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miércoles, 17 de julio de 2024

TINTÍN EN EL CONGO

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, intrépidos reporteros.

Las aventuras de Tintín es una de las colecciones más conocidas del comic europeo, y una muestra muy representativa de la llamada línea clara francesa, hasta el punto que cuando se habla de este estilo de dibujo, se suele poner una viñeta de Tintín como ejemplo. Sus historias alternaban aventuras de exploración en lugares remotos (desde el corazón de la selva boliviana al implacable desierto africano, o la mismísima superficie lunar) con tramas detectivescas o de espionaje. 

A pesar de estar dirigido a un público eminentemente infantil y juvenil no faltaban los asesinatos, ya fueran discretos envenenamientos o personas acribilladas a tiros en plena calle. El propio Tintín, no obstante su juventud y el trabajar como reportero (lo que justificaba que viajara continuamente), tenía mucha soltura con las armas de fuego y los explosivos, no se defendía nada mal a puño limpio, y disponía de un repertorio inagotable de recursos y trucos con los que salir bien librado de cualquier situación en la que se viera envuelto. Naturalmente, el propio estilo de dibujo, la falta de detalles sangrientos y el tono general de las historias hacia que resultara apto para todos los públicos. Tenemos varios comics de Tintín y los iremos comentando en orden ya que tienen continuidad cronológica entre ellos, aunque las historias rara vez se continuaban directamente.

Pero antes que nada... fechas. La fechas siempre son importantes, porque nos dan un contexto. Ignorarlas como si toda idea fuera atemporal es no querer entender las cosas, o pretender falsearlas. Por ello lo primero que quiero hacer notar de este comic hoy en día tan polémico es su fecha de publicación original, entre 1930 y 1931. Apareció por entregas en la revista Le Petit Vingtième (El pequeño vigésimo), entregada como suplemento del periódico Le Vingtième Siècle (El vigésimo siglo). La que vemos aquí es la edición española de 1985.

De todos los comics de Tintín, este el que más veces ha sido censurado o modificado, en algunas ocasiones por su propio autor. Hergé lo dibujó con poco más de veinte años, nunca había estado en África, y se limitó a retratar esa tierra y sus gentes como casi todo el mundo en aquella época pensaba que eran. Sus negritos son una colección de estereotipos que por la propia naturaleza de sus historias, desenfadadas y dirigidas a un público infantil y juvenil, se exageran aún más. Es exactamente lo mismo que se ha hecho siempre con los comics, cuentos o dibujos infantiles (usar estereotipos porque son fácilmente identificables por los niños pequeños) pero como suele pasar en estos casos, hay gente que entiende eso y otros que no. Los españoles a menudo son representados como si todos fueran toreros y folclóricas, los rusos como borrachos y pendencieros, y los chinos como indistinguibles unos de otros, y nadie con dos dedos de frente se rasga las vestiduras por eso.

Entre las muchas polémicas que rodean a Tintín en el Congo, está el hecho de que fue denunciado por el Consejo Representativo de las Asociaciones Negras de Francia… a pesar que he leído en un par de sitios que se trata del comic de Tintín más vendido y apreciado precisamente en el Congo, en el que es visto como una divertida curiosidad. Es lo mismo que ocurrió con esa película de Misión Imposible que transcurre en España y en la que el guionista confundió la Semana Santa con las Fallas, y se ve a los devotos prendiendo fuego a los tronos después de pasearlos al hombro por las calles. La mayoría de los españoles se rieron del error y lo vieron como una curiosidad, mientras que la mayoría de críticas a esa escena llegaron por parte de gente de otros países que quiso verlo como algo ofensivo. En el juicio al comic (y por ende, de forma indirecta, a su autor), se intentó prohibir su venta hasta el fin de los tiempos, por racismo. Y por cierto, el Consejo Representativo de las Asociaciones Negras de Francia perdió la demanda. 

Otro caso interesante es el de la copresidenta de la Comisión de Pueblos Indígenas del Partido Liberal de Canadá, que acusó a los comics de Tintín y Asterix de racismo, paternalismo, xenofobia y apropiación cultural, y animó a quemarlos públicamente. Este caso es especialmente gracioso porque más tarde se descubrió que la susodicha copresidenta, que afirmaba ser descendiente de los pueblos indígenas americanos, no lo era en absoluto y se había inventado su linaje para añadir un poco de victimismo a su (al parecer) aburrida vida. Lo cierto en todo esto es que Tintín en el Congo no es más que un producto de su época y como tal hay que verlo: como una ventana que nos permite asomarnos a como se entendían las cosas en esa sociedad de 1930 en el que vio la luz por primera vez.

A destacar que cuando se publicó y durante los años posteriores no hubo ninguna polémica en torno a él, lo cual es un buen indicativo de que el comic nos puede parecer racista ahora no porque en su momento se hiciera con esa intención, sino porque es la mentalidad del público en general lo que ha cambiado. Hergé modificó cosas de cara a una reedición que se hizo en 1940, y algunas viñetas han sido cortadas o censuradas por los editores en varias ediciones posteriores. Llama especialmente la atención una edición en la que, para evitar criticas sobre el racismo, se cambió la portada original en la que aparece Tintín compartiendo coche con un chaval congoleño por otra en la que aparecen Tintín y un león mirándose frente a frente. Es decir, que para que no les acusaran de racismo... eliminaron al chico negro de la portada... 🤔... raro... Pero en fin, dicho todo esto, tampoco está de más añadir que personalmente lo considero el peor de la colección, pero no por algo de lo anterior sino a nivel argumental y por temas de coherencia.

