Otro típico artículo de los
zocos turcos. Se suelen ofrecer a los turistas bajo el nombre de caja mágica, pero
en realidad no tiene nada que ver con trucos de magia. Es una representación en pequeño de los antiguos cofres de
seguridad árabes, primitivas versiones de las actuales cajas fuertes. Hay varios modelos, pero todos son muy parecidos.
Cuando todavía se fabricaban,
estos cofres eran enormes, lo que sumado al peso de lo que contuvieran los
hacían casi inamovibles. A los ladrones que se colaban por las noches en las
casas no les quedaba más remedio que tratar de abrirlos, ya que eran
demasiado grandes y pesados para llevárselos tal cual y demasiado resistentes para
destruirlos rápidamente sin alertar a los habitantes (y posiblemente a la
guardia) de la casa. Así pues, descartado el transporte y la rotura, el
objetivo de estos cofres era ser lo más difíciles de abrir posible.
Y aquí llega el primer problema, porque como habréis comprobado en la foto anterior, el cofre no tiene cerradura. De nada sirve ser un Halfling Pícaro Nivel 3 con una ganzúa +1 si no hay ninguna cerradura que forzar. Lo primero que debemos hacer es, por tanto, encontrar la cerradura.
Palpando la parte superior e inferior del cofre, encontraremos que uno de los bordes frontales puede desplazarse hacia uno de los lados. El primer paso será desplazar esta banda de madera hasta separarla del resto del cofre. Suelen estar bastante ajustadas y no se mueven con facilidad. Una manipulación casual del cofre no desplazará accidentalmente estas piezas, sino que hay que presionar en el lugar adecuado. Una vez movida la banda frontal, esto nos revelará un pequeño hueco justo debajo del riel por el que se desliza esta banda.
Ese hueco bajo el riel tiene como finalidad poder desplazar de su lugar uno de los adornos de la parte central de la caja. Todos estos adornos están tallados en la caja, excepto uno, que es una pieza aparte y tras retirar la banda anterior puede moverse hacia el hueco dejado por esta.
Finalmente tenemos la cerradura a la vista. En los cofres grandes, encontrar la llave era un problema adicional porque en principio podría estar en cualquier parte de la casa. Pero el dueño de la casa también necesitaba tenerla a mano, y no tener que ponerse a buscarla si debía abandonar la casa rápidamente llevándose el dinero o lo que fuera que guardaba dentro. Es por esto que la llave se ocultaba en el propio cofre que abría.
Lo siguiente que es necesario investigar son los laterales del cofre. Una de las bandas laterales podía desplazarse, como la primera pieza que movimos, pero otra de las características de estos cofres era que cada paso debía hacerse en orden. En el caso de la banda lateral que hay que desplazar a continuación, no podía moverse si no habíamos retirado previamente la banda frontal, pues esta la bloquea.
¡Por fin tenemos la llave! Tened en cuenta que esto es un cofrecito pequeño que podemos manipular con facilidad, darle vueltas, y cambiar de posición conforme nos resulte más cómodo, pero en los cofres reales era el ladrón el que debía contorsionarse en torno al enorme cofre mientras averiguaba exactamente donde debía presionar, empujar o tirar, y hacerlo con el mayor silencio posible.
Después de ímprobos esfuerzos, hemos logrado localizar la cerradura oculta y hacernos con la esquiva llave. Con un poco de suerte no habrá trampa de aguja envenenada, y además recibiremos un montón de px por abrirlo. ¡Quizá incluso subamos de nivel! Ahora, solo queda ver si el contenido del cofre, sea cual sea, ha valido la pena...
¿¡Pero que..!? ¿¡Un monstruo verde de un solo ojo montado en monopatín?! ¡Pues oye, si que ha valido la pena después de todo!^_^
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