MENSAJE DEL SUPERVISOR GENERAL: todas las fotos que aparecen con la dirección de este blog sobreimpresionada son de artículos de mi propiedad y han sido realizadas por mí. Todo el texto es propio, aunque puedan haber citas textuales de otros autores y se usen ocasionalmente frases típicas y reconocibles de películas, series o personajes, en cuyo caso siempre aparecerán entrecomilladas y en cursiva. Todos los datos que se facilitan (marcas, fechas, etc) son de dominio público y su veracidad es comprobable. Aún así, al final de la columna de la derecha se ofrece el típico botón de "Denunciar un uso Inadecuado". No creo dar motivos a nadie para pulsarlo, pero ahí esta, simplemente porque tengo la conciencia tranquila a ese respecto... ¡y porque ninguna auténtica base espacial está completa sin su correspondiente botón de autodestrucción!

martes, 22 de octubre de 2024

LA MANSIÓN DE LOS HORRORES

EL ORÁCULO DE LAS VISIONES                                                                                      ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

Presentado por... Pecky.
 

¡Saludos, amigos cinéfagos!

En esta noche tenebrosa os traigo para vuestro morboso deleite un bello clásico de 1959 distribuido en español también bajo los títulos Mansión diabólica, Mansión siniestra, y La mansión de la colina embrujada, que sería la traducción más acertada de su título en inglés (House on Haunted Hill). Esta edición viene con dos DVD, uno con la película en su blanco y negro original y otro con la versión coloreada, remasterizada y refantasmizada👻

Frederic es un multimillonario aficionado a lo macabro. Entre él y su esposa Annabelle hay una peculiar relación de amor y odio. Se maltratan mutuamente y se lanzan continuas y sarcásticas puyas. Annabelle ya ha intentado envenenar a Frederick en una ocasión. No quiere divorciarse porque el dinero es de él y según el contrato prematrimonial que tienen solo se quedaría con una pequeña parte de la inmensa fortuna de su marido si se divorcian… pero se queda con todo si lo hereda.

El matrimonio da una fiesta en su mansión, a la que invitan a cinco amigos elegidos por Annabelle. Para fastidiarla, Frederick cambia la lista de invitados por otra de cinco desconocidos elegidos por él. Y dado que ambos tienen un carácter cínico y cierto gusto refinado por juguetear con el peligro, decide darle un toque original al asunto; alquila una gran casona a las afueras que tiene fama de estar encantada y ofrece un premio de cincuenta mil dólares a repartir a partes iguales entre todos aquellos de los cinco que se atrevan a permanecer en la casa una noche completa. 

Los invitados son (por el orden en que los vemos aquí, de izquierda a derecha); Lance, un piloto de pruebas. Watson, el actual dueño de la casa, que solo la emplea para alquilarla porque siente un miedo cerval hacia ella. Nora, una mecanógrafa escogida al azar de una de las muchas oficinas que gestionan los negocios de Frederick. El doctor Trent, que es psiquiatra. Y Ruth, que escribe en un periódico. Ninguno de los cinco conoce personalmente a su anfitrión, tampoco se conocen entre ellos, y todos tienen (por errores y vicios propios o por azares de la vida que no podían controlar) una acuciante necesidad de dinero.

Una vez reunidos y hechas las presentaciones, Frederick les expone las condiciones; las ventanas están enrejadas y la única puerta que da al exterior es de hierro. Esta se cerrará a las doce en punto de la noche y no se volverá a abrir hasta las ocho de la mañana. Los que deseen abandonar el reto deben hacerlo antes de las doce, porque después ya no tendrán opción a hacerlo. A esa hora los cuidadores de la casa se marcharán cerrando y bloqueando la puerta por fuera, y tienen órdenes de no regresar hasta las ocho de la mañana. En la casa no hay teléfonos por lo que no podrán pedir ayuda. Lo que sí hay, o eso se dice, son fantasmas. Desde su construcción siete personas se han suicidado o han sido asesinadas en su interior, incluido el hermano de Watson, el propietario, y hay quien dice que sus fantasmas embrujan la mansión.

Mientras los invitados pasean por la casa en compañía de su anfitrión, tienen lugar un par de sucesos extraños: una gran lámpara se desprende de pronto y está a punto de aplastar a Nora. Luego unas gotas de sangre caen del techo sobre la mano de Ruth. Frederick les enseña un foso de ácido que hay en la bodega, donde uno de los anteriores dueños de la casa arrojó a su esposa. Luego el anfitrión les deja a todos cierta libertad para que se familiaricen con la mansión antes de decidir si quedarse a pasar la noche o no.

