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domingo, 27 de octubre de 2024

HOUSE ON HAUNTED HILL

 EL ORÁCULO DE LAS VISIONES                                                                                      ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

Presentado por... Pecky.
 

¡Saludos, amigos cinéfagos!

Esta película es un remake o nueva versión de la que reseñamos hace poco, la de La mansión de los horrores. Es de 1999, exactamente cuarenta años posterior a la película original, protagonizada por Vincent Price. Para cuando se hizo la versión de 1999 Vincent Price llevaba ya seis años muerto, y sin embargo lo vemos aparecer en pantalla en el mismo papel que en la versión de 1959. 

Este es uno de los mejores puntos de la película, que se molestaron en buscar un buen actor (Geoffrey Rush, el Capitán Barbossa de Piratas del Caribe) para vestir la piel de Vincent Price, lo maquillaron para lograr un asombroso parecido con este, y además Geoffrey debió empaparse de la actuación de Vincent porque la imita a la perfección. La primera vez que la vi, sinceramente os digo que me sorprendió lo joven que parecía Vincent Price, y no fue hasta pasados varios minutos viéndolo en pantalla que no me acordé que llevaba varios años muerto.

Esta versión de 1999 tiene más diferencias que similitudes respecto a la de 1959, tantas que podemos considerarlas dos historias diferentes. Aun así, como ya comentamos la versión original (hay un enlace a esta al final de este artículo, por si queréis darle un vistazo) iremos repasando los cambios más significativos.

El cambio más importante, porque es el que reescribe toda la trama, es que la casa de la colina fue un antiguo manicomio para criminales dementes. Estaba a cargo del doctor Vannacutt (interpretado por Jeffry Combs, el doctor West de Reanimator). Vannacutt y sus enfermeras y celadores estaban más locos que sus pacientes, y experimentaban con ellos sometiéndolos a tratamientos que tenían más de tortura que de terapia. Una noche algún tipo de fallo en la seguridad que no se especifica hizo que muchos de los pacientes quedaran libres de sus celdas y liberaran a los otros. Vannacutt y sus asistentes fueron masacrados por los pacientes, que les aplicaron versiones aún mas brutales de las torturas que sufrían ellos. Pero al darse cuenta de lo que estaba sucediendo Vannacutt tuvo tiempo de activar un mecanismo que deslizaba gruesas planchas metálicas sobre cada puerta y ventana del edificio, un mecanismo dispuesto para evitar que, en un caso como ese, los criminales dementes pudieran quedar libres. Una vez el edificio quedó sellado un incendio se extendió por su interior, y cuando las autoridades lograron acceder a él solo quedaban cinco supervivientes, todos ellos ayudantes de Vannacutt.

El personaje de Frederick Loren (el que interpretaba Vincent Price) se llama ahora Steven Price. Y no solo tiene un gusto por lo macabro, sino que se dedica profesionalmente a ello. Sus empresas, que en la versión de 1959 no se especificaba a que se dedicaban, aquí se nos muestra que consisten en parques de atracciones de temática terrorífica. Dotados de los mas avanzados efectos especiales, sus parques están diseñados para hacer creer a los usuarios que las atracciones están fallando y van a matarse en ellas. El nombre de su mujer se cambia de Annabelle (en la de 1959) a Evelyn (1999) pero su relación es la misma: ni se soportan ni se dejan, porque el único aliciente que hay en su relación es precisamente ese cruel pique mutuo continuo. La idea de celebrar una fiesta en una casa embrujada es esta vez de ella, y la casa elegida es el manicomio Vannacutt, ahora restaurado. Como en la película original, Steven ignora la lista de invitados confeccionada por Evelin y la cambia por otra… pero los que se presentan tampoco son los que él invitó. Alguien accedió a su ordenador para cambiar los nombres y enviar las invitaciones a espaldas de éste. 

