EL ORÁCULO DE LAS VISIONES ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por... Pecky.
¡Saludos, amigos cinéfagos!
Esta es una película de animación y exploración espacial del 2007 bastante desconocida pero que personalmente encuentro muy interesante. Fue una producción modesta, de solo cuatro millones de dólares. Y a pesar de haber costado cincuenta veces menos que Lightyear (2022) es cincuenta veces mejor, lo que demuestra que al final lo que cuenta es el guion y la historia, y lo demás son tonterías.
El planeta Terrum está habitado por una raza de seres inteligentes con aspecto de renacuajos que han desarrollado una sociedad casi utópica. Han logrado encontrar la forma de convivir en paz entre ellos y con la propia naturaleza. Son un pueblo alegre en el que todo el mundo tiene la capacidad de ser feliz a poco que se esfuerce.
Y sin embargo, esconde un vergonzoso secreto. Todos los habitantes del planeta parecen concentrarse en una única y no muy extensa área. Los sabios han prohibido alejarse a más de cierta distancia de esta, así como desarrollar cierto tipo de tecnología. El primer personaje que se nos presenta es Mala, una inquieta joven de esta raza, llena de curiosidad y preguntas.
Un día son atacados por una fuerza invasora desconocida. Los nativos creen que las naves que caen en picado sobre ellos son dioses, pero en realidad se trata de humanos; una raza a las mismas puertas de la extinción, que ha llegado hasta Terrum a bordo del Arca, la última de las grandes naves fabricadas en la Tierra.
Muchas generaciones atrás, la Tierra se expandió creando colonias en Marte y Venus. Con el apoyo de la Tierra estas colonias prosperaron hasta ser autosuficientes, y cuando ya no necesitaron a la Tierra, se declararon unilateralmente independientes de esta. La humanidad se vio envuelta en una guerra que terminó con la destrucción de los tres mundos. Los últimos supervivientes, a bordo del Arca, partieron en busca de un nuevo planeta habitable. Terrum es el único que han encontrado, y se han quedado sin tiempo para buscar otro. El Arca se está cayendo a pedazos, secciones enteras revientan por la falta de repuestos y mantenimiento. Si la humanidad no se asienta en Terrum, se extinguirá en un plazo de unos dos meses. El gran problema es que Terrum es el mundo perfecto salvo por su atmósfera, que debe ser alterada para hacerla respirable, pues contiene elementos que son venenosos para los humanos. Estos elementos son a la vez los que permiten respirar a los nativos, por lo que unos y otros no pueden simplemente compartir el planeta.
En el primer ataque de los humanos, el padre de Mala es capturado por estos, que se están llevando algunos nativos para estudiarlos. Mala, por su parte, provoca que una de las naves humanas se estrelle al hacer que la persiga. El piloto de esta, Jim, queda inconsciente por las heridas sufridas, y Mala lo esconde en su casa. Con la ayuda de Giddy, el pequeño robot ayudante de Jim, Mala logra identificar una planta de la que puede extraerse oxígeno. A continuación construye un tosco pero efectivo alambique destilador de oxígeno con el que mantener vivo al humano, y llegan a un acuerdo: ella lo ayudará a volver con los suyos y a cambio él le ayudará a recuperar a su padre. Al principio Jim acepta porque no tiene más remedio, pero no tarda en darse cuenta que Mala es un ser inteligente y sensible, y que una convivencia amistosa con esta raza debería ser posible y hasta deseable.
Entre tanto, los nativos están preparando una defensa. No son el pueblo sabio y pacífico que se nos hizo ver al principio. El motivo por el que su reducida población vive junta en una sola región de la que está prohibido alejarse, es porque el resto del planeta está cubierto de ciudades en ruinas. En una época anterior fueron tecnológicamente muy avanzados, y libraron guerras tan devastadoras que estuvieron a punto de extinguirse. Cuando la guerra terminó quedaban tan pocos de ellos que fundaron una nueva ciudad a base de barro y madera, huyendo de la tecnología y buscando una vida sencilla.
Es por ello que el desarrollo tecnológico está prohibido. La mayor parte de la población, nacida tras la guerra, no conoce esto. Pero ante esta amenaza el Consejo de Ancianos ha reactivado una de las viejas factorías de armas que quedó intacta, y ya están produciendo naves y máquinas de guerra a toda velocidad.
Cuando la inevitable batalla se produce, Jim tiene que tomar una decisión; luchar por su raza o por los nativos. Conquistar el planeta implicará salvar a la humanidad y con ello también su propia vida y la de su hermano menor, la única familia que tiene. Luchar por los nativos para salvar a Mala y su pueblo, es condenar a muerte a la humanidad, a su hermano y a sí mismo.
