EL ORÁCULO DE LAS VISIONES
¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por... Pecky.
Bienvenidos, amigos cinéfagos.
Olaf Ittenbach es un
guionista, director, actor, productor y maquillador alemán que tiene una asombrosa
capacidad para echar a perder buenas ideas. Sus películas, de las cuales esta
es probablemente la más conocida, podrían ser verdaderamente épicas a pesar de
sus bajísimos presupuestos si no tuviera tanta tendencia a divagar, a alargar
el metraje con subtramas sin importancia, y a repetir los mismos chistes una y
otra vez.
Premutos, el ángel caído
(distribuida también como Premutos, el regreso del anti-Dios) nos cuenta
los diversos intentos de la criatura que da titulo al film de encarnarse en un cuerpo físico, a lo
largo de la historia. El bloque principal de la trama tiene lugar en el
presente, y se centra en un chaval llamado Mathías que está teniendo un día
realmente malo: pasa por las manos de una dentista inepta, tiene un accidente de tráfico con la bicicleta, y recibe una tremenda patada en la entrepierna durante un
partido de futbol. Uno de esos días en que hubiera sido mejor no salir de casa. Todo esto, que parece casual, es en realidad una preparación para convertirse
en Premutos, que se alimenta del sufrimiento y el dolor. Mathías está
predestinado a ello, y su cuerpo es maltratado para hacerlo más receptivo a su
destino.
El padre de Mathías, un hombre rudo y obsesionado con las armas,
encuentra un pequeño cofre enterrado en el jardín de su casa. En el halla un
libro antiguo y varios frascos de un líquido amarillento corrosivo. Mathías se
derrama encima accidentalmente algo de este líquido, recibiendo la última dosis de
dolor necesaria para comenzar su transformación en el anti-Dios.
Hasta ese momento, se nos han mostrado muchas escenas de hechos pasados relacionados con Premutos: en la India,
en Stalingrado, en la Europa de la Peste Negra, siempre en lugares de guerras,
matanzas y enfermedades. También vemos la historia de Rudolph, un individuo que
trataba de devolver a la vida a su mujer, y lo único que consiguió fue crear
montones de zombis en el proceso. Fue él quien enterró el cofre con el libro y
el líquido amarillento. En la película se nos cuenta que este líquido era
originalmente el bálsamo con el que se limpió el cuerpo de Cristo tras su
crucifixión, y que fue lo que provocó su resurrección. Pero la fórmula
imperfecta de Rudolph no resucita, solo crea zombis.
Se supone que todo esto
está relacionado de algún modo con Premutos, pero no se nos deja claro cómo. Todas estas mini historias
paralelas son más interesantes que la trama principal, que es lo que realmente
parece sobrar.
El caso es que el bueno de Mathías
termina recibiendo tanto dolor que, junto con la oportuna rociada del bálsamo
amarillo de Rudolph, se transforma en una especie de cenobita de Hellraiser
de bajo presupuesto. No es todavía Premutos, pues este solo puede tomar forma a
partir de la carne y la sangre de los seguidores que han muerto luchando en su
nombre, pero está en camino de serlo.
Como en esta época su culto se ha
olvidado y no tiene seguidores, este pre-Premutos empieza a matar gente al
azar, que se convierten en horribles zombis. Las víctimas de estos se vuelven
zombis a su vez, desatando una plaga en el barrio.
Los zombis irrumpen en casa
de Mathías atacando a su familia y unos amigos que estaban con ellos. Los que sobreviven
al ataque inicial se refugian en el sótano, donde el padre de Mathías guarda su
colección de armas de fuego. Es posible
(aunque este es otro punto que la película no aclara) que sea el propio
pre-Premutos el que dirige expresamente a los zombis hasta esa casa. Necesita que sus seguidores mueran
luchando por él para encarnarse con sus restos, y sabe que el padre de Mathías y
sus amigos exmilitares, con un pequeño arsenal a su disposición, darán cuenta
de un número suficiente de zombis para que esto ocurra.
La historia en general no me
parece mala. Desde luego, es lo suficientemente grotesca y bizarra para llamar la
atención, y hay montones de zombis y escenas escabrosas, algunas bastante
divertidas. Cuando se nos cuenta la historia de Rudolph, hay un momento en el
que un grupo de aldeanos irrumpe en la casa de este para lincharlo, disparando
a lo loco. Nadie le da, pero las balas perdidas que rebotan por la habitación
terminan matando a dos de los propios aldeanos. Y cuando esparcen gasolina por
la casa para quemarla, uno de ellos se pega fuego a sí mismo en el proceso.
Pero también hay mucha
morralla de por medio. La película no es especialmente larga. Dura una hora y
40 minutos, pero se hace larga. Mejoraría mucho quitándole diez o quince minutos de
escenas repetitivas e insustanciales. Naturalmente, es cine independiente,
y de autor, y todo eso, pero en ningún caso esto implica calidad, como a
veces se intenta hacer creer a la gente. La falta de presupuesto se puede
perdonar, y descuidos como la escena en la que un hombre que empuña un Mauser
de cerrojo (de un modelo que debe ser amartillado tras cada tiro) dispara con él cuatro
veces seguidas, también. Pero que una película llena de zombis, tiroteos,
cháchara mesiánica y referencias satánicas sea aburrida, eso ya no tiene perdón posible.
En mi humilde opinión, Premutos
tenía el potencial de convertirse en una película de culto, al nivel de Posesión
Infernal/Evil Dead. Pero le sobró metraje y le faltó ese toque de
genialidad que marca la diferencia entre ser más que una película, y ser una
película más.
¡Otra ración de zombis rancios pulsando aquí!
Premutos; Der gefallene Engel.
1997. Olaf Ittenbach (guion, dirección y actor principal). Edición en DVD por
Manga Films.
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