EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.
Saludos, luchadores del espacio.
La saga de los Aznar llega con este título a un punto de inflexión que marcará el rumbo de todos los siguientes. Ha pasado cerca de un año desde los sucesos del libro anterior. La colonia minera de Eros ha sido fortificada y está en manos de la humanidad. Los thorbods no se han rendido pero han permanecido tranquilos, sin moverse de Marte, una vez demostrada la ¿indiscutible? superioridad militar de la Tierra.
Miguel Ángel está completamente volcado en reforzar la flota espacial. Él y Berta Anglada parecen haber perdido el contacto, sumidos cada uno en su trabajo, porque no se la vuelve a nombrar. Las cosas parecen ir más o menos bien, y entonces…
La Luna, que ha sido terraformada por los humanos y cuenta con una próspera colonia, es atacada. Los thorbods emplean contra ella el arma destructora de atmósferas con la que ambos bandos cuentan, a la que por fin se da un nombre: Bomba W. El agua que había estado condensándose en los cráteres de la Luna se evapora y la atmosfera arde hasta consumirse, matando a todos sus habitantes de forma casi instantánea.
Rápidamente se alista el autoplaneta Rayo y a la Policía Sideral para enviarlos a Marte en una expedición de castigo. En el tiempo que estos tardan en llegar al planeta rojo, la Tierra y Venus son atacados con una flota inmensa de varios millones de naves. Nadie sabe de donde han salido ni como han llegado tan rápido, y sin ser detectados, como apareciendo de la nada. La magnitud de la flota thorbod es totalmente desproporcionada en relación a lo que en buena lógica la industria y población de Marte podría generar en un año de tregua.
Humanos y saissai se enfrentan a esta devastadora fuerza, pero bastan unas pocas horas de combate para que quede claro que es poco lo que pueden hacer. Las naves thorbod no solo son muchas más, sino que demuestran tener una velocidad y alcance de armas muy superior a las terrícolas y venusianas. Las fuerzas de vanguardia de ambos mundos son aplastadas y rápidamente pasan a la defensiva en un intento desesperado de contener la flota thorbod, que no cesa de recibir refuerzos.
Mientras tanto, el autoplaneta Rayo y las tropas de la Policía Sideral están atacando Nemania, la capital de Marte. Miguel Ángel se niega a lanzar sobre Marte la Bomba W. Ahora que los thorbods ya han demostrado tenerla, y conociendo bien la mentalidad de los hombres grises, sabe que si emplea la Bomba W en Marte estos la lanzarán a su vez sobre la Tierra y Venus.
Miguel Ángel trata de tomar Nemania para emplear la ciudad como base desde la que apoderarse sistemáticamente de todo el planeta, pero este enfoque tradicional revela ser demasiado lento. Los thorbods están dispuestos a luchar hasta el último de ellos. La batalla es tan intensa que cuando termina, Nemania es un montón de escombros y cadáveres, inútil para ambos bandos.
Las últimas fuerzas de Venus son derrotadas y los thorbods ocupan el planeta. En la Tierra están por ese camino. La fuerza de defensa conjunta ha desaparecido, y las pocas naves que quedan en vuelo regresan a sus respectivos países para centrarse en la protección de sus hogares. Mientras tanto, en Marte, el Rayo sigue destruyendo todo lo que se pone a su alcance. El autoplaneta ya ha demostrado ser invencible, pero no puede estar en todos lados a la vez. Cada nave thorbod que se ha enfrentado al Rayo ha sido destruida, sin embargo hay naves thorbod por todos lados. Marte, Venus y la Tierra están inexplicablemente plagadas de ellas, y su número no parece disminuir por muchas que abatan.
El Consejo de Guerra de los Estados Unidos de Europa amenaza con destituir a Miguel Ángel, culpándole de la inminente derrota de la humanidad, y le ordenan regresar a la Tierra para protegerla. De camino a la Tierra el Rayo se encuentra con otra inmensa flota thorbod de millones de naves. Por no perder tiempo combatiéndola, Miguel Ángel se limita a arrollarla a toda velocidad con el campo de fuerza del Rayo activado, para hacer estallar los cruceros de combate que no se aparten de su camino.
