¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Este es el primer relato que le publicaron a Joseph Berna
en la colección Héroes del Espacio de ECSA. La nave espacial de
los protagonistas recibe el nombre de "Ceres", ECSA es el acrónimo de Ediciones
Ceres Sociedad Anónima, y lo creáis o no, esto es lo más interesante que
puedo contar sobre este título.
El
planeta de las sirenas es
una de las historias más absurdas de Berna, que, salvo alguna que otra
sorprendente excepción, no destaca precisamente por sus rebuscados argumentos o
su estilo narrativo. Pero es que, en esta ocasión, se lleva la palma. Más que
una historia de ciencia ficción, el libro parece el guion de una comedia de
destape, hasta el punto que hay que hacer un autentico esfuerzo mental para no
imaginarse a los protagonistas masculinos con la cara de Andrés Pajares o
Fernando Esteso.
Tras únicamente página y media dedicadas a ponernos
en situación y explicarnos todo lo que necesitamos saber sobre la época y el entorno en el
que se va a desarrollar la historia, vienen otras cinco páginas en las que se nos
describe a una parejita en plena faena. Bueno, esto es típico de Berna, así que
ya deberíamos esperárnoslo.
A continuación, cuando la chica se dispone a darse
un baño, es raptada por unas sirenas que aparentemente se teleportan a su
bañera desde un planeta cercano, y se la lleva de la nave por el mismo sistema.
Los tripulantes de la Ceres organizan una expedición
de rescate, descienden en pequeñas naves auxiliares al planeta, y se enfrentan
con una autentica oleada de monstruos anfibios gigantes, mientras exploran las
cavernas de la única isla de ese mundo. Esos monstruos incluyen pulpos de tres
cabezas, serpientes de entre dos y cinco cabezas, y tortugas “de muchas cabezas”, sin especificar.
Por alguna razón, estando en una cueva llena de
monstruos y cabezas, y escasos de munición, tan pronto como un hombre y una mujer quedan aislados del resto encuentran inmediatamente motivos para desnudarse y hacer el amor. Vale,
esto es también muy típico de Berna: el sexo ante todo, por encima incluso de
la propia seguridad o el más mínimo sentido común.
Tras unos cuantos minutos de repeler a tiros a monstruos
policéfalos y unas cuantas sesiones de combates
cuerpo a cuerpo entre los y las tripulantes, la reina de las sirenas
(aparentemente toda la raza son hembras) da a entender a una de las parejas el
motivo de haber raptado a una mujer de la tripulación: sabían que al hacerlo
sus compañeros irían a buscarla y en el proceso se enfrentarían a todos esos
feos y molestos monstruos reduciendo su número, o quizá matándolos a todos.
Monstruos a los que, por otra parte, tal como se
muestra en el relato, eran capaces de controlar, ya que cuando los humanos
toman tierra en la isla y se internan en la cueva, son las sirenas las que
convocan a todos los seres con un canto especial y los lanzan contra los
humanos para forzar a estos a matarlos para protegerse de ellos.
No tengo claro porqué las sirenas, pudiendo
teleportarse (y teleportar a otros seres con ellas) a distancias
extraordinarias con aparente facilidad, y pudiendo controlar (al menos a
grandes rasgos) el comportamiento de los monstruos, no encontraron formas de
eliminar ellas mismas a las criaturas.
Aunque el proceder de las sirenas tiene más de
extorsión que de petición de ayuda, una vez dada esta explicación humanos y
sirenas se hacen amigos del alma y todo son abrazos y besitos. Los humanos
acceden a emplear el moderno armamento de sus naves para acabar con todos los
monstruos del planeta para que las sirenas vivan tranquilas. Por cierto, las
sirenas no hablan. Se comunican transmitiendo sus pensamientos mediante una
perla gigante, y se saludan acariciándose los pechos desnudos unas a otras. Y al final, la pareja protagonista se casa. 100% Berna.
Me siento obligado a añadir, que comprendo que quizá
soy demasiado critico con Berna. Su contrato le obligaba a entregar a la editorial un bolsilibro
a la semana, y en esas condiciones, probablemente no tuviera tiempo ni de idear
una trama, ni de hacer una corrección de estilo, quizá ni de releer varias
veces su obra terminada en busca de omisiones o incoherencias, convertido en un
autentico esclavo de galeras literario. Se escribía a máquina o incluso a mano (Berna entregó sus primeras obras escritas a bolígrafo en cuadernillos escolares) y no había nada parecido a correctores de texto o cortapegados. Pero por otra parte esas eran las condiciones
en las que trabajaban también muchos otros autores de bolsilibro de la época, y algunos como Garland, Carrigan o Barby escribían no obstante relatos verdaderamente interesantes. En algunos casos, pequeñas obras de arte.
Puedes ver otro libro de este autor pulsando aquí.
El
planeta de las sirenas. 1980. Joseph Berna [José Luís Bernabéu]. Héroes del Espacio nº 7.
Editorial Ceres S.A.
Pensaba que las bucaneras espaciales no tenían rival, pero creo que me equivocaba.
ResponderEliminarPues todavía no hemos comentado "lo peor" de Berna. Claro que, debido a esos extraños bucles temporales, paradojas dimensionales y realidades alternativas tan habituales en la ciencia ficción... "lo peor" y "lo mejor" de Berna son conceptos que se solapan hasta volverse una sola cosa.
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