A todo esto hemos visto que Lance (el piloto) y Nora (la mecanógrafa) han conectado casi de inmediato y se mantienen juntos todo el tiempo. Ellos dos se quedan un rato más curioseando en la bodega cuando el resto se marchan. La excesiva separación entre las puertas de las despensas de la bodega y el reducido interior de estas hacen sospechar a Lance que hay una sala oculta entre dos de ellas. Mientras investigan, una puerta se cierra de pronto separándolos, los quinqués de la sala en la que ha quedado Nora se apagan uno tras otro y una misteriosa anciana de mirada perdida se deja ver. Esta será la primera de una serie de apariciones fantasmagóricas (la misma anciana pasando por su lado sin verla, una cabeza cortada dentro de su maleta, un desconocido que la advierte de que está en peligro) que solo se manifiestan cuando Nora está sola. Nadie más es testigo de ellas, lo que hace que el resto empiecen a dudar de su salud mental. Para colmo de males Annabelle aprovecha que se encuentra a Nora sola en un corredor para acusarla de ser la amante de su marido y ser esa la razón por la que ha sido invitada. Annabelle también advierte a varios de los invitados que Frederick es un psicópata y que probablemente les ha reunido allí para matarlos a todos.

Faltando diez minutos para las doce, Watson y Nora están decididos a irse, y ésta ya casi ha convencido a Lance para que la acompañe. Pero entonces los cuidadores de la casa (la anciana y el hombre con los que se encontró Nora, ninguno de los cuales parece estar del todo en sus cabales) la abandonan antes de tiempo y cierran la puerta. Los cinco invitados deberán ahora pasar la noche en ella junto sus anfitriones, lo quieran o no.

Frederick muestra a todos siete pequeños ataúdes alineados en una mesa. Cada uno contiene una pistola automática cargada; una para cada invitado más otras dos para sí mismo y su mujer. Les dice que cada uno se sienta libre de tomar la suya si eso va a hacer que estén más tranquilos. Así mismo pone a su disposición un considerable surtido de licores para darse ánimos durante la noche. Por tanto tenemos que primero les mete el miedo en el cuerpo con historias de asesinatos y fantasmas, luego les reparte armas de fuego, les posibilita el beber cuanto quieran… y además el premio total se reparte entre los supervivientes… si yo fuera una Pecky malpensada juraría que lo que el sr. Frederick pretende es que sus invitados se maten entre ellos, solo por la risas, ya sabéis. Pero no puede ser eso, no, porque resulta demasiado evidente. Sigamos viendo que más pasa.

Pues Nora está cada vez más asustada y se encierra en la alcoba que le han asignado. Watson no para de beber y no dice más que cosas sin sentido. Lance, por su parte, se encuentra a Annabelle ahorcada. Entre él y el doctor Trent la descuelgan y éste último confirma que está muerta. Frederick se apresura a anunciar que ha sido un suicidio, pero luego acusa a los demás, afirmando que uno de ellos es un asesino… hasta que estos le hacen notar que él es el único que tenía motivos para matarla. Todos empiezan a ponerse nerviosos y finalmente deciden que lo más seguro es encerrarse en sus habitaciones, cada uno con su pistola (y algunos además con su botella) hasta el amanecer.     

Nora empieza a ver más apariciones terroríficas una detrás de otra, que la hacen huir (pistola en mano) de su habitación y parecen ir cortándole el paso y dirigiéndola de forma selectiva hacia la bodega. El resto oye ruidos y gritos que les hacen salir de sus habitaciones. El doctor Trent sugiere a Frederick que él busque en las bodegas. Luego se dirige a la sala donde dejaron el cadáver de Annabelle… que resulta no estar muerta. La verdad es que Trent y Annabelle son amantes a espaldas de Frederick. Cuando este cambió la lista de invitados y entre ellos estaba el doctor, éste y Annabelle vieron la oportunidad de organizar la muerte de su marido. Todo lo que ha estado ocurriendo ha sido una serie de trucos y efectos especiales de maquillaje e iluminación para volver paranoica a Nora y dirigirla a la bodega, y luego hacer que Frederick bajase a esta. La idea es que en el estado de nervios en el que se encuentra, Nora dispare contra Frederick en cuanto este aparezca, sin mirar tan solo quien es, creyendo que se trata de otro monstruo o fantasma. Ella misma contará a los demás que ha matado a Frederick por error, y esto junto a la idea que ya todos se han formado de ella de que está medio loca, hará que la policía no investigue demasiado el asunto.  

