EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.
Saludos, ávidos lectores.
El Señor de Ballantrae es una novela de R. L. Stevenson de la que hace poco conseguimos una versión en comic. Como tenemos también una de las películas que se hicieron sobre esta, y el libro lo teníamos pendiente de leer (¡triple amenaza!) hemos decidido empezar por la fuente original. De este modo podremos comprobar cual de las adaptaciones, si la de celulosa o la de celuloide, es más fiel o aporta más ideas compatibles con la novela. Ya de entrada he de decir que la novela no me ha gustado. Se me ha hecho demasiado larga y repetitiva, y pienso que le sobra toda la segunda mitad. Pero bueno, vamos a verla poco a poco.
Está contada a hechos pasados por un antiguo sirviente de los Durrisdeer, una familia de la baja nobleza escocesa, durante los turbulentos años de la Revolución Jacobina.
Lord Durrisdeer, el actual Señor de Ballantrae, es un hombre ya demasiado entrado en años para marchar a la batalla, pero tiene dos hijos, James y Henry, aptos para hacerlo. En esta época y este tipo de conflictos, si no se tomaba parte, el ganador trataba a todos los que se habían mantenido neutrales como traidores, por no apoyarle, por lo que Lord Durrisdeer debe tomar una decisión. Y esta es que apoyará a ambos bandos. Uno de sus hijos marchará a luchar en nombre del príncipe Carlos con la mitad de los soldados, y el otro en nombre del rey George con la otra mitad.
Cuando la guerra termine, la familia renegará públicamente de aquel hijo que haya luchado por el bando perdedor, haciéndole pasar por un traidor. De este modo, el Lord espera que sea cual sea el resultado, el linaje familiar perdurará, bajo una corona u otra. Ambos aceptan la decisión de su padre y se deja en manos del destino que hijo apoyará a cada pretendiente. Una moneda es lanzada al aire. Esta determina que James partirá para unirse al príncipe Carlos, mientras que Henry permanecerá leal al rey George.
Los dos hermanos son muy diferentes. James, el mayor y por tanto legítimo heredero del castillo, las tierras y el título de Señor de Ballantrae, es bravucón y pendenciero. Su única preocupación por las finanzas familiares es malgastar tantas como pueda bebiendo y apostando en partidas de naipes. Henry, el menor, es más tranquilo, estudioso, y estricto con sus gastos. Naturalmente, como suele pasar en estos casos, es James el popular y el más querido por los siervos. Sin embargo, el rey George nunca reclama a Henry la fidelidad que este le ha prometido, por lo que él no llega a abandonar las tierras familiares ni a arriesgar su vida en combate.
Pasado un tiempo llega a Ballantrae la noticia de la muerte de James, e inmediatamente la gente comienza a santificarlo. Por el hecho de creerlo muerto, la gente se olvida de todas las broncas y problemas que provocaba y se inventa virtudes que no tenía. Le achacan la culpa de su muerte a Henry, al que además tachan de cobarde por no estar luchando en la guerra. Una moza del pueblo incluso le lanza una piedra a la cara a Henry, y luego miente a todos diciendo que fue Henry quien la agredió a ella. Y al estar ya todos predispuestos contra él, creen a la moza sin molestarse en oír siquiera la versión de Henry.
Una de las pocas personas que no se ha dejado arrastrar por esta locura es Alison. Antes de la guerra, Alison era la prometida de James. Siempre fue muy querida por la familia, y llevaba una larga temporada viviendo en Ballantrae como invitada permanente, en espera de la boda que el mujeriego James no se animaba a celebrar. Para James, Alison era más un capricho, pero su hermano Henrry la amaba sinceramente, algo de lo que ella era consciente. A la muerte de James, Alison accede a casarse con Henry.
Pasan los años, la guerra termina con la victoria del rey George, y un día se presenta en el castillo un veterano soldado, el coronel Burke, que trae noticias de James. Este no ha muerto, sino que desertó tras una batalla y huyó a América junto con Burke.
