¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Una historia clásica de exploradores del espacio, bastante amena, contada en forma de recuerdos por la única superviviente durante su solitario retorno a la Tierra.
La situación que
se presenta (la exploración de un mundo donde la vida animal y la vegetal se han fusionado
accidentalmente) es intrigante, y se echa en falta una explicación final más
detallada. La primera imagen que se nos da del planeta, rodeado por un anillo
como el de Saturno pero compuesto por millones de hombres-árbol con las manos
entrelazadas, como formando un corro, ya es demencial.
El desarrollo de la historia es sencillo pero está muy bien contado, que es lo importante. Esto es así hasta el punto que incluso las escenas de sexo, casi inevitables en los bolsilibros de esta época (y mucho más comunes en los relatos de ciencia ficción que en los de terror) están descritas de forma original, apartándose de las frases típicas como “senos turgentes y henchidos como globos” que tanto se repiten en este tipo de publicaciones.
También resulta curiosa la
frecuencia y naturalidad con la que la protagonista se droga, tanto para
estimularse como para relajarse, antes de hacer prácticamente cualquier cosa
que se salga de su rutina.
Lo poco que se nos cuenta sobre la causa de este extraño giro evolutivo que hace que las plantas asimilen a los animales fagocitando sus cuerpos a una velocidad aterradora, es lo mismo que como lectores vamos imaginándonos a medida que la historia avanza. Esto es lo único que no me ha gustado, porque no llegamos a saber el desencadenante del desastre, solo las consecuencias.
El librito se pasa volando (hay algunos que, a pesar de su
brevedad, se hacen increíblemente pesados) y nos ofrece algunos momentos de
acción agobiantes, cuando los exploradores son atacados por ramas y lianas que
se cierran sobre ellos continuamente, y que a duras penas pueden mantener a
raya disparando sin cesar sus armas laser.
La protagonista, única superviviente del pequeño grupo de exploradores, emprende su camino de regreso a la Tierra. Pero casi al final se nos revela que ha quedado contaminada durante su estancia en el planeta, y no llegará viva a su destino. Un final triste y desesperanzado, muy poco habitual en los bolsilibros, que concluye de forma no obstante lógica el relato.
Otro bolsilibro de este autor pulsando aquí.
La memoria del futuro. 1981. Rocco Sarto [Pablo Massó Sabulo]. Héroes del espacio nº 65. Ediciones Ceres S.A.
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