Y su plan funciona... aparentemente. Cuando Nora entra en la bodega casi todos los quinqués se apagan de nuevo. Se encuentra casi a oscuras cuando Frederick, también con su pistola en la mano, aparece a su espalda, y entonces ella dispara sin pensar. Cuando ve lo que ha hecho sale corriendo. Entonces Trent se deja ver proveniente de una de las despensas. Es de suponer que la supuesta habitación secreta que estuvo buscando Lance existe y tiene su acceso desde una de las despensas, y que desde ahí Trent y Annabelle estuvieron turnándose para manipular la luz de los quinqués y los otros efectos. Trent arrastra el cuerpo de Frederick hasta el pozo de ácido, y oímos el chapoteo y el siseo de la carne disolviéndose, pero no vemos la escena porque los pocos quinques que quedaban encendidos se apagan en ese momento. Después de habernos dado la brasa con que la mansión estaba encantada, al final resulta que todo era un espectáculo de efectos especiales bien orquestado. 

Annabelle baja entonces a la bodega para confirmar el éxito de su plan. Lo que se encuentra es un esqueleto brotando de la fosa de ácido, andando torpemente hacia ella y acusándola con una resonante voz de ultratumba de ser una asesina. Annabelle, aterrada, se mueve por toda la sala de espaldas sin poder quitar los ojos del esqueleto, hasta que se precipita ella misma al pozo de ácido. Vaya, pues parece que sí había fantasmas después de todo ¿O quizá no? Porque entonces vemos a Frederick aparecer de entre las sombras manejando un complejo sistema de cuerdas. El esqueleto era de atrezo. Sostenido por finos cales de plástico invisibles debido a la oscuridad, él lo ha estado manejando para dirigir a la asustada Annabelle hacia el pozo de ácido. 

En realidad Frederick sabía desde el principio que su esposa y el doctor Trent eran amantes y estaban buscando la oportunidad de eliminarlo, así que decidió dársela, pero preparando el terreno a su favor. Las balas de las pistolas eran de fogueo, todas excepto una que él disparó como prueba de que eran armas reales cuando las estuvo repartiendo. Imaginándose cual sería a grandes rasgos el plan de su esposa y observando como se desarrollaban los acontecimientos, fingió caer muerto cuando la aterrada Nora le disparó, y luego fue él quien tomó por sorpresa al doctor y lo lanzó al ácido cuando los quinqués se apagaron del todo. A modo de epitafio para sus supuestos asesinos, Frederick murmura “Es una pena que no supieseis, cuando empezasteis vuestro juego… que yo también jugaba”.

Cuando el resto de invitados se reúnen con él, Frederick les explica su versión, la misma que contará a la policía: que su esposa y Trent intentaron matarlo y ambos terminaron cayendo por accidente al ácido. Ha escondido el esqueleto-marioneta y es de suponer que ocultará también las otras pruebas que le incriminen, presentándose como una victima inocente. Ahora bien, la pregunta que queda en el aire es, si él estaba siendo arrastrado hacia el pozo por Trent ¿quién apagó del todo los quinqués para desconcertar al doctor y que Frederick lo golpeara por sorpresa? ¿Tenía Frederick un cómplice en alguno de los otros invitados… o quizá fue uno de los fantasmas de la casa que decidió tomar parte en la pantomima para divertirse un poco?

Esta película es magnífica. Crea tensión, tiene muy buena ambientación, una banda sonora que parece adelantada a su época y bueno… ¡qué decir de Vincent Price! Actuaciones como esta fueron las que le encumbraron y dieron pie a otros papeles en los que hace de maestro manipulador como El Abominable doctor Phibes o Matar o no matar, esa es la cuestión. Vedla si tenéis oportunidad, porque no es muy difícil de encontrar. Seguro que hay una copia en YouTube el primer sitio donde se os ocurra buscar.

Cuenta con un remake bastante respetable en el que, en la versión española al menos, se mantuvo su título original: House on Haunted Hill (1999), y una continuación del remake titulada Return to House on Haunted Hill (2007). Tenemos ambas por ahí, por lo que las comentaremos también antes o después. 

Puedes ver otra película de Vincent Price pulsando aquí.

House on Haunted Hill. 1959. Rob White (guion) William Castle (director) Vincent Price, Richard Long, Alan Marshal (actores principales) Carolyn Craig, Carol Ohmart (actrices principales). Editada en DVD en 2007 por Lengend Films.

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