                                      ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                                                                                                       

 Presentado por... Pecky.

¡Ratas, amigos cinéfagos! 

Hoy tenemos una historia de hermosas y bulliciosas ratas. En España se la llamó Fieras radiactivas, un título por completo inadecuado ya que la radiación no tiene nada que ver con esta historia. Tampoco es que el título original, Deadly Eyes (Ojos mortales) sea mejor, ya que tampoco las ratas tienen ninguna clase de poder mortal asociado a su mirada ni sus ojos tienen ninguna característica especial. En ambos casos son solo títulos llamativos, pero nos permiten distinguirla con más facilidad de otras películas de ratas con títulos más genéricos, como Ratas (1982), Ratas (2002), o Ratas (2006), por poner algunos ejemplos.

La trama se ambienta en una ciudad costera que cuenta también con túneles de metro, y nos la muestran con las calles cubiertas por una reciente nevada. Podría ser Toronto, donde se filmó, o alguna otra ciudad costera canadiense. Aunque también hay que tener en cuenta que la película se promocionó con imágenes panorámicas de los edificios y puerto de Nueva York, y la novela en la que se basa tenía lugar en Inglaterra. Así que… dejémoslo en que tiene lugar en una ciudad portuaria y nevada, con túneles de metro. 

En el puerto, el Departamento de Sanidad ordena destruir varios contenedores de cereales en los que se encuentran evidencias de ratas. Un gran numero de ratas ha estado alimentándose del cereal durante varios días, y además este ha sido tratado con esteroides para acelerar su crecimiento. Las ratas huyen de regreso a las alcantarillas cuando las autoridades incendian los contenedores, pero ya están llenas de rico cereal cargado de esteroides de crecimiento acelerado, que no tarda en ocasionarles el esperable cambio fisiológico. 

Dado que sus estómagos también son ahora mucho más grandes, el hambre las envalentona y sus incursiones al exterior en busca de basuras y desperdicios pasan a ser directamente expediciones de caza. La gente comienza a ser atacada y varias personas desaparecen. En algunos casos son encontradas después como roídos y sanguinolentos esqueletos, pero se da por supuesto que ratas comunes los devoraron después de que murieran por otra causa. 

Los protagonistas son Paul Harris, un profesor de universidad que está siendo perseguido por su propio depredador (una alumna obsesionada con acostarse con él) y Kelly Leonard, la inspectora de sanidad que ordenó quemar los contenedores de cereales.  

Uno de los alumnos de Paul llega a clase con una mordedura en la mano. Cuando habla con el médico que atiende al alumno, este le cuenta que la mordedura, por sus dimensiones, debe pertenecer a un perro grande, pero la fuerza de la mandíbula que la produjo parece excesiva para un perro. Este incidente sirve también para que Paul y Kelly se conozcan. La atracción mutua es casi inmediata, y no tardan en comenzar una relación. 

Hay una escena tremendamente cargante en la que la alumna loca obsesionada con Paul se cuela en su apartamento y le espera en ropa interior sobre su cama. Naturalmente, tanto Paul como su hijo pequeño Tim (Paul está divorciado y tiene al pequeño durante los fines de semana) y la propia Kelly coinciden a la vez en el apartamento con la alumna. Es una especie de situación de enredo que, en una película de menos de hora y media, queda demasiado alargada. 

Afortunadamente para el resto de los protagonistas (y diría que hasta para los espectadores) las ratas terminan dándose un banquete con la alumna poco después. Además, la escena, aunque parezca un pegote puesto ahí para llenar metraje, tiene una razón de ser. Kelly se enfada con Paul al encontrar a la alumna en el apartamento del que ya considera su novio, y se marcha sin querer oír las explicaciones que este trata de darle. Es más, se lleva sin preguntar a Tim al viaje inaugural de una nueva línea de metro al que la han invitado.

Mientras Paul trata de poner algo de orden en su vida, recibe la llamada de un científico al que le había comentado el caso de su alumno mordido por una rata. El científico ha atado cabos con otros informes que han llegado hasta él, concluyendo que los subterráneos de la ciudad deben estar llenos de ratas enormes y hambrientas. Las ratas, naturalmente, no van a perderse el acontecimiento que representa también para ellas un nuevo túnel subterráneo. Una de ellas muerde unos cables de alimentación mientras el metro está ya a mitad del camino, dejándolo varado en el túnel. El personal del metro, viendo que identificar la avería y repararla va para largo, hace bajar a los pasajeros para llevarlos a pie hasta la siguiente estación. Aparte del propio alcalde, periodistas y diversas personalidades, entre esos pasajeros están Kelly y Tim.

Paul baja al metro para tratar de salvar a ambos mientras los ataques de ratas por la ciudad comienzan a generalizarse. Las vemos apoderándose de una bolera y un cine, aprovechando la ocasión para deshacerse de algunos personajes secundarios que ya no daban más de sí en la trama. 

Paul llega hasta los pasajeros casi al mismo tiempo que las ratas, y toma una decisión muy poco heroica pero que nadie podría reprocharle: centrarse en salvar solo a sus seres queridos sin arriesgarse a salvar al resto de desconocidos. Cuando la vida de tu hijo o tu pareja están en juego no puedes perder el tiempo con bienquedismos y sutilezas, le pese a quien le pese. Paul se lleva a Tim y Kelly con él mientras las ratas se ceban en las distinguidas personalidades del ayuntamiento y la prensa. 

Tras una breve pero encarnizada lucha en la que logran acabar con un gran numero de ratas a base de tiros, golpes, llamas de soplete y bidones de gasolina, Paul y Kelly logran llevar a Tim de vuelta al vagón del metro y se encierran en la seguridad de la cabina. La corriente eléctrica ya ha sido restablecida, y Tim, que resulta ser un fanático de los trenes, lo pone en marcha. El metro llega finalmente a su estación de destino donde es recibido con fanfarrias y aplausos por parte de un público que todavía no se ha enterado de lo ocurrido. Los gritos de júbilo se tornan en gritos de terror cuando, al mirar a través de las ventanas del metro, el publico ve como un montón de ratas está dentro del vagón, devorando lo que queda del alcalde. Una buena variante del clásico final en el que habitualmente solo se nos muestra que alguno de los monstruos o bichos de turno ha sobrevivido.

Me gusta mucho el aspecto que se ha dado a las ratas. Se emplearon marionetas de rata en los primeros planos de mandíbulas y cabezas, ratas reales en los planos en los que solo salían ellas, y perros pequeños maquillados para parecer ratas enormes en los planos en los que interactuaban con humanos.  

La película está basada en Las ratas, la primera novela de la llamada “Saga de las ratas”, de James Herbert. Esta mal llamada saga se compone de las novelas Las ratas (1974), Guaridas (1979), Dominios (1984), el videojuego de estrategia Ratas (1985) y el comic La ciudad (1993). Dejando aparte el hecho de que en todos los casos el adversario principal de los protagonistas son ratas mutadas por uno u otro factor, hasta donde he podido saber se trata de historias no relacionadas entre ellas.

Deadly Eyes. 1982. Charles H. Eglee (guion) Robert Clouse (director) Sam Groom (actor principal) Sara Botsford, Lisa Langlois (actrices principales). Golden Harvest. 

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