ALMACÉN DE MUNDOS COMPRIMIDOS
Uno de los juegos magnéticos de Rima,
de principios de los 80. No es más que el clásico juego de Batalla Naval, cambiando la ambientación a un entorno espacial. Los tableros, pegados a la
cara interna de las tapas de la caja, son una cuadrícula de 11x11 casillas (121
en total, aunque solo 100 de ellas son útiles) que muestran una panorámica del cosmos.
Todas las piezas tienen el mismo tamaño, usándose una cantidad diferente de
ellas para los distintos tipos de nave. Creo recordar que las pegatinas para
las fichas (nada menos que cuarenta) venían en una lámina y después de comprar
el juego tenías que ir pegándolas tu mismo en casa (jo, como en el Ikea).
No hay marcadores para reflejar los impactos. Cuando
una de las fichas que componen una nave es alcanzada por el fuego enemigo, simplemente
esa ficha se retira y lo que quede de la nave, aunque esté partida en dos,
sigue combatiendo (buena estanqueidad, todo hay que decirlo). Cada jugador
dispone de una flota compuesta por una nave insignia modelo RT-4 (de 4
secciones), dos G3-P (de tres secciones), tres KE-8 (de dos secciones), y cuatro
T-14 (pequeñas naves tipo caza, que serán destruidas al primer impacto). En total,
serán necesarios 20 impactos certeros para arrasar por completo una de las
flotas.
El juego no tiene más historia que la queramos
verle. Ambas flotas emplean los mismos modelos de naves, por lo que, puestos a buscarle un trasfondo, no se trataría de una guerra entre especies, sino entre diferentes bandos de una
misma raza (al parecer no vamos a cambiar nunca). El aspecto de las naves me fascina. Las más pequeñas me recuerdan un tanto al Ave Fénix, la nave del Comando
G (Gatchaman) pero todas me parecen una maravilla de diseño.
Mucho después de que la novedad del juego
pasara y mi hermano o hermana dejaran de interesarse por él, yo seguía encandilado por estas naves. Llegue incluso a desarrollar una versión en solitario que
venia a ser como un clásico matamarcianos, en el que apelotonaba casi todas las
naves arriba y dejaba únicamente una pieza abajo que iba moviendo de lado
tirando un dado, disparando tras cada movimiento (usaba piezas magnéticas de
otros juegos para representar los disparos, que se movían dos casillas por
turno o algo así).
No recuerdo exactamente como lo hacía para determinar que
fila de alienígenas disparaban (creo que lo sorteaba al azar entre la fila
justo encima de “mi” nave y las dos adyacentes). Otras veces repartía
al azar un montón de secciones de las naves grandes, separadas como si fueran
restos de naves ya destruidas, y tirando un dado movía entre ellas una de las naves
individuales, que tenía que ir destruyendo todos los restos que
pudiera (una versión del Asteroids, me temo).
Ni siquiera estoy seguro de si
llegué a terminar alguna de esas partidas, pero desde luego, pocos juguetes he
tenido que se hayan “amortizado” tanto como este.
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