EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS
¡ALERTA DE EXPOILERZ!
¡ALERTA DE EXXXTREMERZ!
Presentado por… el profesor
Plot.
Saludos, ávidos lectores.
Desempolvamos
otro viejo bolsilibro para recibir nuestra pequeña dosis diaria de terror o
ciencia ficción, y que no se nos anquilose el cerebro.
La historia comienza a bordo de una nave espacial. El comandante Sandro, un joven sano, robusto y vigoroso, entra en la enfermería donde
le espera la rubia y voluptuosa doctora Fraser, que… Un momento ¿¡Quién ha escrito
esto!?
¡Ah! ¡Pero si es de Berna! Eso me pasa por no fijarme mejor.
Pues sí… como
iba diciendo... el comandante Sandro, de la nave Urano (esto mejora por momentos)
tiene problemas para dormir debido a frecuentes e intensos dolores de cabeza.
Naturalmente, y como no podía ser otra forma en el bernaverso, la
doctora le hace desnudarse, lo tumba en una camilla y le acaricia en puntos estratégicos hasta
provocarle una erección. Confieso que yo nunca he acudido al hospital por un
dolor de cabeza, así que ignoro si ese es el tratamiento habitual en estos casos ^_^U.
A la vista del
inmenso… emm… problema del comandante, la doctora Fraser concluye que el tratamiento
más adecuado para su dolor de cabeza, es que escoja a alguna de las tripulantes
de la nave y se acueste con ella.
Esperad un
momento. Creo que he visto algo de argumento más adelante… mmm... sí, aquí. La
nave detecta una gran y extraña masa de objetos y se acerca a investigarlos. Se
trata de cientos de naves de multitud de razas (también algunas terrestres) que
parecen estar pegadas unas a otras, casi desprovistas de energía, y carentes de
signos vitales.
El comandante,
la doctora, y otras dos parejas forman un grupo de
salida y abordan una de las naves. Encuentran que la atmosfera es respirable, y
se quitan las escafandras. Tras una corta
investigación, en la que descubren mucha ropa de los tripulantes tirada por el
suelo, pero ningún cadáver, son atacados por un robot con aspecto de
frigorífico con brazos y ruedas. El robot es inmune a los disparos de sus armas
láser, y es capaz de emitir rayos desintegradores, calóricos y neurálgicos.
Tras demostrar su poder y hacer que se retuerzan de dolor soltándoles algunos
rayos, les obliga a desnudarse y se los lleva a otra de las naves.
Como podéis
suponer, y aprovechando la circunstancial desnudez de los personajes, toda esta parte está sazonada con las típicas descripciones del autor como “la hermosa morena volvió a abrazarse a
Alfons, sobre cuyo musculoso tórax aplastó sus grandes y altivos pechos”. ¿Altivos? ¿Altivos pechos? Hay, Berna, Berna…
El robot sirve a
un grupo de pequeños alienígenas verdes y pringosos con un cierto aspecto de
batracios, que utilizan ese punto del espacio como terreno de caza. Las naves
que se aproximan a investigar se quedan sin energía y pasan a formar parte de
esa especie de mar de los sargazos cósmico. Entonces el robot se dedica a ir
capturando a sus tripulantes y llevándoselos a sus amos, que se los comen.
Afortunadamente
para los terrestres, los dolores de cabeza que su comandante llevaba algunos
días padeciendo eran intentos de otra raza de establecer una comunicación
mental con él para advertirle del peligro. La información que esta entidad
finalmente logra proporcionarle de forma clara permite a Sandro capturar al
líder de los alienígenas pringosos. Y su increíble sexto sentido le permite
destruir al otrora invulnerable robot acertándole en su único punto débil, con
lo que todo termina bien para los humanos.
Y al final, la pareja protagonista se casa. Otro cuento erótico de Berna disfrazado de ciencia ficción. Eso sí, encuentro el título muy adecuado, pues algunos millones de mis neuronas murieron al leerlo.
Y al final, la pareja protagonista se casa. Otro cuento erótico de Berna disfrazado de ciencia ficción. Eso sí, encuentro el título muy adecuado, pues algunos millones de mis neuronas murieron al leerlo.
Puedes ver otro libro de este autor pulsando aquí.
La necrópolis
del espacio. 1980. Joseph Berna [José Luis Bernabéu] (texto) Miguel García
(portada). La conquista del espacio nº 510. Editorial Bruguera S.A.
O sea... ¿que los dolores de cabeza que tenía el tipo al principio, después resulta que tenían una razón de ser y constituyen un punto relevante en el argumento? ¿Eso no es... casi... casi como una estructura? ¿SEGURO que es de Berna?
ResponderEliminarSi, si, seguro ^_^U
EliminarNaturalmente, incluso tras determinar que lo que provocaba los dolores de cabeza era eso, la doctora le aplica personalmente el tratamiento prescrito al comandante, por si acaso.