Los invitados son en esta ocasión cuatro, pero también acude Watson, el dueño de la casa (como en la original) a recoger el cheque por el alquiler de la misma, que Price insiste en entregarle en mano. Los otros cuatro son Donald (un médico), Melissa (presentadora de televisión en paro), Eddie (jugador de beisbol fracasado), y Jennifer (la vicepresidente de una productora de cine). 

Price está perplejo por el cambio en la lista de invitados, pero da por supuesto que es alguna jugarreta de su mujer. Decide seguir adelante con la fiesta y hace a los desconocidos la misma oferta que había preparado para los que invitó él. Tiene cinco cheques al portador ya firmados, cada uno de ellos por un valor de un millón de dólares. Les dice a los desconocidos que los repartirá entre aquellos que al amanecer sigan en el interior de la casa… y vivos. La casa ha sido preparada con varios efectos especiales que simulan peligros, como los de sus parques, estratégicamente dispuestos para aterrorizarlos. Nada de lo planeado es peligroso en realidad, solo más de las bromas macabras de Price. Otro cambio de importancia capital es que al contrario de la versión de 1959, la casa sí está poblada de fantasmas deseosos de vengarse.

A Watson la perspectiva de pasar una noche en la casa le aterra. Renuncia a su millón de dólares y reclama solo el cheque por el alquiler de la casa. Tan pronto como Price se lo entrega, las planchas de hierro caen cubriendo puertas y ventanas. En la versión de 1959 esto era algo planeado por Price, pero que ocurría antes de tiempo. En esta de 1999 las planchas no formaban parte del espectáculo previsto. También se cambia algo en el reparto de las pistolas: esta vez tienen los cargadores soldados para que no puedan extraerse ni comprobar cuantas balas tiene cada una. Price había dispuesto que todas estuvieran cargadas con munición de fogueo, pero al parecer esta ha sido sustituida por munición real sin consultarle. 

Los personajes se dedican a explorar los sótanos de la casa, donde el trabajo de restauración ha sido mínimo. Todavía rebosan con los extravagantes aparatos de torturoterapia de Vannacutt, camillas con correas, mesillas con instrumental quirúrgico polvoriento y con resecas manchas de sangre, y puertas que no se han abierto desde el incidente y nadie sabe a donde llevan. Aquí empezamos a ver que los fenómenos extraños que temía Watson son reales, y parecen reaccionar a la presencia de los vivos. Eddie y Jennifer se destacan como los equivalentes a Lance y Nora (la pareja protagonista en la versión de 1959). Congenian de inmediato y Jennifer revela que en realidad se llama Sara y es la secretaria de la persona que recibió la invitación. Sara acababa de ser despedida y decidió usurpar la identidad de su jefa con la esperanza de sacar algo bueno de todo ese asunto. 

Melissa es asesinada por un grupo de fantasmas cirujanos que aprovechan su presencia para practicar sus viejas técnicas, sin anestesia. La siguiente en morir es Evelyn, la esposa de Price, a la que los demás encuentran amarrada y siendo electrocutada en una sobrecargada mesa de electroshock. Price pierde los nervios acusando a todos los demás de ser unos asesinos y dispara a lo loco por la habitación. Cuando Eddie lo reduce todos convienen en encerrarlo en lo más parecido a una celda que tienen cerca: una cámara de saturación. Estas cámaras se empleaban para provocar alucinaciones y pesadillas a los pacientes sometiéndolos a una sobrecarga neuronal a base de luces, sonidos e imágenes. La descabellada teoría que impulsó su uso era que algo capaz de volver loco a un cuerdo sería también capaz de volver cuerdo a un loco. El doctor Donald se queda vigilándolo mientras el resto sigue explorando los sótanos buscando el mecanismo de las compuertas de seguridad. Pero cuando Donald se queda solo, activa la cámara de saturación y la deja funcionando a plena potencia con Price dentro.