Aquí se inserta una historia contada en primera persona por Burke, según la cual ambos se embarcaron en un buque que luego fue abordado por el capitán Teach, más conocido como Barbanegra. Los piratas aceptaron a Burke y James como parte de su tripulación en lugar de matarlos, como al resto de prisioneros. A Barbanegra se lo presenta como un absoluto idiota al que James termina por convertir en un títere a su servicio. Una nota a pie de página nos "aclara" que en realidad este Barbanegra era un imitador del verdadero.
Cuando el botín de los piratas alcanza un monto considerable, James y Burke drogan el ron y huyen llevándoselo todo junto con otro cómplice, al que luego James mata. Esta parte se me hizo tremendamente absurda y siento que no aporta prácticamente nada a la trama, más allá de alargarla más y más e introducir el elemento del tesoro. Ambos terminan regresando a Europa. Burke lo hace con su parte del botín, mientras que James entierra el suyo y lo abandona en América.
Como prueba de sus palabras, Burke entrega tres cartas escritas por James. Una está dirigida a su padre, otra a su hermano, y otra a su ex prometida que ahora es su cuñada. Alison se niega a leer la suya, y la misiva termina siendo quemada sin haberla sacado siquiera del sobre. De las otras dos cartas solo se nos revela el contenido de la dirigida a Henry, que no es mas que una colección de insultos. James le achaca a él la culpa de todos sus defectos y malas decisiones, y le reclama una paga vitalicia. James no desea el titulo de Señor de Ballantrae que le corresponde por derecho de nacimiento, por las responsabilidades y deberes que ello acarrea, pero sí quiere los beneficios económicos que conlleva. Quiere más, de hecho. Durante muchos años, Henry accede a pasar regularmente sumas cada vez mayores a su hermano, que se ha instalado en Francia y vive a cuerpo de rey, porque además del dinero familiar se las ha apañado para recibir una pensión del ejército escocés. La relación de Henry con su esposa nunca llega a ser realmente feliz, porque ambos sienten estar traicionando a James ahora que saben que está vivo, a pesar del desprecio que este no cesa de manifestar hacia ellos.
Tras otra larga época (esta situación de estar parasitando a su familia se mantiene durante unos quince años) James se ve implicado en una serie de escándalos que hacen que se le retire la pensión del ejército, y la gran suma que le envía religiosamente su familia se le hace insuficiente para mantener su estilo de vida. James regresa entonces a Escocia y se instala a vivir con Henry y Alison, que tienen ya una hija. Esto se vuelve rápidamente insoportable, con James lanzando continuas pullas a Henry. Una noche, durante una partida de naipes, James tiene la ocurrencia de decir que le consta que tanto Alison como su hija le prefieren a él antes que a Henry. Esto degenera en un duelo a las afueras del castillo en el que Henry atraviesa el pecho de James con su estoque. Y en mi opinión, la historia debería haber terminado aquí, pero solo estamos a la mitad de la novela.
Horrorizado por lo sucedido, Henry regresa corriendo al castillo, ignorando que en realidad James sigue vivo. Unos contrabandistas con los que tuvo tratos en el pasado lo llevan de nuevo a Francia. Una vez recuperado de su grave herida, se marcha a la India, donde no entiendo el porqué, el narrador y Burke van a buscarlo luego para convencerlo de que vuelva al castillo familiar. Tan pronto como James lo hace, retoma su antiguo comportamiento de parásito, volviéndose insoportable hasta el punto que Henry, Alison y su hija abandonan la propiedad dejándolo todo en sus manos y yéndose a vivir a una pequeña hacienda que tienen en el campo. A James le falta tiempo para ir tras ellos e instalarse en la hacienda, ya que el verdadero motivo de su regreso siempre fue el atormentarles, no reconciliarse con ellos. A todo esto, lo que se nos dijo al principio sobre que el hijo que resultara estar en el bando perdedor no podría volver a presentarse en sociedad, se olvida por completo. James se pasea a la vista de todos y usa el titulo de Señor de Ballantrae sin que ninguna autoridad tenga el menor problema con ello ni se le reclame explicación ninguna a su familia por que uno de sus hijos apoyara en la guerra al príncipe Carlos.
