MENSAJE DEL SUPERVISOR GENERAL: todas las fotos que aparecen con la dirección de este blog sobreimpresionada son de artículos de mi propiedad y han sido realizadas por mí. Todo el texto es propio, aunque puedan haber citas textuales de otros autores y se usen ocasionalmente frases típicas y reconocibles de películas, series o personajes, en cuyo caso siempre aparecerán entrecomilladas y en cursiva. Todos los datos que se facilitan (marcas, fechas, etc) son de dominio público y su veracidad es comprobable. Aún así, al final de la columna de la derecha se ofrece el típico botón de "Denunciar un uso Inadecuado". No creo dar motivos a nadie para pulsarlo, pero ahí esta, simplemente porque tengo la conciencia tranquila a ese respecto... ¡y porque ninguna auténtica base espacial está completa sin su correspondiente botón de autodestrucción!

martes, 16 de julio de 2024

INVASIÓN NAHUMITA

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, luchadores del espacio.

Llegamos al decimoquinto libro de la épica Saga de los Aznar. Esta es una entrega bastante intensa en la que veremos como el aparentemente invencible autoplaneta Valera es puesto de rodillas de un solo disparo. Si estáis listos para afrontar algo así, seguid leyendo.

Tras haber tomado control tanto del interior como del exterior de Redención, el autoplaneta Valera, con una dotación de cuarenta millones de militares y otros tantos de trabajadores civiles parte en busca de los mundos nahumitas. Los nahumitas atacaron el Sistema Solar en el pasado, convirtiendo la Tierra, Venus y Marte en inhabitables mediante bombardeos con Bombas H. En su obsesión por acabar con hasta el último thorbod del universo, los nahumitas no dudaron en tratar de exterminar toda vida presente en esos tres planetas por haber thorbods en ellos, aun encontrándose en condición de prisioneros.

Los nahumitas son un enigma; físicamente idénticos a los humanos y con una tecnología y cultura que es casi un reflejo de la de estos. Teniendo un potencial enorme tanto en el papel de mejores aliados como en el de peores enemigos, se toma la decisión de que ir en busca de los mundos natales nahumitas es preferible a mantenerse a la espera de acontecimientos. Y no recuerdo ninguna referencia en los libros anteriores a que la humanidad lograra preservar avispas cuando se vio obligada a evacuar precipitadamente la Tierra (en dos ocasiones) pero lo que hacen los valeranos al ir en busca de los nahumitas es, como suele decirse, agitar el avispero.

Los protagonistas principales son Miguel Ángel Aznar, un cadete casi recién graduado en la academia militar valerana, su compañero de promoción José Luis Balmer, y la hermana del primero e interés romántico del segundo, la civil Estrella Aznar. El autoplaneta Valera ha logrado hallar (aunque no se nos indica que proceso se ha seguido para ello) la ruta hasta el sistema solar nahumita. Se aproximan hasta quedar en órbita geoestacionaria respecto a su mundo principal y se mantienen a la espera, dando tiempo a los nahumitas a advertir su presencia, y darse cuenta que no han emprendido ninguna medida hostil. Y sí, los nahumitas advierten su presencia, desde luego… y reaccionan disparando contra ellos un rayo azul de naturaleza desconocida que deshabilita todos sus sistemas eléctricos. Es como un impulso electromagnético, pero que afecta también a los equipos eléctricos que en ese momento están desactivados. Propulsión, armamento, naves, la infantería autómata… toda capacidad de respuesta del Valera se viene inmediatamente abajo. No solo eso, también todos los sistemas de renovación de aire, las comunicaciones, la mera apertura de las compuertas y funcionamiento de los ascensores, los automóviles eléctricos, armaduras de combate y mochilas de vuelo… simplemente nada que funcione con energía lo hace. Los valeranos se ven ante la perspectiva de no tener nada más que soldados con cuchillos y pistolas o fusiles con munición sólida contra tropas con armaduras de combate y armas de energía avanzadas.

