MENSAJE DEL SUPERVISOR GENERAL: todas las fotos que aparecen con la dirección de este blog sobreimpresionada son de artículos de mi propiedad y han sido realizadas por mí. Todo el texto es propio, aunque puedan haber citas textuales de otros autores y se usen ocasionalmente frases típicas y reconocibles de películas, series o personajes, en cuyo caso siempre aparecerán entrecomilladas y en cursiva. Todos los datos que se facilitan (marcas, fechas, etc) son de dominio público y su veracidad es comprobable. Aún así, al final de la columna de la derecha se ofrece el típico botón de "Denunciar un uso Inadecuado". No creo dar motivos a nadie para pulsarlo, pero ahí esta, simplemente porque tengo la conciencia tranquila a ese respecto... ¡y porque ninguna auténtica base espacial está completa sin su correspondiente botón de autodestrucción!

martes, 27 de agosto de 2024

HÉRCULES CONQUISTA LA ATLÁNTIDA

  EL ORÁCULO DE LAS VISIONES                                                                                     ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                                                                                                                       

Presentado por... Pecky.
 

¡Hola, amigos cinéfagos!

Este es uno de mis peplums preferidos. Es divertidísimo pese a no ser una comedia, tiene una historia interesante, está más trabajado en todos los aspectos que la mayoría de estas películas, y repleto de escenas de peleas agradablemente exageradas. Además, se trata de una de las mejores caracterizaciones del famoso héroe que se hizo en la época dorada del cine peplum y mitológico.

Lo tengo sin la carátula, pero imagino que sería una versión ampliada de la imagen impresa en el DVD. Fijaos que en el propio DVD el título aparece como La conquista de la Atlántida pese a que el título oficial en español es Hércules conquista la Atlántida

Empezamos en una taberna (he de decir que soy muy fan de las escenas de pelea de taberna) donde una grácil bailarina danza entre las mesas con una ánfora en las manos. Mientras esquiva hábilmente las manos y abrazos de los clientes, la mayoría de ellos borrachos, llena sus copas sin dejar de bailar. Esto se alarga durante un par de minutos, acompañando a los títulos de crédito, y encuentro la escena preciosa y original. A esta especie de danza de Baco le sigue una pelea que se extiende por todo el local, con los clientes golpeándose unos a otros aleatoriamente, sin bandos definidos. Es otra escena genial, llena de pequeños momentos cómicos. Mientras todos se estrellan jarras en el cráneo unos a otros o se parten la cara a puñetazos, Hércules es el único que permanece sentado, terminándose tranquilamente su asado.

Cuando uno de los borrachuzos pendencieros se ve atrapado por varios oponentes, grita para que le dejen tranquilo “¡Soltadme, soy el rey de Tebas!”… y el caso es que es cierto. Androcles, el rey de Tebas, es uno de los matones empapados en vino que toma parte de la trifulca. Timoteo, su criado enano, e Hylo, el hijo de Hércules, también están allí. Hércules termina de comer y se pone en pie, y a todos se les quitan de pronto las ganas de seguir peleando. 

Los cuatro amigos vuelven al palacio de Androcles y por el camino un vidente profetiza un gran desastre para la Hélade. Un apocalipsis mágico llegado de más allá del mar que arrasará la region. Androcles reúne a los gobernantes de las otras ciudades-estado para proponerles una fuerza expedicionaria y salir al encuentro de ese gran mal que se avecina en lugar de quedarse a la expectativa. 

En otra escena realmente cómica (siempre para mi gusto personal, claro) los otros gobernantes declinan el honor de formar parte de la expedición por diversos motivos legales y económicos con los que no hacen otra cosa que encubrir su miedo a actuar. El propio consejo de Androcles no está de acuerdo con el asunto: el presupuesto de la campaña sería muy elevado… los sacerdotes desaconsejan tomar parte… todo precisa ser votado democráticamente… al final, lo único que obtiene Androcles de su propio reino es un solo barco con una veintena de remeros sacados de las prisiones, que no son la tripulación más confiable del mundo. Para evitar que en su ausencia alguno de los otros gobernantes trate de usurpar el trono, Hércules lo levanta en vilo y lo lanza contra en suelo, destrozándolo, y anuncia que el trono de Tebas solo será reconstruido cuando Androcles regrese.

