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jueves, 25 de abril de 2019

EL PLANETA DE LAS SIRENAS

EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS
¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Este es el primer relato que le publicaron a Joseph Berna en la colección Héroes del Espacio de ECSA. La nave espacial de los protagonistas recibe el nombre de "Ceres", ECSA es el acrónimo de Ediciones Ceres Sociedad Anónima, y lo creáis o no, esto es lo más interesante que puedo contar sobre este título.

El planeta de las sirenas es una de las historias más absurdas de Berna, que, salvo alguna que otra sorprendente excepción, no destaca precisamente por sus rebuscados argumentos o su estilo narrativo. Pero es que, en esta ocasión, se lleva la palma. Más que una historia de ciencia ficción, el libro parece el guion de una comedia de destape, hasta el punto que hay que hacer un autentico esfuerzo mental para no imaginarse a los protagonistas masculinos con la cara de Andrés Pajares o Fernando Esteso.

Tras únicamente página y media dedicadas a ponernos en situación y explicarnos todo lo que necesitamos saber sobre la época y el entorno en el que se va a desarrollar la historia, vienen otras cinco páginas en las que se nos describe a una parejita en plena faena. Bueno, esto es típico de Berna, así que ya deberíamos esperárnoslo.

A continuación, cuando la chica se dispone a darse un baño, es raptada por unas sirenas que aparentemente se teleportan a su bañera desde un planeta cercano, y se la lleva de la nave por el mismo sistema.

Los tripulantes de la Ceres organizan una expedición de rescate, descienden en pequeñas naves auxiliares al planeta, y se enfrentan con una autentica oleada de monstruos anfibios gigantes, mientras exploran las cavernas de la única isla de ese mundo. Esos monstruos incluyen pulpos de tres cabezas, serpientes de entre dos y cinco cabezas, y tortugas “de muchas cabezas”, sin especificar.

Por alguna razón, estando en una cueva llena de monstruos y cabezas, y escasos de munición, tan pronto como un hombre y una mujer quedan aislados del resto encuentran inmediatamente motivos para desnudarse y hacer el amor. Vale, esto es también muy típico de Berna: el sexo ante todo, por encima incluso de la propia seguridad o el más mínimo sentido común.

Tras unos cuantos minutos de repeler a tiros a monstruos policéfalos y unas cuantas sesiones de combates cuerpo a cuerpo entre los y las tripulantes, la reina de las sirenas (aparentemente toda la raza son hembras) da a entender a una de las parejas el motivo de haber raptado a una mujer de la tripulación: sabían que al hacerlo sus compañeros irían a buscarla y en el proceso se enfrentarían a todos esos feos y molestos monstruos reduciendo su número, o quizá matándolos a todos.

Monstruos a los que, por otra parte, tal como se muestra en el relato, eran capaces de controlar, ya que cuando los humanos toman tierra en la isla y se internan en la cueva, son las sirenas las que convocan a todos los seres con un canto especial y los lanzan contra los humanos para forzar a estos a matarlos para protegerse de ellos.

No tengo claro porqué las sirenas, pudiendo teleportarse (y teleportar a otros seres con ellas) a distancias extraordinarias con aparente facilidad, y pudiendo controlar (al menos a grandes rasgos) el comportamiento de los monstruos, no encontraron formas de eliminar ellas mismas a las criaturas.

Aunque el proceder de las sirenas tiene más de extorsión que de petición de ayuda, una vez dada esta explicación humanos y sirenas se hacen amigos del alma y todo son abrazos y besitos. Los humanos acceden a emplear el moderno armamento de sus naves para acabar con todos los monstruos del planeta para que las sirenas vivan tranquilas. Por cierto, las sirenas no hablan. Se comunican transmitiendo sus pensamientos mediante una perla gigante, y se saludan acariciándose los pechos desnudos unas a otras. Y al final, la pareja protagonista se casa. 100% Berna.

Me siento obligado a añadir, que comprendo que quizá soy demasiado critico con Berna. Su contrato le obligaba a entregar a la editorial un bolsilibro a la semana, y en esas condiciones, probablemente no tuviera tiempo ni de idear una trama, ni de hacer una corrección de estilo, quizá ni de releer varias veces su obra terminada en busca de omisiones o incoherencias, convertido en un autentico esclavo de galeras literario. Se escribía a máquina o incluso a mano (Berna entregó sus primeras obras escritas a bolígrafo en cuadernillos escolares) y no había nada parecido a correctores de texto o cortapegados. Pero por otra parte esas eran las condiciones en las que trabajaban también muchos otros autores de bolsilibro de la época, y algunos como Garland, Carrigan o Barby escribían no obstante relatos verdaderamente interesantes. En algunos casos, pequeñas obras de arte.

Puedes ver otro libro de este autor pulsando aquí.

El planeta de las sirenas. 1980. Joseph Berna [José Luís Bernabéu]. Héroes del Espacio nº 7. Editorial Ceres S.A.

2 comentarios:

  1. Pensaba que las bucaneras espaciales no tenían rival, pero creo que me equivocaba.

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    1. Pues todavía no hemos comentado "lo peor" de Berna. Claro que, debido a esos extraños bucles temporales, paradojas dimensionales y realidades alternativas tan habituales en la ciencia ficción... "lo peor" y "lo mejor" de Berna son conceptos que se solapan hasta volverse una sola cosa.

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