Es una guerra de un solo asalto, pues los humanos se lo juegan todo a una carta. Disponen de una sola máquina capaz de alterar la atmósfera, y una vez en marcha, la batalla se concentra en torno a ella. Los nativos tratan de destruirla antes que altere tanto la atmosfera que la vuelva irrespirable para ellos. Las escasas tropas que le quedan a la humanidad deben defender la máquina hasta que los nativos se asfixien. Las naves de unos y otros se cruzan en el cielo intercambiando disparos y haciéndose estallar mutuamente. Cuando Jim toma una decisión al fin, se lanza hacia la máquina disparando todo su armamento sobre ella, y destruyéndola. A continuación, su propia nave explota, dañada por las baterías defensivas de la máquina.
Al quedar destruida la máquina, los humanos interrumpen su ataque, puesto que ya no hay motivos para seguir matando a los nativos. Incluso si lograsen derrotarlos a todos, el mundo sería inhabitable para ellos. Pero Mala ha presenciado el sacrificio de Jim, y le habla de esto a los ancianos.
El final de la película nos muestra como los nativos han permitido a los humanos que quedan asentarse en su planeta. Han construido un domo estanco basado en el modelo que Mala y Giddy crearon para salvar a Jim. En el interior del domo crecen las plantas productoras de oxígeno, se están levantando casas hechas con barro, madera, y la chatarra resultante de desmantelar el Arca. Dos razas que estuvieron a punto de extinguirse a sí mismas primero y entre ellas después, terminan compartiendo un mismo suelo. Y quizá lleguen a aprender algo unos de otros, una vez las heridas cicatricen.
La película engaña mucho, porque está hecha en un estilo sencillo y bonito. Al principio parece que nos vamos a encontrar con una historia para niños, en la que en cualquier momento los personajes van a empezar a hacer payasadas y a meter canciones con calzador. Y estas cosas no solo no ocurren sino que terminamos presenciando una guerra sin cuartel en la que uno de los protagonistas mata y muere, más obligado por las circunstancias que por su propia voluntad. Jim realmente cree estar condenando a muerte a su raza cuando destruye la máquina, pero en realidad la está salvando de un modo que no esperaba.
Dura poco más de una hora y la historia está contada de forma muy apresurada. Tanto, que necesita de la complicidad del espectador para ser creíble en algunos momentos. Por ejemplo, el emplazamiento del generador de aire, justo al lado de la ciudad de los nativos, donde estos pueden verla inmediatamente y atacarla con sus naves. Se puede argumentar que se hizo así porque de este modo la producción de oxigeno les asfixiaría antes, pero estratégicamente hablando es una decisión pésima. Pudiendo colocarla fuera de su vista al otro extremo del planeta, donde los nativos quizá ni tan solo sean capaces de llegar, ponérsela al lado es absurdo pero necesario para la trama. Aun así me gusta mucho, y es una de esas películas desconocidas que no puedo más que recomendar.
Ahora, hablemos de fechas. Esta película es del 2007, y Avatar del 2009. ¿Por qué nombro a Avatar? Pues porque hay muchos puntos en común entre ambas. Tanto en una como en otra el protagonista es un militar humano que llega a un mundo alienígena cuyos recursos la Tierra necesita desesperadamente. El planeta tiene a sus habitantes nativos perfectamente integrados con su ecosistema. Todas las condiciones del planeta (gravedad, temperatura, clima, presión) son ideales para los humanos salvo por el aire, que les resulta venenoso. El protagonista humano establece un fuerte vínculo con una de las nativas (amistad en Objetivo Terrum y amor en Avatar) lo que le impulsa a ponerse de parte de estos cuando estalla la guerra entre ambos. La gran lucha final depende casi por completo de una máquina humana (el generador de oxígeno en Objetivo Terrum y la nave de mando C-21 en Avatar), que el renegado termina destruyendo.
Es cierto que una película de la magnitud de Avatar no se planifica y filma en solo dos años. James Cameron dijo en alguna ocasión haber estado trabajando en el guion desde 1994, pero con mucha frecuencia la primera y última versión de un guion no se parecen en nada. Y el propio Cameron admitió que Avatar estaba inspirada y tomaba elementos de muchas historias hechas por otros que le habían gustado. Personalmente, y visto lo visto, no me extrañaría nada que esta película, o el corto anterior a ella, ocasionaran unos cuantos cambios de última hora en el guion de Avatar.
De hecho, parece ser que Objetivo Terrum se volvió a pasar por cines (en versión 3D) en 2009 tras el arrollador éxito de Avatar, precisamente por las similitudes con esta. Probablemente mucha gente debió pensar que Objetivo Terrum era una copia barata y oportunista de Avatar. Tampoco es que esto la perjudicara mucho, porque después de todo en su momento pasó con más pena que gloria. Aún así, desde El Planeta del Espacio recomendamos su visionado.
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Battle for Terra (2007) Evan Spiliotopoulos (guion) Aristomenis Tsirbas (director). Roadside Attractions. Editada en DVD en 2011 por Savor Ediciones S.A.
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