Eddie, Sara y Watson encuentran un cuadro con las fotos de Vannacutt y sus ayudantes. Observándolo se dan cuenta que los apellidos de los invitados coinciden con los de los de los cinco ayudantes que sobrevivieron. La nueva lista de invitados la confeccionó la propia casa, para que los espíritus de los pacientes torturados que la habitaban pudiesen vengarse en los descendientes de aquellos torturadores que se les escaparon. Entretanto, tal como ocurría en la original, la esposa de Price resulta que no estaba muerta. Ella y el doctor Donald son amantes y aprovecharon la ocasión que se les presentaba para planear el modo de acabar con Price. Fue ella quien cambió las balas de fogueo por reales contando con que en algún momento de la noche alguno de los invitados estaría tan asustado o furioso por las “bromas” de Price que dispararía contra él, pero nadie lo ha hecho aún. Para acelerar y proceso y de paso librarse de la única persona que la podría delatar, apuñala a Donald y libera a Price de la cámara de saturación para que todos crean que fue él quien mató al doctor.

Pero todo esto son minucias. Los tejemanejes y miserias de los vivos no son nada comparado con el verdadero Mal. Acumulado durante décadas por el innecesario sufrimiento de los pacientes, el holocausto de estos y los médicos en el incendio, y las muertes recientes, el Mal de la casa toma finalmente forma en una densa nube de rostros y brazos fantasmales que empieza a extenderse sala por sala, y los acontecimientos se precipitan. Evelyn es tocada por esta nube y reducida a un cadáver consumido en cuestión de segundos, mientras su propia alma pasa a engrosar las que forman la nube. Watson es el siguiente en ser atrapado. Price tiene un acto de redención enviando a los únicos que quedan además de él mismo (Eddie y Sara) escaleras arriba mientras él corre a la sala de las poleas. Al parecer siempre supo donde estaba, pero al principio fingió ignorarlo y buscarla junto a los demás por alargar la broma y disfrutar del temor de sus invitados. Price logra poner en marcha los oxidados engranajes y levantar las planchas metálicas para permitir a Eddie y Sara huir de la casa. Él mismo es atrapado por la nube de espectros cuando empuja a Sara lejos de esta para salvarla. También el fantasma de Watson aparece brevemente para ayudar a escapar a Eddie.   

Ya sabíamos que Sara estaba suplantando la identidad de una de las invitadas, y Eddie revela a última hora que él fue adoptado. Es decir que ninguno de los dos tenía una relación de parentesco genético con los cinco que se salvaron y quizá por eso el Mal los fue dejando más o menos tranquilos mientras se centraba en el resto. Pero las voces que surgen de la nube de espectros nos dejan claro que de todos modos estos no tenían intención de dejar salir vivo a nadie.  

La película termina con Eddie y Sara a salvo, fuera del edificio donde los fantasmas ya no pueden hacerles nada… pero sentados en una cornisa a veinte metros de altura, y sin un modo claro de bajar. Es de suponer que alguien irá a buscar al rico e importante sr. Price cuando este no aparezca por sus oficinas a lo largo del día, y se procederá a rescatarlos, pero los detalles exactos quedan a la imaginación de cada uno.

Este es uno de esos extraordinarios casos en los que el remake iguala o quizá incluso supera al original. Tanto esta película como la original me gustan mucho, cada una a su manera. Aprecio especialmente el que nos permita volver a ver a Vincent Price en pantalla. Aunque sea un imitador, se trata de un bonito homenaje.  

A esta película siguió una continuación directa titulada Return to the House on Haunted Hill. Hasta que tengamos lista su reseña, podéis repasar la película original pulsando aquí.

House on Haunted Hill. 1999. Dick Beebe (guion) William Malone (director) Geoffrey Rush, Taye Diggs, Chris Kattan (actores principales) Fanke Janssen, Ali Larter (actrices principales). Dark Castle Entertainment & Warner Bross. Editado en DVD en 2002 por Planeta DeAgostini S.A. 

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