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martes, 23 de junio de 2020

LAGUNA NEGRA

EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS
¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.
Saludos, ávidos lectores. 

Este es el primer bolsilibro que comentaremos de la colección Tam-tam. Los tam-tam, como seguramente sabréis ya (pero lo comento igual, por si alguien no está al tanto) son los tambores que las tribus africanas empleaban para comunicarse a largas distancias, de un poblado a otro, usando un complejo código de golpes similar al morse. 
El sonido de los tam-tam era algo que no podía faltar en las películas antiguas de Tarzán, o de aventuras en la selva en general. Era algo que identificabas y relacionabas de inmediato con la idea de la exploración y de los animales salvajes. En los televisores antiguos, al conectarlos, el sonido llegaba varios segundos antes que la imagen. Cuando encendías el televisor y oías tam-tams, ya sabías de que trataba la película antes que comenzaran a formarse las imágenes.

No todas las historias recopiladas en esta colección trataban sobre exploradores de la selva. A menudo incluían elementos de ciencia ficción o terror, pero solían estar orientadas hacia las aventuras en parajes inhóspitos.

Laguna Negra es la versión de Berna de El monstruo de la Laguna Negra, película claramente plagiada hasta el punto de no haberse molestado ni en cambiarle el título, limitándose a acortarlo.

La historia es una versión simplificada de la película citada, añadiendo las escenas de chicas fáciles (solo una en este caso) que tanto gustan a Berna y cambiando el monstruo humanoide de la Universal por una rana gigante. Pero el estilo narrativo propio del autor rompe continuamente la pretensión de hacernos creer que tanto los personajes como él mismo como escritor son americanos, con frases como “Pues me lo salto a la torera” o “¡Que castañazo, madre!” y expresiones parecidas. 

Veamos la historia. Brad Miller, famoso explorador, es contratado para dirigir una expedición por el Amazonas. Brad es el típico héroe berniano, a saber: muy alto, atlético, casi siempre moreno, de facciones duras pero simpático, entre cinco y nueve años mayor que la chica ligable de la historia, y muy bueno peleando a puño limpio, independientemente de su condición social y profesión. Veinte segundos después de haber conocido a la protagonista (Connie) ya le ha partido la cara a su medio novio (Norman) y encandilado a ésta de por vida. Lo que decía, el típico héroe berniano.

La expedición está compuesta por el padre de la chica (geólogo), dos colegas de este (otro geólogo y un médico), el susodicho Norman (un geólogo más) y la propia Connie (que no es geóloga ni aporta ningún conocimiento o habilidad al grupo, pero se apunta al viaje porque le parece que será divertido).

Ya en el Amazonas contratan a un viejo capitán para que los lleve con su destartalada barcaza hasta la Laguna Negra, donde esperan encontrar numerosos fósiles y formaciones minerales interesantes.

Por el camino, para amenizar el lento avance del barco por el rio, se dedican a dispararle a los pobres cocodrilos de la orilla, a una serpiente que cuelga de una rama, y a cada bicho viviente que se deja ver entre la maleza. Connie está cada vez más interesada en Brad. Notando esto, el tonto de Norman da rienda suelta a sus celos y su mal carácter, alejándose definitivamente del poco afecto que Connie le tenía. 

Llegar hasta la Laguna Negra no les supone un gran desafío, pero la cosa cambia al estar allí. Las orillas rebosan de ratas gigantes, y una de ellas mata a uno de los geólogos tan pronto como desembarcan a buscar fósiles. Y ese no es el mayor peligro de la laguna. Una rana gigante comienza a rondar el barco, saltando a cubierta de tanto en tanto para llevarse a alguien con él al fondo y darse un festín con su carne. Y aún hay otro peligro más. Norman ha acumulado suficiente odio hacia Brad como para estar decidido a asesinarlo cuando se le presente la oportunidad.

Apenas dos días después de llegar a la Laguna Negra, el barco la abandona dejando atrás a cinco muertos entre geólogos y marineros, unas cuantas ratas acribilladas, y un batracio gigante cosido a balazos. Y (algo muy raro en los bolsilibros en general y en los de Berna en particular), él y la protagonista no se casan. 

Lo cierto es que, para ser de Berna, no está mal. Puedes ver otro libro de este autor pulsando aquí, o concretamente otro bolsilibro que escribió inspirándose en la misma criatura pulsando aquí.

Laguna Negra. 1983. Joseph Berna [José Luís Bernabéu] (texto) Antonio Bernal (portada). Tam-tam nº 63. Ediciones Bruguera S.A.  

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