La familia está casi arruinada por las continuas exigencias de James, y Henry le anuncia que se le dará techo y comida siempre que lo necesite, pero no recibirá más dinero. Ante la (para él) desoladora perspectiva de tener que trabajar para vivir, James decide volver a América en busca de su parte del botín de Barbanegra que dejó enterrado. Naturalmente le pide dinero a Henry para financiar la expedición ya que necesita pagar un pasaje en barco hasta allí y contratar algunos hombres, y Henry le consigue la suma requerida. Sabiendo las compañías que James suele frecuentar, confía en que este muera buscando ese tesoro, acaso a manos de sus propios hombres.
Efectivamente, James se rodea de individuos como él, poco de fiar. A medida que el viaje transcurre se va haciendo cada vez más evidente que sus compañeros están esperando a que James los lleve hasta el tesoro para luego matarlo. A James le acompaña también un fiel criado que tuvo durante su breve estancia en la India, el cual le enseña una técnica para ralentizar tanto su metabolismo que su pulso y respiración sean imperceptibles. Recurriendo a esta técnica, James finge enfermar y morir ante los demás, y en su agonía les revela donde encontrar el tesoro. Cuando “muere”, es enterrado y el grupo parte en busca del tesoro, dejando al criado hindú llorando junto a la tumba de su amo.
El grupo va cayendo uno tras otro en manos de los cazadores de cabelleras, hasta que el último superviviente es encontrado un par de días después por otra expedición dirigida por el narrador y Henry, que tras pensárselo mejor han ido en busca de James, para averiguar si sigue vivo o ha muerto. Este superviviente los lleva hasta la tumba de James, donde encuentran al criado indio. Este ha desenterrado el cuerpo de James y se está afanando en reanimarlo. Chapurreando apenas en inglés, el criado indio les explica todo el asunto de la muerte fingida. Él debía esperar dos días a que el grupo de traidores, a los que James dirigió directamente hacia territorio indio, murieran a manos de estos. Pero algo ha fallado y James solo se reanima brevemente. Al ver a su hermano “muerto” abrir los ojos, Henry sufre un colapso y cae verdaderamente muerto al suelo. Poco después James muere también, pues su organismo no logra reponerse a tantas horas de una parálisis cardíaca casi total. Ambos hermanos son enterrados uno junto al otro allí donde caen y se graban sus epitafios en una misma roca.
Como dije al inicio del comentario, no me ha gustado. La prosa es impecable, pero la historia que nos cuenta es tremendamente aburrida: demasiado larga, repetitiva, y no hay quien aguante a ninguno de los hermanos. Los dos son unos cobardes, cada uno a su modo. El final me parece muy rebuscado. La muerte de Henry, explicada en una línea, es del todo innecesaria. Y me da la impresión que el breve paso de James por la India se introdujo únicamente para justificar la presencia junto a él de un criado que conocía una misteriosa técnica para detener el corazón. Lo que parecía que iba a ser la trama principal (la guerra en la que cada hermano ha de luchar en un bando distinto) es algo que se olvida rápidamente, y a partir de ahí la novela no parece ir en ninguna dirección concreta. También es cierto que Stevenson la escribió tan solo seis años antes de morir, estando ya su enfermedad muy avanzada, y quizá su pésimo estado de salud influyó en esto.
Puedes ver una reseña sobre la versión en comic de esta obra pulsando aquí, o repasar otra novela de este autor pulsando aquí.
The Master of Ballantrae. 1889. Robert Louis Stevenson. Las Grandes Novelas de Aventuras nº 74. Publicado en 1986 por Ediciones Obris S.A.
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