En realidad los nahumitas no precisan ni tan solo enzarzarse en un combate cercano, pues tienen el Valera a su merced y pueden limitarse a dispararle torpedos desde sus naves hasta perforar los cien kilómetros de grosor del casco. Organizar una defensa, por rudimentaria que sea, es además algo terriblemente complicado. Las pesadas puertas de seguridad que antes se abrían y cerraban pulsando una clave ahora deben moverse manualmente, girando una serie de engranajes ocultos en un proceso que puede requerir hasta media hora de trabajo agotador. Los mas de cien pisos de los edificios deben subirse y bajarse a pie al carecer de energía para los ascensores. Las inmensas distancias de un extremo a otro del planeta para llevar órdenes a los distintos acuartelamientos deben cubrirse sin vehículos a motor o batería. Ni tan solo hay forma de verificar la identidad del mensajero o las órdenes que transmite de palabra, por lo que los destinatarios en ocasiones se niegan a cumplirlas. Ante la falta de luz en el interior hueco del planeta, los valeranos se alumbran y calientan quemando cualquier cosa que tengan a mano, reduciendo aún más una reserva de oxígeno que ya no es renovable.

Los nahumitas parecen dispuestos a parlamentar y envían una delegación a la indefensa Valera. Curiosamente el representante nahumita no sabía nada de la existencia de los humanos, de la Tierra o del Valera. Los supervivientes de la flota que atacó el sistema solar y se retiró no debieron lograr volver a Nahum. El almirante del Valera, uno de los viejos Aznar, trata de aprovechar esta falta de conocimiento sobre anteriores conflictos entre humanos y nahumitas para establecer alguna clase de alianza con ellos, pero el delegado nahumita se ríe en su cara. Lo que se deduce de la conversación que sigue es que los nahumitas simplemente no tienen la capacidad de asimilar que pueda haber ninguna clase de convivencia pacífica entre diferentes especies. Todo ser vivo en el universo que no sea nahumita debe servir a los nahumitas con una sumisión absoluta o simplemente ser ejecutado, no hay más opciones.

Ante esta perspectiva, el almirante Aznar acepta rendirse, pero con otra cosa en mente. Quiere ganar tiempo para destruir el Valera haciendo detonar mecánicamente sus depósitos de armas atómicas. Para evitar tener que sacrificar a los cuarenta millones de civiles, deja instrucciones a sus generales para que pequeños grupos de comandos permanezcan ocultos hasta que la población haya sido evacuada a Nahum como prisioneros, antes de autodestruir el Valera. Confía en que los civiles al menos recibirán un trato mínimamente digno por parte de sus captores. Él y la plana mayor se suicidan con capsulas de cianuro a fin de impedir que les torturen o droguen para obtener datos relevantes sobre el potencial bélico de la humanidad, mientras toda la documentación que permita a los nahumitas trazar un rumbo hasta Redención es quemada.

La noticia de la rendición incondicional del Valera desata las iras de la misma población a la que se está tratando de proteger. La fama de la familia Aznar, establecidos desde hace generaciones en los puestos de poder y liderazgo, hace que la gente convierta su miedo en odio contra ellos. De pronto se les tilda de traidores y cobardes, los soldados con el apellido Aznar son apaleados públicamente y sus cadáveres arrastrados por las calles. Entre los pocos Aznar a bordo del Valera que se salvan de ser linchados están Miguel Ángel y Estrella, que por ser los más jóvenes y no ocupar puestos relevantes en ningún cargo tampoco son reconocidos por la mayoría de la gente. Miguel Ángel y Estrella, junto con José Luis Balmer, se ponen en marcha también hacia uno de los depósitos de cabezas nucleares para hacerlo estallar. Logran llegar hasta uno de los carteles aislados en las montañas artificiales de Valera, donde permanece a la expectativa un destacamento de soldados al mando de Ángela Balmer, prima de José Luis. De hecho, la práctica totalidad de los soldados de su grupo llevan el apellido Balmer y tienen algún grado de parentesco.

Los Balmer son otro de esos apellidos tradicionales que han terminado por convertirse en una especie de nuevos clanes. Los Balmer han estado junto a los Aznar desde el principio, desde que el primer Balmer acompañó al primer Aznar fuera de la Tierra y regresaron con el autoplaneta Rayo, con el que mas tarde la humanidad llegó hasta Redención. Sin embargo con el tiempo los Balmer fueron quedando en segundo plano. A medida que las familias crecían y se ramificaban los Aznar fueron encumbrados por la población mientras que los Balmer, en puestos de menor relevancia, se fueron distanciando de los primeros. Lo que antes fue amistad se convirtió lentamente en una sana aunque algo tensa rivalidad, pero la rendición del Valera por los Aznar ha convertido esta rivalidad en odio. 