Nos dejamos por el momento de polémicas y vamos al comic, que es lo que nos interesa. Tintín en el Congo es el primero de la colección conocida como Las Aventuras de Tintín, en el cual no se incluye Tintín en el país de los soviets, una obra mastodóntica en la que Hergé todavía estaba definiendo su estilo de dibujo. En Tintín en el Congo ya vemos el que sería, con muy poca variación, su trazo definitivo.

Empezamos con Tintín y su inseparable perrito Milú despidiéndose de sus correspondientes grupos de colegas y admiradores en una estación de tren, porque se marchan a África a hacer uno de sus reportajes. Curiosamente, en la primera viñeta vemos a los detectives Dupond (Hernández y Fernández, en la versión española) que tras este primer cameo ya no volverían a aparecer hasta el tercer título, Los cigarros del faraón

Durante el viaje en barco al llamado Continente Negro, Milú se topa con un extraño individuo oculto en la bodega (un polizón, a todas luces) y Tintín tiene su primer rifirrafe con los tiburones, enemigos recurrentes de sus posteriores aventuras marinas.

Aunque se supone que Tintín es un reportero mundialmente famoso, en sus primeros números parece ser mucho más conocido que en los posteriores, o quizá es que esta fama se exageraba más. A su llegada a África, por ejemplo, una entusiasmada multitud le está esperando con pancartas (y lanzas, porque... son africanos 😅) y es llevado en volandas por las calles. 

En su hotel es acosado por representantes de distintos periódicos internacionales para que les venda el reportaje sobre África que aún no ha escrito, llegando a ofrecerle diez mil dólares americanos por él. Es una forma de darnos a entender que Tintín podría ser rico si quisiera, pero en lugar de eso prefiere mantenerse estoica y patrióticamente fiel a los diarios franceses para los que trabaja habitualmente.

Con un chaval congoleño llamado Coco como guía y un destartalado coche como medio de locomoción, Tintín emprende su aventura por África. No la detallaré porque es una sucesión de situaciones típicas casi inconexas, sin relevancia para la verdadera trama. Caza antílopes (mata muchísimos de ellos), se enfrenta a cocodrilos, a leones, a elefantes, a un mono que se lleva a Milú, le roban el coche y lo recupera, avería un viejo tren y lo repara, es acogido por varias tribus indígenas (una de las cuales pasa de casi adorarlo a tratar de sacrificarlo por blasfemo)... Son cosas típicas con las que lidiaban todos los protagonistas de novelas y películas sobre África de esa época. En varios de estos incidentes está implicado el misterioso polizón que Milú encontró en la bodega, y que al parecer está siguiendo específicamente a Tintín con instrucciones de matarle de forma que parezca algo accidental.

Y volvemos al tema de la polémica sobre este comic, porque la mayoría de ella se centra precisamente en estas escenas de relleno que constituyen la mitad o más de la historia. Tintín hace una verdadera matanza de animales, en muchas ocasiones innecesaria y en algunas hasta cruelmente grotesca. Hay una boa de la que se deshace metiéndole a la serpiente su propia cola en la boca, de modo que esta al tragar para intentar hacer pasar lo que tiene atascado en la garganta, se va devorando a sí misma. Hay un rinoceronte al que le abre un agujero en el lomo con un berbiquí para meterle dentro un cartucho de dinamita, y lo vuela en pedazos. Casi toda interacción de Tintín con la fauna local termina con los animales muertos sin un motivo justificable. También se muestra a los habitantes nativos muy pobres, ignorantes y salvajes comparados con los europeos, lo cual ha sido muy criticado… y que nadie se lo tome a mal, pero estamos hablando de 1930. El común de los congoleños era en esa época, y por las circunstancias que fueran, mucho más pobre, ignorante y salvaje que el común de los europeos, las cosas como son. No hay que confundir la realidad histórica con el racismo.

El caso es que tras varios encontronazos con el misterioso polizón, éste termina devorado por unos cocodrilos y una carta dirigida a él cae en poder de Tintín. Gracias a lo que averigua a partir de la carta se desvela que el polizón trabajaba para el mismísimo Al Capone, rey de los gánsteres de Chicago, que consideraba al intrépido reportero un peligro para su organización y había dado a sus sicarios orden de eliminarlo. Con ayuda de las autoridades congoleñas, Tintín detiene a otros sicarios de Al Capone que estaban por la zona. 

Filmando unas ultimas tomas de animales antes de regresar al Francia se ve obligado a abandonar su cámara en medio de una estampida de búfalos, con lo que todo lo que ha grabado hasta ese momento se pierde… pero por haber detenido a varios hombres de Al Capone, él mismo termina siendo la noticia en lugar de su periplo africano.

Puedes acompañar a Tintín a su siguiente aventura pulsando aquí.

Tintin au Congo. 1931. Hergé [Georges Remi]. Las aventuras de Tintín nº 1. Edición de 1985 de Editorial Juventud.

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