LA COLECCIÓN DE FIERAS
¡Hola raros!
En la entrada dedicada a la figura del Verdugo de Super Monstruos, ya comentamos que en las colecciones de cromos de monstruos de los 80 era muy habitual encontrarnos con cosas tales como cavernícolas, verdugos, jibaros o asesinos en serie junto con los fantasmas, vampiros, hombres lobo y momias, a pesar que los primeros no tenían nada de mítico o sobrenatural. Se los clasificaba como "monstruos" debido al modo de vida tan brutal y sangriento que se les suponía. En muchos de estos casos, ese modo de vida era simplemente el único que su época y entorno permitía, y el clasificar como monstruo a, por ejemplo, un cavernícola, era algo totalmente fuera de lugar.
En otros casos, como el de los asesinos en serie, se puede entender. El ser humano es gregario, busca la unión y la fuerza del grupo como una forma de protección. Somos, lo queramos o no, animales de manada, y cualquier individuo de una manada que perjudique voluntariamente a esta (como los criminales) es un espécimen defectuoso e involucionado que debe ser repudiado y desechado. Un verdadero monstruo.
Los piratas eran uno de esos personajes que solían aparecer en las colecciones de cromos de monstruos, como un monstruo más. La imagen que ha perdurado de ellos es la de valientes aventureros, altruistas desfacedores de entuertos, o ingeniosos trúhanes, que casi siempre encontramos en el papel de los buenos de la historia. Los relatos ficticios de piratas nos los suelen presentar como intrépidos rebeldes que se oponen a gobernadores dictatoriales, vendedores de esclavos, o piratas "realmente" malvados.
Y puede que algo de eso hubiera después de todo, pero lo cierto es que la inmensa mayoría de ellos eran asesinos despiadados que a menudo torturaban y mataban, o vendían como esclavos, incluso a aquellos que se rendían a ellos sin presentar batalla. Y el ser consciente de ello no hace que deje de disfrutar de las historias clásicas de piratas, que están entre mis preferidas. Basta con tener clara la diferencia entre lo que es ficción y lo que fue la realidad. Porque sí, los piratas molan, pero los de ficción, la imagen idealizada que tenemos de ellos. Los de verdad simplemente eran (y siguen siendo) criminales asquerosos a los que únicamente movía el dinero, al igual que los cuatreros del Salvaje Oeste, los ninjas, o los ladrones de guante blanco.
Y tras esta parrafada, puesta aquí únicamente para explicar la presencia de un pirata en una colección de figuras de monstruos, pasemos a observarla con detenimiento. Lo primero que advertimos, es que este individuo prácticamente roza la perfección piratesca: garfio en el muñón, pata de palo, parche en un ojo… le falta el loro para alcanzar el puesto nº1 de los tópicos sobre piratas caribeños. Fijaos que todas las mutilaciones están en el mismo lado del cuerpo; mano izquierda, pierna izquierda, ojo izquierdo. Es posible que su lamentable estado sea el resultado de una salva de metralla o de una bala de cañón explosiva, porque sería mucha casualidad que todos los tajos y disparos los recibiera en el mismo lado.
Por lo demás, está claro que goza de una buena posición económica, por sus ropas. Lo normal entre los piratas era vestir únicamente pantalones, rara vez camisa, y casi nunca calzado, que restaba agarre a la cubierta de madera, y se pudría rápidamente con la humedad de los barcos. Este se trata sin duda de un capitán bastante adinerado.
En el catálogo aparece como la figura nº 13 de la colección. Su texto de trasfondo dice así.
“Seres malvados con una buena lista de crímenes, de los que se sienten satisfechos. Asesinan por placer y se apoderan de los tesoros de sus víctimas”
Puedes ver otra figura de la colección pulsando aquí.
Pirata. Super Monstruos. Yolanda. Presentado en blindbag. Sin puntos de articulación. 1992.
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