Finalmente llega a Madrid, donde le esperan los miembros del Consejo de Guerra Europeo, que le revelan el verdadero motivo de su presencia allí: no le han llamado para proteger la Tierra, a la que ya dan por perdida. Quieren que los embarque en el Rayo a ellos, a los altos cargos políticos, militares y religiosos, junto con sus familiares y amigos, y se los lleve a otro mundo para ponerlos a salvo mientras la Tierra es conquistada por los thorbod.
A Miguel Ángel la idea no le parece mala, pero desde otra perspectiva. La situación en la que se encuentran es tan desesperada que resistir hasta el final significa exactamente eso: el final. Si se sigue luchando, los thorbod terminarán por exterminar a los humanos, o lanzar la Bomba W convirtiendo el planeta en inhabitable. En cambio, si la Tierra se rinde, los humanos serán esclavizados y quizá algún día el planeta pueda ser reconquistado y los descendientes de los esclavos, liberados. ¡Para salvar a la humanidad, la humanidad debe perder la guerra!
Pero Miguel Ángel no tiene la intención de llevarse con él a los altos cargos políticos, militares ni religiosos. Esos tendrán el honor de quedarse a rendir la Tierra, lo quieran o no. Miguel Ángel reúne a los sabios y científicos que es capaz de localizar en las escasas horas que quedan para que la Tierra capitule, y embarca familias escogidas al azar de la propia ciudad.
Sorprendentemente, cuando la noticia de este éxodo que se está preparando a toda prisa transciende, las pocas naves de guerra humanas que aún quedan operativas en todo el mundo se concentran sobre los cielos de Madrid. No porque sus pilotos traten de obtener una plaza en ese éxodo, sino para proteger de las naves e infantería thorbod a los civiles que aún están embarcando. Los pilotos de combate de todo el mundo abandonan la defensa de sus patrias, la mayoría de las cuales son ya ruinas calcinadas, para dar unos minutos más de tiempo al Rayo. Los propios ciudadanos de a pie, aquellos no elegidos para salvarse, toman las armas de los muertos y desatan su ira contra los invasores, frenando su avance hacia el punto de evacuación.
Cuando ya no puede retrasar más su partida, el Rayo zarpa abandonando a su suerte a la Tierra y Venus, lanzándose a los desconocidos confines del espacio. Se lleva con él a menos de seis mil humanos, y los apenas sesenta saissais que ya estaban a bordo al inicio del conflicto. Mientras, las últimas naves y defensores capitulan ante la abrumadora superioridad de los thorbods.
Este ha sido sin duda el título más sencillo de todos por el momento, argumentalmente hablando. Es casi de principio a fin la descripción de una batalla tras otra. La historia no es nada complicada pero desde luego sí es muy… intensa. Mirad este párrafo, como ejemplo del tono en el que es descrita la derrota de la humanidad:
“Un millón de encorajinados madrileños y aguerridos soldados se aprestaron a la defensa, contestando al asalto thorbod con el tronar ensordecedor de sus ametralladoras atómicas. Bóvedas y edificios se venían abajo entre cascadas de escombros. Brotaban incendios aquí y allí. Chorros de agua y vapor salían de las tuberías cortadas por las explosiones. Cada edificio, cada planta, cada hogar, era un baluarte. Junto a las puertas de sus casas, mujeres vestidas de hierro aguardaban con un fusil entre las manos engarfiadas la llegada del invasor. Dentro yacían sus hijos retorciéndose entre los espasmos de una horrible agonía producida por los gases venenosos. Madrid sería la piedra negra en la brillante campaña militar de la abominable bestia gris”.
Como dijimos al principio, a Berta Anglada no se la vuelve a nombrar. Quizá aparezca más adelante como una de las científicas embarcadas en el Rayo, pero veo más probable que sea simplemente una más de las victimas anónimas de las ciudades destruidas. En cambio, tenemos como protagonista femenina a una reportera llamada Lola Contreras. Ella es enviada junto con Miguel Ángel a Marte para cubrir en directo lo que se esperaba que fuera una fácil y fulminante victoria sobre los thorbod, y probablemente sea su siguiente interés romántico… si es que nuestro desgraciado héroe encuentra un momento de paz para dedicarse a algo que no sea luchar por la vida de los demás.
¡Próximamente en sus kioscos, La conquista de un imperio!
La abominable bestia gris. 1974 (reescritura del texto original de 1954). George H. White [Pascual Eguídanos]. La saga de los Aznar nº 6. Editorial Valenciana S. A.
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