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lunes, 16 de septiembre de 2024

PLASMA VIVIENTE

  EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, ávidos lectores.

Vamos con un bolsilibro, que ya hace mucho que no reseñamos ninguno. Este no me ha gustado especialmente, pero es el que teníamos a mano y ya que lo hemos leído, pues aprovechamos para comentarlo.

Tres astronautas están explorando un planeta al que acaban de llegar. El mundo presenta señales de haber sido ya colonizado por humanos hace mucho tiempo: restos de edificios, un juguete, un vehículo estrellado… pero no hay humanos. Si se asentaron allí en algún momento, la historia les olvidó porque no hay ninguna constancia de la supuesta colonia en los registros de la nave.

Mientras dos de ellos investigan unos túneles subterráneos, el otro vuelve a la nave y se larga con ella por su cuenta, sin explicación aparente. Los astronautas Egan y Reg, ahora varados en ese mundo, no tienen más opción que seguir explorándolo en busca de recursos que les permitan sobrevivir. Descubren una forma de vida autóctona consistente en gordas babosas de dos palmos de largo y color rojo sangre que se mueven sobre diminutas patitas y se comunican emitiendo unos gemidos similares a lloros de bebés. En los túneles hay montones de estas criaturas, que ven pasar a los exploradores terrestres con curiosidad pero sin mostrarse ni asustadas ni agresivas. 

Más adelante Egan y Reg encuentran algo que les llama aún más la atención, y con motivo: una mujer humana joven y completamente desnuda, que se aleja furtivamente de ellos, aunque sin dar la impresión de estar huyendo. Siguiéndola salen de nuevo al exterior y encuentran su nave, aunque no hay ni rastro de su compañero. Tras esto la mujer vuelve a dejarse ver, como si en realidad les hubiera hecho seguirla para llevarlos hasta la nave.

Egan se aproxima a la joven tratando de comunicarse con ella, y descubre que habla perfectamente su idioma y conoce la Tierra mucho mejor de lo que ellos conocen ese planeta. La chica, llamada Inda, les cuenta una confusa historia sobre cómo la Tierra fue invadida por una raza alienígena y miles de humanos fueron abducidos y llevados a ese mundo. No sabe que ocurrió luego con la Tierra, ya que ella fue una de las raptadas. Todo esto debió ocurrir durante los dos años que la nave de los astronautas estuvo viajando por el espacio, demasiado lejos de la Tierra para recibir comunicados de ella.

El mundo en el que están no es aquel del que provenían los alienígenas. Al parecer lo emplean solo como campo de pruebas para sus experimentos. Hace mucho que Inda y las otras supervivientes raptadas no saben nada de los alienígenas, y suponen que estos simplemente abandonaron el experimento, y a ellas. Casi todos los componentes de la pequeña comunidad de humanos que hay en ese mundo son mujeres, puesto que la gran mayoría de los hombres fueron pasados por una máquina de procesamiento que empleó su sangre y cerebros para crear esas babosas rojas que han visto antes. Cada varón da para un montón de babosas, que a su vez se dedican a engordar y crecer rápidamente con lo que logran carroñear de entre los desperdicios del suelo. Inda dice ignorar la finalidad última del experimento, si es que realmente tiene alguna.

Inda los guía hasta su comunidad subterránea, donde un montón de mujeres (todas desnudas también) se les lanzan encima a Reg y Egan y los someten a base de golpes con barras de hierro. Cuando despiertan están maniatados y van a ser introducidos en la máquina de procesamiento para crear más de esas babosas de plasma sanguíneo. Justo cuando van a acabar con ellos, dos de las mujeres aparecen de pronto portando pistolas láser (las que les quitaron a Reg y Egan al capturarlos) y se lían a tiros matando a varias de sus compañeras. 

A continuación (aquí la historia empieza volverse confusa) una de esas dos rescatadoras traiciona a la otra, golpeándola hasta derribarla, y le arrebata el arma. Con una pistola en cada mano, libera a los astronautas y los guía por otra red de túneles mientras les cuenta que ella se llama Ila y es amiga de la primera chica que conocieron. Ambas han planeado su rescate y ahora van a reunirse con esta para huir todos juntos.