Al rey le acompaña su criado Timoteo, y Hércules, al que han embarcado drogado debido a que él tampoco quería tomar parte en la aventura (le había prometido a su mujer que estaría más tiempo por casa). Hylo también va a bordo, pero escondido en la bodega porque cree que si su padre se entera que forma parte de la expedición le dará una paliza. Hasta este punto la película ha tenido un tono principalmente desenfadado, pero a partir de aquí comienza a parecerse más a un peplum al uso, centrándose en peleas y extraordinarias exhibiciones de fuerza.

Tras sofocar un motín y dejar a todos los remeros abandonados en una isla, Androcles, Hércules y Timoteo (Hylo sigue oculto en la bodega) continúan navegando ellos solos en busca del desconocido peligro “de más allá del mar”, lo que para ellos significa pasado el estrecho de Gibraltar.

Una tormenta los hace naufragar cuando se adentran en el Océano Pacífico. Hércules llega a nado hasta una isla en donde rescata a una joven que había sido dejada a allí como sacrificio a Proteo. Este semidios tiene el poder de cambiar de forma, cosa que hace varias veces mientras lucha contra Hércules, siendo anciano, llamarada, león y buitre. La última forma que adopta es la de un reptil humanoide con un cuerno en la frente. 

Hércules logra derrotarle arrancándole el cuerno, con lo que Proteo cae muerto al fin. Esto recuerda bastante (salvando las diferencias de presupuesto) al combate entre Conan y Dagor, al final de Conan el destructor (1984). La joven ofrenda, Ismene, le dice haber sido dejada allí por su propia gente, los habitantes de una isla cercana llamada Atlántida. Hércules lleva a Ismene hasta esa isla para él desconocida a bordo de una balsa formada con restos flotantes del naufragio.

En la Atlántida, Hércules presencia como un grupo de niños arrebatados a sus padres por los guardias reales es llevado a una montaña, ante la pasividad de los atemorizados ciudadanos. ¡Parece que eso de que un gobierno considere que los hijos de los ciudadanos pertenecen al estado y no a los padres no es ninguna novedad! Tras este aberrante espectáculo Hércules devuelve a Ismene a su madre, Antinea, que resulta ser la reina de la isla. Ésta, acompañada siempre por un musculoso guardaespaldas albino, los recibe fríamente, especialmente a su hija. 

Un sacerdote les acusa de haber traído la desgracia a la Atlántida puesto que en ella se adora a Urano, y Proteo era uno de sus hijos. Hércules le replica que el poderoso Urano nunca le hubiese permitido vencer a su hijo si esa no fuera su voluntad, y esto parece convencer a la reina. Un tanto a regañadientes, Antinea le da la bienvenida a la isla y lo convierte en su huésped. Ya a solas con su hija, Antinea le dice que la va a matar de todos modos, porque así lo dictamina una antigua profecía. Sus hombres se llevan a la niña para ejecutarla lejos del palacio y lanzar su cuerpo por un acantilado.

Antinea se encapricha de Hércules y trata de que este se quede a su lado en la Atlántida. Le hace creer que sus compañeros han muerto ahogados aunque ella tiene a Androcles en su poder. Le revela sus planes de expandirse por el mundo y ponerlo todo bajo su dominio gracias a un arma secreta que está desarrollando, y le ofrece gobernar el mundo junto a ella.

