EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.

“¡Él vive! ¡Él ataca! ¡Ninguna tumba puede apresarle! ¡Nada puede detener a El Hombre sin Alma!”
Simon Garth, también conocido simplemente como “El zombi” es uno de los personajes más antiguos de Marvel Comics. Es de hecho tan antiguo que ya existía antes que Marvel Comics adoptara ese nombre, cuando aún se llamaba Atlas Comics.
Como muchos otros personajes de Marvel, Simon Garth tuvo su primera aparición como secundario/invitado de otra serie ya establecida o (en su caso) como protagonista de una historia independiente y auto conclusiva para complementar algún número especial de longitud irregular. Su primera aparición fue en 1953. Tuvieron que pasar dos décadas para que el personaje fuera desenterrado (de los archivos) para protagonizar la que sería su primera y por el momento última colección regular, colección que cual zombi avanzó a trompicones durante un par de años.
En esta serie se nos contaba la historia de un hombre que era convertido en zombi por una bruja vudú. La bruja obedecía a sus maestros, pero estaba secretamente enamorada de Simon. Por ello, en lugar de convertirlo en un zombi más preparó para él una versión alterada de la maldición zombi, que le permitía a ella controlarlo directamente de forma ocasional.
A lo largo de la serie la bruja vudú y el propio Simon iban ganando y perdiendo el control de la voluntad de éste, dando como resultado una criatura que podía ser tanto héroe como villano, dependiendo de a quien obedeciera y a quien le forzaran a enfrentarse. Hubo incluso una etapa en la que Marvel trató de convertirlo en uno de sus superhéroes al uso. Dio a Simon la capacidad de transformarse de humano a zombi a voluntad, siendo su “aspecto de zombi” el equivalente a su traje e identidad secreta y sus características de zombi (fuerza incrementada e invulnerabilidad a la mayoría del daño convencional) sus superpoderes. Al concluir la serie tuvo algunas apariciones muy esporádicas en otros comics.
Tenemos un tomo recopilatorio en inglés de su primitiva versión y otro en el que se recopilan dos series limitadas de cuatro números cada una: Zombie (2006) y The Zombie: Simon Garth (2008). Vamos a empezar por estas últimas en lugar de hacerlo por orden cronológico. Por una parte creo que estas dos historias relativamente modernas serán más interesantes para la mayoría de nuestros lectores potenciales. Y por otra, tenemos ya varias series de comics largas empezadas y no queremos empezar una serie larga más hasta haber terminado con alguna de las otras.
Estas dos mini series modernas fueron una pequeña reaparición que el personaje experimentó debido a que los zombis y similares disfrutaban de un nuevo pico de popularidad gracias a películas como 28 semanas después, Dead Set, Soy Leyenda, Planet Terror y un par de las de Resident Evil que nos cayeron encima por esas fechas. Aquí el personaje es reescrito y en lugar de ser un zombi vudú, creado mediante una magia negra que es a la vez su poder y su maldición, ahora su condición se debe a un producto químico experimental. Hoy veremos la primera de estas dos miniseries, dejaremos la otra para otro día, y la serie original para cuando terminemos con alguna de las colecciones largas ya empezadas.
La fuga (nº 1). Simon Garth es, en esta nueva versión del personaje, el empleado de un banco que está siendo atracado por un par de idiotas. Los ladrones han matado de un tiro al director, han obligado a Simon a llenar un par de bolsas de lona con fajos de billetes, y se los han llevado a él y a una cajera llamada Layla como rehenes. Durante su claramente mal planeada fuga por la ciudad varios coches de policía comienzan a perseguirles. Los atracadores logran llegar hasta las afueras y se topan con que el ejército ha cortado la carretera con vehículos blindados y barricadas.
Los atracadores, Gyp y Shorty, el primero por loco y el segundo por estúpido, no se dan cuenta hasta haber atravesado la barrera que los soldados llevaban trajes de protección química. Y que estaban atentos a lo que pudiera venir de la otra dirección. En otras palabras, que el bloqueo no fue puesto allí para detenerlos a ellos.
Tan pronto como embisten las barricadas y siguen adelante, los coches de policía dejan de perseguirlos. En la radio dan la noticia de que la carretera ha sido cortada por el derrame de un producto químico. En una secuencia de viñetas que podría estar puesta allí para homenajear al personaje Blue Heart de Zombie 3, el coche de los atracadores cruza una zona en la que parece haberse desatado el Infierno en la Tierra, mientras la voz del locutor asegura que el incidente carece de importancia y no hay nada de lo que preocuparse.
Pasan junto a lo que parece un convoy de vehículos de transporte militares que han sufrido un choque en cadena. Algunos están en llamas o volcados. Soldados y civiles, muchos de ellos con heridas horribles o mutilaciones, deambulan de un lado a otro atrapando y devorando vivas a las pocas personas que aún parecen normales. Distraídos por el dantesco espectáculo, tienen ellos mismos un accidente y su coche queda volcado. Los seres se les echan encima y uno muerde en el cuello a Layla, que se desangra y muere en segundos.