Miguel Ángel y Estrella se ven de pronto formando parte de un grupo que probablemente les ejecutaría llevados por la rabia si se enterasen de quienes son, pero su mejor opción de sobrevivir a los nahumitas es quedarse con ellos. Les explican su intención de volar los depósitos de armas atómicas. A falta de otras órdenes, Ángela Balmer decide secundar el plan.

Mientras esperan a que la oportunidad se presente, Miguel Ángel y su grupo observan de lejos como soldados nahumitas hacen avanzar a golpes de látigo a una columna de prisioneros. Son todos ancianos y niños, sin gente joven o adulta entre ellos. Y no los llevan hacia las naves para transportarlos como rehenes a Nahum, sino a las grandes factorías metalúrgicas de Ciudad Mecano. Los nahumitas no consideran a los niños y ancianos como prisioneros útiles, y se están deshaciendo masivamente de ellos arrojándolos vivos a los pozos de fundición. Esto hace que Miguel Ángel se replantee su plan original de destruir el Valera tras la evacuación de los civiles. Él contaba con que, al haberse rendido sin presentar batalla los prisioneros no serían maltratados, pero de alguien que acaba así con los mas indefensos no se puede esperar ninguna clase de compasión. Rápidamente traza un nuevo plan, con menos probabilidades de éxito que el anterior pero con un objetivo diferente: retomar el Valera.

Tras asentarse en todos los puestos de control y armamento y haber establecido su dominio sobre el Valera, los nahumitas han apagado su terrible rayo azul devolviendo su operatividad a una nave que ahora les pertenece. El plan de Miguel Ángel es aprovechar esto para llegar a una de las cámaras de control desde la que puedan poner en marcha los motores del Valera y trazar un rumbo de alejamiento de Nahúm. Naturalmente los nahumitas volverán a disparar contra ellos el rayo azul a la más mínima señal de que sus tropas han perdido el control del Valera, pero Miguel Ángel cuenta con que si eso ocurre, la inercia que pueda llevar ya el Valera lo seguirá desplazando aun con los motores desconectados hasta quedar fuera del alcance del rayo.  

Empleando todo tipo de trucos, buceando bajo los ríos para evitar las carreteras, moviéndose como ratas por las alcantarillas y túneles de mantenimiento que los nahumitas aún desconocen, los comandos Balmer logran llegar hasta una de las salas de control. Acaban con los nahumitas presentes y lo centralizan todo ahí. Los controles principales del Valera están configurados para priorizar las instrucciones verbales sobre todo lo demás, y los ordenadores solo reconocen el idioma español, por lo que los nahumitas habían mantenido allí a un gran número de operadores humanos para traducir sus órdenes al ordenador.

Tan pronto como ven a Miguel Ángel entre los comandos, varios de los operarios lo reconocen porque la sala de control era un lugar en el que el joven solía verse con su padre y abuelo, y se ponen inmediatamente a sus órdenes. Activan por control remoto a todas las tropas autómata almacenadas y las envían a masacrar a los nahumitas allá donde se encuentren, mientras el Valera empieza a ganar velocidad y alejarse de Nahum. A pesar de la hazaña que han logrado, Ángela Balmer y sus comandos están en shock, dudando entre unirse a la alegría general o pegarle un tiro a Miguel Ángel ahora que saben que es un Aznar. Mientras el Valera se aleja más y más de Nahum, las pantallas muestran como el rayo azul ha sido disparado de nuevo desde el planeta y cierra distancia rápidamente con ellos. El inevitable impacto se produce y con ello cae nuevamente la planta eléctrica y todo queda desactivado otra vez. Pero el Valera sigue alejándose a mil kilómetros por hora de Nahúm empujado por su propia inercia.

Justo antes que todas las luces se apaguen y quedarnos sumidos en las tinieblas, aun tenemos tiempo de ver a Ángela Balmer besar impetuosamente a Miguel Ángel Aznar, y a Estrella Aznar buscar refugio en los brazos de José Luis Balmer, en lo que apunta a una futura reconciliación de ambas estirpes. A continuación todo queda a oscuras y el Valera, a la deriva, se aleja hacia la inmensidad del espacio. 

¡Próximamente en sus kioscos, Mares tenebrosos!

Invasión nahumita. 1974 (reescritura del texto original de 1955). George H. White [Pascual Eguídanos]. La saga de los Aznar nº 15. Editorial Valenciana S. A. 

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