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lunes, 5 de febrero de 2024

SALIDA HACIA LA TIERRA

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, luchadores del espacio.

Volvemos con La Saga de los Aznar para reseñar su noveno título. Puede que reseñemos otro más este mismo mes, para compensar los que nos saltamos el año pasado. 

 

La historia comienza esta vez en el Sistema Solar, que ahora recibe el nombre de El Reino del Sol. En la Tierra quedan solo cuatro mil millones de humanos, todos esclavos de los thorbods. Otros ochenta millones languidecen trabajando hasta morir en las brutales minas de Ganímedes, que (en la ficción del autor) es marginalmente habitable. 

Un puñado de hombres fugados de las minas corre sobre la sucia nieve de Ganímedes después de haber logrado volar en pedazos una de las instalaciones thorbod. En su huida se encuentran con una jovencita, inconsciente pero enfundada en una avanzada armadura de combate. Dan por supuesto que es una marrana (nombre que dan a los humanos que colaboran con los thorbods a cambio de un mejor trato) puesto que parece excepcionalmente sana y bien alimentada, mientras que ellos son seres famélicos, cubiertos de andrajos y parásitos. La despojan de la armadura y se llevan tanto a esta como a la joven con ellos. 

Una vez en su escondrijo, en el que hay otros fugados, la joven se despierta a tiempo de oír como una mujer relata a su hijo pequeño la triste historia de la derrota de la Tierra a manos de los thorbods, de cómo Miguel Ángel marchó hacia las estrellas prometiendo regresar cuando estuviera en disposición de reconquistar el mundo madre, y liberar con ello a lo que quedara de la humanidad original. El relato de la mujer termina cuando el Rayo se pierde en el cosmos, porque nadie sabe que ocurrió a continuación. Es un cuento idealizado, en el que hay más leyenda que historia. Y cuando la mujer se calla, sin saber cómo continuar, es la joven la que empieza a contar el viaje posterior por el espacio, la llegada a Redención, y los preparativos para el regreso al Reino del Sol. La joven revela entonces ser Amalia Aznar, y ser una observadora de La Armada de Redención, formada por el pueblo resultante del mestizaje de terrestres y nativos de esa segunda cuna de la humanidad.  

Nos enteramos entonces que han pasado unos doscientos cincuenta años desde el libro anterior, que los humanos de Redención han aprovechado para consolidar su dominio tanto sobre la superficie del planeta como sobre su interior hueco. Miguel Ángel Aznar ha muerto plácidamente de extrema vejez, y su hijo y protagonista de los dos libros anteriores, Fidel Aznar, es un anciano de cerca de doscientos setenta años, que es la actual esperanza de vida de los Redentores, gracias a los avances médicos logrados. En el Reino del Sol, en cambio, debido a la relatividad del tiempo han transcurrido casi dos mil años, y la historia de Miguel Ángel y su Rayo es un mito para la mayoría. Sin embargo, Amalia logra convencer a Harold, el líder de esa pequeña comunidad de esclavos fugados, de que lo que dice es verdad. Su armadura le es devuelta y Amalia emplea el sistema de comunicaciones de esta para ponerse en contacto con uno de los acorazados de su flota, el Valparaíso, para que acudan a recogerla a ella y al grupo de fugados. 

Casi la totalidad del libro consiste en Amalia y Harold poniéndose al día mutuamente sobre la parte de la historia de la humanidad que cada uno se ha perdido. Es así como nos enteramos que los thorbods, desde el mismo día de su victoria, han estado desarrollando armas y defensas a un ritmo frenético, como si temieran ser atacados en cualquier momento por un terrible enemigo. Y a Harold nunca le ha dado la impresión que fuera al retorno de Miguel Ángel y el Rayo lo que estos temieran, sino algo muy diferente. 

La Armada de Redención ha tardado treinta años en hacer el camino de regreso a la Tierra, y Amalia ha nacido ya en tránsito, sin llegar a conocer el mundo del que las naves partieron. La flota está formada por nuevos modelos de naves y el autoplaneta Valera, puesto que el Rayo ha quedado varado en Redención como un museo, ya demasiado viejo para operar con seguridad. En su momento, el Rayo, con sus cuatrocientos metros de diámetro, era el mayor vehículo jamás construido y una máquina de guerra invencible. El Valera es una monstruosidad de tres mil doscientos kilómetros de diámetro. De hecho, se trata de uno de los mundos del sistema solar de Redención que compartía con éste el rasgo de tener un interior hueco. Pero a diferencia de Redención, la corteza esférica de cientos de kilómetros que separa la superficie estéril de Valera con su interior hueco no es una mezcolanza de piedra y otros minerales si no que se compone enteramente de dedona. Literalmente, es una gruesa burbuja de dedona solidificada formada por uno de esos caprichos de la naturaleza, lo que la convierte en el armazón perfecto para un autoplaneta. A modo de titánico portaaviones, el resto de la Armada de Redención viaja en el interior hueco del Valera, donde se han alzado instalaciones, factorías, talleres, y ciudades habitadas por los millones de tripulantes de la nave. También se han creado mares artificiales bombeando agua de los mares de Redención, se han plantado bosques en tierra fértil traída de ese mismo mundo, y se ha creado un sol interior artificial que ha formado un clima propio, con sus ciclos de lluvias y evaporaciones.