Gyp y Shorty empiezan a disparar contra todo lo que se mueve hacia ellos, y descubren que las balas no les hacen gran cosa, salvo cuando les aciertan en el cerebro. Se abren paso como pueden hasta una estación de servicio cercana, asegurándose de mantener a salvo a Simon solo porque lo están haciendo cargar las pesadas bolsas de dinero y así poder manejar ellos las armas con más soltura. Además, saben que Simon ha colocado entre los fajos de billetes algunas bombas de tinta, preparadas para estallar e inutilizar el dinero cuando las bolsas se abran, y lo necesitan para que las desactive.
Dentro de la estación de servicio los reciben un soldado (Hanifan) superviviente del convoy y una jovencita (Angie) que trabaja en la hamburguesería del edificio. Hanifan no tarda en tomarles la medida a Gyp y Shorty, les hace soltar las armas y los encierra en la cámara frigorífica de la hamburguesería. El plan de Hanifan, del que hace partícipe a Angie y Simon, es conseguir algún vehículo que funcione, largarse de allí, y notificar a la policía donde dejaron a los atracadores. Pero cuando echan un vistazo por las ventanas y ven a los zombis congregándose por docenas en torno al edificio, comprenden que no va a ser nada sencillo.
Los refugiados del centro comercial (nº 2). El segundo número comienza con el soldado Hanifan contando a Simon como ha terminado allí. Él formaba parte de la escolta del convoy militar. Debido a una avería en su jeep se quedó rezagado. Poco después de perder de vista tras una curva a los otros vehículos, algo hizo explotar uno de ellos. El haber quedado rezagado es lo que le salvó. Cuando fue a ver qué había ocurrido se encontró con los vehículos estrellados y volcados. De uno de los camiones se habían desparramado varios barriles, reventados por choque. De estos brotaba un gas rojizo y denso que se expandió por el lugar como una niebla.
El gas empezó a reanimar a los numerosos soldados muertos en el accidente, y estos se dedicaron a acabar con los malheridos. Hanifan y un anciano científico, a todas luces el único superviviente ileso, lograron llegar hasta la estación de servicio.
Pero el científico llevaba puesta una máscara antigás, Hanifan no. El soldado respiró el gas antes de que se disipara, y ahora se siente cada vez más débil y enfermo. El científico, Collins, insiste en permanecer separado del resto. En realidad sabe que el soldado Hanifan está transformándose en muerto viviente por haber respirado el gas.
A estos supervivientes se une Bristol, un camionero que también ha llegado hasta el edificio huyendo de los zombis. Ha roto una ventana para entrar, y al ver esto los zombis que le siguen entran tras él. El grupo se ve obligado a luchar contra ellos y logran contenerlos tras una puerta, perdiendo así parte del edificio. Hanifan está cada vez más demacrado y llega al punto en que él mismo pide que lo aíslen del resto.
Tras encerrar a Hanifan en una habitación, Simon se hace cargo de las armas y de la situación. Entrega a Bristol una de las pistolas de los atracadores, y a Angie la escopeta. Es un mal reparto, porque en casos así (me refiero a tener que dar armas a gente sin experiencia con ellas) las armas deben distribuirse atendiendo al retroceso. Entregar una 9 mm a un hombre de unos cien kilos y una escopeta con amartillado de barril a una muchacha de unos 45 kilos, es un error de bulto, pero es también una forma sencilla de mostrarnos que Simon no sabe mucho sobre armas de fuego.
Angie lo convence para que saque a los ladrones de la cámara frigorífica, para ser más gente de cara a un nuevo enfrentamiento con los zombis.
En ello están cuando los zombis rompen la puerta que los contenían. Bristol agota rápidamente el cargador de su pistola, y Simon pierde su arma (el fusil ametrallador del soldado) arrebatada por la masa de zombis. Gyp recibe un mordisco en el hombro apenas unos segundo después de salir de la cámara frigorífica, y el grupo se ve obligado a ceder otra porción del edificio a los muertos vivientes, retirándose como pueden tras una reja corredera.
Durante la confusa pelea, la otra pistola con la que contaba el grupo termina en manos de Shorty. Al ver el mordisco que su compañero tiene en el hombro le apunta y dice a los demás que deben matarlo antes de que se transforme en zombi… y es entonces cuando Angie revela sus cartas. Dispara la escopeta a Shorty, matándolo y permitiendo a Gyp apoderarse de la pistola de este. Angie es la socia y amante de Gyp, y el motivo por el que este tomó la carretera que iba hacia la estación de servicio tras atracar el banco.
Dados por muertos (nº 3). Mientras Angie vigila a punta de pistola a Simon y Bristol, Gyp está sacándole toda la información que puede al Dr. Collins. La explicación que el científico nos da nos confirma que el gas rojizo era un experimento del gobierno que salió mal. La intención inicial era crear un producto que aumentara la resistencia a las heridas de los soldados. El problema es que la aumenta tanto que estos siguen moviéndose incluso cuando las heridas sufridas son incompatibles con la vida. El producto se ha considerado un fracaso porque los soldados afectados dejan de obedecer órdenes, y los bidones estaban siendo trasladados hasta algún lugar aislado para enterrarlos.