También les revela una parte de la historia que Inda no les contó, quizá para no espantarlos antes de tiempo; los alienígenas que provocaron esta situación instalaron un gran ordenador llamado Urka para llevar a cabo automáticamente la tarea de convertir la sangre y cerebros de los hombres en babosas... y habituar a las mujeres a alimentarse de estas. La comunidad de mujeres, de las que solo quedan unas noventa, han estado alimentándose de sus propios hombres, una vez procesados por la máquina para convertir cada uno de ellos en grandes cantidades de babosas rojas. Ila e Inda han evitado hasta el momento alimentarse de las babosas porque se mantienen en contacto a escondidas con dos hombres que se ocultan en una parte del subterráneo que las otras mujeres no conocen. Estos han creado un huerto y les proporcionan a Ila e Inda frutas y vegetales de forma regular, de modo que ellas no han tenido que recurrir nunca a comer las babosas fabricadas con restos humanos.

Ila lleva a los astronautas hasta uno de esos hombres, que les amplía la historia contada por ella e Inda con una información que las mujeres ignoran. Es cierto que unos alienígenas se llevaron a muchas personas de la Tierra, pero no se encuentran en otro planeta. La Tierra no fue invadida de un modo convencional, sino que los alienígenas hicieron que otro planeta más pequeño y denso se incrustara en la Tierra, provocando una serie de terremotos y erupciones volcánicas que acabó con toda la vida del planeta y cambió su geografía. Pasado un tiempo los alienígenas devolvieron a los humanos que se habían llevado a esa nueva Tierra e instalaron allí a Urka para que llevara a cabo los experimentos. Al principio Urka estaba asistida por un pequeño ejército de robots que eran los que llevaban a los hombres hasta la máquina procesadora. Con el tiempo los alienígenas se desentendieron de ese experimento y se llevaron a los robots para usarlos en otro. Las hambrientas mujeres, ya habituadas a las babosas de sangre, sustituyeron a los robots siendo ellas mismas las que capturaban y procesaban a los cada vez más escasos hombres. El motivo por el que las mujeres van desnudas todo el tiempo no es más que un intento desesperado de atraer a los hombres con los que puedan cruzarse, puesto que estos ya saben perfectamente lo que les espera si se dejan apresar por ellas.

La verdad es que contado así puede que no lo parezca, pero leído entero el texto da la impresión de haber sido reescrito varias veces, como no teniendo muy claro lo que se quería hacer con él o como se iba a encaminar la historia. 

Con la ayuda de sus inesperados aliados, Reg y Egan logran destruir a Urka, con la intención de acabar con esa dinámica absurda a la que se ha reducido la vida en la Tierra. La única forma en que logran hacerlo es derrumbando una parte del techo de los túneles que pasan bajo un lago, inundando todo el subterráneo. Urka es destruida, pero también todas las mujeres se ahogan junto a las babosas de sangre de las que se alimentaban. Inda e Ila se salvan, más no los dos anteriores compañeros de estas, que tampoco logran sobrevivir a todo el proceso. 

Terminamos por tanto con los dos astronautas y las dos mujeres normales como los únicos seres vivos en lo que queda del mundo. El huerto que mantenían los hombres prueba que la Tierra sigue siendo fértil, y en la nave de Reg y Egan hay grandes reservas de semillas que podrían reverdecer poco a poco el suelo ahora calcinado. Parece que los cuatro sobrevivirán, y aunque empiezan a hacer planes a futuro de cara a las siguientes generaciones, lo cierto es que es muy improbable que la humanidad se restablezca a partir de únicamente dos parejas.

Y esa a sido la historia de hoy. Uno más de los muchos oscuros destinos de la Tierra y la humanidad que nos ofrece la ciencia ficción, tan capaz de convertirnos en un imperio galáctico de millones de mundos como de privarnos del único que (por ahora) tenemos.   

Puedes ver otro libro de esta autora pulsando aquí.

Plasma viviente. 1976. Marcus Sidereo [María Victoria Rodoreda Sayol] (texto). La conquista del espacio nº 328. Editorial Bruguera.

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