A pesar de encontrarse ya en el Reino del Sol y de algún modo, no haber sido detectados por los thorbods, la Armada de Redención se toma tres largos meses para dedicarse a recabar información sobre sus adversarios antes de decidirse a atacar. Infiltran espías en la Tierra haciéndose pasar por esclavos, entre los cuales están los propios Harold y Amalia. Incluso se reparten entre las comunidades de esclavos cargamentos de armas y se establecen estaciones de radio clandestinas a lo largo del planeta para alzar a los terrestres y mantenerlos informados de la marcha de la guerra llegado el momento.  

Cuando la esperada batalla se produce, estamos ya casi al final de la novela. El que el autor dedicara la practica totalidad del libro a sus personajes, a explicarnos sus vivencias y describirnos en detalle su universo y entorno, arrinconando la acción como algo meramente testimonial, creo que es un indicativo de hasta que punto se estaba implicando en su saga. Muchos de estos escritores de bolsilibros escribían casi en automático, a veces copiándose a si mismos o a otros autores, pero está claro que Eguídanos puso mucho corazón, además de muchas horas, en dar vida a su obra. 

En esta batalla, a la vez la primera y la final, dos millones de naves, algunas de varios kilómetros de eslora, brotan del autoplaneta Valera tomando posiciones en torno a la Tierra. La flota thorbod es mucho mayor, pero sus tácticas están comparativamente anticuadas... o quizá enfocadas a un tipo diferente de adversario. Ambas flotas tienen como armamento principal baterías de Rayos Z que desintegran los metales, y a su vez están blindadas con dedona, el único metal que resiste parcialmente los Rayos Z, lo cual obligaría a una larga y estancada guerra de desgaste. En lugar de enredarse en un interminable intercambio de disparos de Rayos Z, la Armada Redentora lanza una andanada masiva de torpedos autómata. Los thorbods disparan contra los torpedos sus Rayos Z con la intención de desintegrarlos en vuelo, solo para descubrir que los propios torpedos también están hechos de dedona. Cada uno de ellos está dirigido por su propia inteligencia artificial que localiza y pone rumbo al punto más vulnerable del blanco asignado. Sus cabezas atómicas abren enormes boquetes en el blindaje thorbod a través de los cuales las baterías de Rayos Z pueden ser disparadas contra el vulnerable interior. 

Cuando su flota empieza a diezmarse, las tropas de tierra thorbod se hacen fuertes en las ciudades para escudarse tras los esclavos humanos, pero los esclavos que los reciben resultan estar bien organizados y pesadamente armados. Ejércitos enteros de robots de combate fabricados así mismo en dedona, de la que los humanos de Redención andan más que sobrados, descienden como plagas de langostas sobre los enclaves thorbod. Toda la operación es un inmenso ataque relámpago en el que cada reacción posible de los thorbod ha sido ya prevista. Tras cuarenta años de huida, doscientos cincuenta de preparación y treinta de regreso, la reconquista de la Tierra se produce en menos de dos horas. Pero la Bestia Gris aún controla Marte, Venus y Ganímedes.

Tras esta primera e importante victoria, Amalia se le declara a Harold y se nos da a entender que se casan y tienen hijos, que quizá protagonicen alguno de los siguientes libros. En esta novela se establece además algo que se volvería muy característico de la saga, el relacionar apellidos con arquetipos de personaje. En las novelas anteriores aparecían muchos otros personajes que no hemos nombrado en las reseñas, para no alargarlas demasiado, y que estaban entre los primeros aliados de Miguel Ángel. A modo de tradición familiar, a lo largo de la saga los apellidos de estos personajes se van repitiendo, como una forma de darnos a entender cual será el papel de los nuevos personajes que van sustituyendo a los antiguos, sin necesidad de especificar por cada uno. De este modo, así como los Aznar tienden a ser los líderes militares, los Balmer tienden a ser electricistas, los Ferrara mecánicos, o los Valera astrónomos.

¡Próximamente en sus kioscos, Venimos a destruir el mundo!

Salida hacia la Tierra. 1974 (reescritura del texto original de 1954). George H. White [Pascual Eguídanos]. La saga de los Aznar nº 9. Editorial Valenciana S. A. 

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