Gyp decide unilateralmente que ha llegado la hora de largarse. Su plan es hacer salir primero a Simon para que trepe a lo alto de una torre que sostiene un viejo depósito de agua y que haga ruido llamando la atención de los zombis. Simon está en mejor forma física que Bristol y Collins, y es que tiene mejores posibilidades de conseguirlo. A los otros dos los va a usar como pantalla para ir delante de él y Angie, abriéndoles paso a golpes entre los zombis que queden, hasta llegar al vehículo en el que piensan huir. Teniendo Gyp todas las armas, resulta difícil llevarle la contraria.
Todo sale mal. A Bristol se lo comen vivo. El Dr. Collins huye. Simon logra subirse a la torre pero se lleva un mordisco en el proceso. Gyp, que ya estaba mordido termina viéndose obligado a trepar también a la torre para escapar de los zombis, cargando obcecadamente con una de las bolsas de dinero. Angie es la única que logra escapar en una camioneta llevándose la otra bolsa.
Infectados y atrapados en lo alto de la torre rodeada de zombis, Simon y Gyp ya no tienen nada que perder y se lanzan uno contra el otro dispuestos a matarse a golpes. Los detiene el tronar de una ametralladora.
Un blindado del ejército con tres soldados con máscaras de respiración a bordo aparece al fin barriendo a los zombis con la MG hasta despejar la zona. Simon y Gyp bajan de la torre creyendo que se trata de un equipo de rescate, pero los soldados los reducen a golpes dejándoles claro que no están allí por ellos.
Muerto a la carrera (nº 4). Los soldados están buscando al Dr. Collins. Más concretamente, a una muestra intacta del producto original que al parecer este lleva encima. Amenazan a Simon y Gyp con matarlos si no los guían hasta él. Simon no tiene ni idea de donde pueda estar, pero les hace creer que sí para ganar algo de tiempo. Los lleva de regreso al interior de la estación de servicio y les indica la habitación donde dejó encerrado a Hanifan. Mientras uno de los soldados se dirige hacia allí, Simon revela a los otros dos que la bolsa de lona que aún carga Gyp está llena de dinero. Uno de ellos la abre, exponiendo a la luz los sensores de las bombas de pintura. Las bombas estallan cubriendo la máscara de gas del soldado, cegándolo. Pese a no ver nada con ella, el soldado no se atreve a quitársela porque teme contagiarse respirando el aire de la zona.
El otro soldado se dispone a asesinar a Simon por haberles engañado, cuando un Hanifan ya totalmente transformado aparece llevando en las manos los restos del que fue a buscar al Dr. Collins.
Se produce un confuso combate a tres bandas entre los soldados (uno de ellos cegado), el zombi y los dos civiles cada vez más demacrados, claramente en camino de convertirse en zombis ellos también.
Cuando el polvo se asienta solo queda en pie Gyp, que se larga dejando tras de sí tres cadáveres inertes y a Simon con dos balas en el estómago. Gyp sale del edificio y encuentra al Dr. Collins, que sigue milagrosamente vivo. Pero esto no le dura mucho. Gyp completa al fin su transformación en zombi y se come crudo al doctor.
Lejos de allí, Angie, de la que ya nos habíamos olvidado un poco, ha detenido su huida. Su vehículo no da para más y trata de pasar desapercibida mientras varios zombis deambulan por los alrededores. Intenta no hacer ruido para no atraerlos hacia ella, pero no puede resistir la tentación de abrir la bolsa de lona y darle un vistacito a los billetes, para animarse. Al abrirla las bombas de pintura, de las que ella no sabía nada, estallan. Angie grita sorprendida y los zombis convergen sobre la camioneta, abriéndose paso por las ventanillas hasta ella.
Atado este cabo suelto, volvemos a la estación de servicio. Otra unidad del ejército ha llegado y está haciendo limpieza del local y los aledaños, amontonando y quemando los cadáveres.
Encuentran a Simon, que sigue vivo… más o menos. De hecho, los dos balazos que lleva en el cuerpo han dejado de dolerle y no parece especialmente debilitado por ellos. Los soldados lo meten en un helicóptero para evacuarlo, como él único superviviente que han encontrado hasta el momento.
El helicóptero despega y el médico que le atiende le informa que no se teme un contagio a gran escala porque el propio virus destruye los cuerpos infectados en un plazo de doce horas. Los primeros afectados por el derrame ya están cayendo por si mismos. El médico le duerme con una inyección e informa por radio a sus superiores que ha obtenido un espécimen de zombi atípico, llamado Simon Garth, con el que pueden reconducir el experimento.
Y así termina esta presentación del nuevo Simon Garth, que le da a The Zombie un origen biológico en lugar de mágico ¿Serán los desmanes de la ciencia negra aún peores que los de la magia negra? Lo veremos en la siguiente historia.
The Zombie: Simon Garth. 2006-2008. Mike Raicht & Kyle Hotz (guion) Kyle Hotz (dibujo). Publicado por Pannini en 2008.
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