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jueves, 16 de noviembre de 2023

LLUVIA DE ALBÓNDIGAS

 EL ORÁCULO DE LAS VISIONES                                                                                     ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                                                                                                                       

Presentado por... Pecky.
 

¡Hola, amigos cinéfagos!

Uno de los pocos canales de YouTube que sigo es El Rato Muerto, de Tanatorius Mortalban, el zombi colega. Sus videos tratan sobre cine de terror y monstruos, principalmente. Tanatorius es también el creador de un concepto que encuentro muy interesante, el de medicine, o cine medicinal. 

Pertenecen al medicine todas aquellas películas que son las únicas que te apetece ver cuando estás enfermo, o triste, cuando no quieres hablar con nadie, o cuando llevas un día entero sin comer y aun así no sientes hambre. Medicine son todas esas películas que te curan un poquito al verlas. En mi caso, una de esas "películas medicinales" es esta. 

El título original es Cloudy whit a Chance of Meatballs (Nublado con posibilidad de albóndigas). Está basado en un relato corto de Judi Barrett que no he leído, así que no se hasta que punto pueda ser fiel a su fuente. 

Nos cuenta la historia de Flint, un muchacho algo tarado aspirante a inventor que (entre muchos otros cacharros de dudosa utilidad) ha creado un pequeño transformador molecular capaz de convertir el agua común en un volumen equivalente de materia sólida comestible, completamente a la carta. El padre de Flint es un viejo pescador chapado a la antigua, honrado, trabajador, bonachón pero también gruñón. Quiere a su hijo aunque no confía en sus extraños inventos. Y su madre, que siempre fue su mayor apoyo, murió cuando él era muy pequeño. Lo único parecido a un amigo que tiene Flint es su mono, Steve.  

Desde que era pequeño Flint ha sido el hazmerreír de su pueblo, un pequeño puerto de sardineros en una diminuta isla sin futuro llamada Aldabas de Mar. Eso cambia cuando hace funcionar por primera vez su máquina. La reacción inicial de sus conciudadanos es negativa, porque su máquina se descontrola, sale disparada y provoca graves daños en el pueblo. Tras recorrer las calles como un cohete el aparato asciende y queda suspendido en un cúmulo de nubes, aparentemente perdido e irrecuperable. Sin embargo, el aparato empieza funcionar en automático, nutriéndose de la humedad de las nubes y produciendo comida que cae como una inusual lluvia sobre la isla. Para una población arruinada, este suministro aparentemente infinito de comida gratis es, literalmente, un maná caído del cielo. 

Además, se da la circunstancia que Sam, una reportera novata, había llegado a la isla a cubrir otro evento que queda por completo opacado por la lluvia de comida. El fenómeno es transmitido por Sam a todo el mundo, y Flint pasa de ser el bufón local a la persona más respetada del lugar. 

Entre esto y la atención que pone en él la reportera, Flint olvida cualquier atisbo de precaución y se esfuerza por complacer las demandas de todo el mundo. No puede hacer que el transmutador vuelva a tierra ni se apague de forma remota, pero sí cambiar el tipo de alimentos que produce. 

El gran problema es que llueve mucha más comida de la que la gente es capaz de consumir. La comida no solo es cada vez más abundante, sino mayor: salchichas del tamaño de coches, sandías capaces de hundir el techo de una casa, masas de espagueti que bloquean las calles, etc. 

La máquina atrae a las nubes, con lo que forma un microclima propio a su alrededor en el que la humedad no cesa de crecer. Pronto toda la isla está en riesgo de quedar sepultada bajo una densa capa de lonchas de queso, frutas, postres, salsas y bollos, mientras el efecto comienza a extenderse al resto del planeta.   

 

La población de Aldabas de Mar huye despavorida, abandonando la isla por cualquier medio a su alcance. Flint y Sam, con un poquito de ayuda por parte de otros personajes de lo más pintoresco, tratarán de llegar hasta la máquina para desactivarla. Pero la máquina se ha convertido en el corazón de una aborrecible masa de comida mutada, que ya está comenzando a desarrollar inteligencia propia, y no les pondrá las cosas fáciles. 

Es una película hecha con un estilo muy particular. Las escenas cómicas son muy divertidas, las románticas son enternecedoras, y las de acción son trepidantes. Es muy raro que una misma historia consiga sobresalir en todos estos puntos a la vez. La animación la encuentro exquisita (¡hay momentos en que los personajes se comportan y mueven como muppets!) e incluso la banda sonora, algo que no suelo valorar demasiado, me parece magnífica.

Dejando aparte la trama, de lo que trata en realidad la película es de la propia aceptación de quien y como eres. De reconocer que tus defectos y fracasos también han contribuido a crear la personalidad y forma de ser que da pie a tus virtudes y éxitos. De que la vida no va tanto de encontrar a la pareja o amigos perfectos como de encontrar a aquella gente cuyas imperfecciones y particularidades sean compatibles con las tuyas. Es puro medicine

Cuenta con una segunda parte que revisaremos y comentaremos en algún momento de horas bajas del año que viene, que seguro que lo hay. 

Más cine de animación pulsando aquí.

Cloudy with a Chance of Meatballs. 2009. Phil Lord, Christopher Miller (guion y dirección). Columbia Pictures & Sony Pictures Animation. 

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