Hércules comprende que esta es la amenaza allende el mar de la que el viejo oráculo pretendía advertirle, pero ignora de que modo los habitantes de esa pequeña isla pudieran poner en peligro a todo el mundo conocido. La respuesta está en la Guardia Negra de la reina, una tropa de élite con el rostro permanentemente cubierto por un yelmo negro. En realidad no son humanos, sino una especie de mutantes creados al exponer a niños a las radiaciones de un meteorito incrustado desde hace eones en el fondo de una cueva. Esta cueva está en la montaña donde eran llevados los niños que Hércules vio a su llegada a la isla. Algunos de estos niños no soportan las radiaciones y quedan cubiertos de llagas, siendo abandonados en una hondonada y tratados como leprosos. Otros quedan transformados y adoptan un mismo aspecto con mínimas variaciones, siendo casi idénticos al guardaespaldas de la reina; un ejercito de clones con el rostro de Urano y una fuerza equivalente a la del propio Hércules, contra el cual los ejércitos convencionales poco podrán hacer.

Hylos y Timoteo también sobrevivieron al naufragio, siendo arrastrados hasta una orilla. Han estado actuando por su cuenta sin saber nada de los demás ni de toda la trama anterior. Han rescatado a Ismene de los soldados que se la llevaron del palacio y han presenciado como otro grupo de estos lanzaba a Androcles a la hondonada de los irradiados. Se encuentran con Hércules, que ha salido a escondidas del palacio de Antinea para seguir buscando a Androcles. Hércules libera a los prisioneros de la hondonada y uno de ellos le guía hasta la cueva a la que son llevados los niños. Allí, un sacerdote que cuida el lugar le revela que si la luz del sol llegara a tocar el meteorito, toda la isla sería destruida. Hércules tiene fuerza más que de sobra para romper el “techo” de la cueva y permitir que la luz del sol bañe el meteorito, pero no quiere condenar a muerte a todos los habitantes de la isla. En lugar de eso vuelve al palacio de Antinea para hacer un ultimo intento de razonar con ella. Cuando llega hasta el palacio ve que todos los prisioneros irradiados que rescató trataron de atacarlo y fueron masacrados por la Guardia Negra.  

Su intento de convencer a Antinea fracasa antes de empezar y termina luchando por su vida contra los superhombres albinos mientras escapa como puede. Viendo que no tiene otra opción para salvar a su propio pueblo, regresa a la cueva que aloja el meteorito y abre una brecha en la parte alta de esta. Hércules y sus amigos, llevándose a Ismene con ellos, roban un pequeño barco y huyen de la Atlántida mientras esta es destruida y se hunde en el mar al quedar el meteorito expuesto al sol.

Es una de esas películas con presupuesto bajo, efectos especiales cantosos, actuaciones aceptables pero no memorables, algún que otro momento ridículo… pero tiene su algo. Tiene ese encanto de cuando las películas se hacían únicamente para entretener y si tenían inconsistencias o errores respecto a la historia y mitología era por desconocimiento o dejadez, y no por querer engañar expresamente al espectador. Y la trama del meteorito cuyas radiaciones mutan a los niños que se exponen a ellas es bastante original. Los personajes lo justifican diciendo que el meteorito es una gota de la sangre de Urano petrificada, pero no hacen más que ajustar una realidad que no comprenden a su propia cultura. Es igual que cuando la gente no comprendía por que llovía, y cada religión se inventó a su propio dios, genio o patrón de la lluvia. 

A mi todo el asunto ese del meteorito que altera la genética de los que se exponen a él a edades tempranas me suena más a invasión alienígena encubierta. Pero la Atlántida se hunde, los humanos mutados se hunden con ella, y nos quedamos sin saber la verdad.

Puedes ver más peplums reseñados aquí.

Ercole alla conquista di Atlantide. 1961. Vittorio Cottafavi (guion y dirección) Reg Park, Ettore Manni, Luciano Marín, Salvatore Furnari (actores principales) Fay Spain, Laura Efrikian (actrices principales). SpA Cinematografica & Comptoir Français du Film Production. Editada en DVD por Suevia Films.

No hay comentarios:

Publicar un comentario