RUNAWAY

 EL ORÁCULO DE LAS VISIONES                                                                               ¡ALERTA DE EXPOILERZ!

Presentado por... Pecky.
 

Bienvenidos, amigos cinéfagos.  

Esta es una película policiaca de ambientación futurista, bastante olvidada a día de hoy. Fue escrita y dirigida por Michael Crichton (el de los dinosaurios) y protagonizada por Tom Selleck (detective Magnum, para los amigos). Es de 1984, y en aquel entonces se la consideró de ciencia ficción. En realidad todavía lo es, pero cada vez por un margen menor. Muchas de las cosas que se ven en ella y en su momento parecían algo extraordinario (como un dron volador con cámara incorporada) son a día de hoy una realidad cotidiana.

Hablemos claro. Todos sabemos que antes o después ese robot aspirador que se pasa el día recorriendo la casa de un lado a otro aspirará y destrozará algo pequeño e importante ¿verdad? O que el asistente de voz conectado a internet creará algún tipo de problema al hablar demasiado ¿cierto? Pues ahora combinad el robot aspirador y el asistente de voz en una sola máquina, dotadlo de un brazo articulado capaz de manipular cualquier cosa (desde un cepillo para mascotas a un revolver) y ya tendréis una idea clara del problema.

La sociedad que se nos muestra en esta película hace un uso tan intensivo de los robots domésticos o trabajadores que la gente ya depende de ellos, tal como nos ocurre ahora con internet o los móviles. Lamentablemente algunos robots tienden a descontrolarse, y cuando lo hacen se vuelven peligrosos: molestan en lugar de ayudar, rompen en lugar de fabricar, y matan en lugar de proteger. A estos robots descontrolados se los conoce como runaways (fugitivos), y la policía cuenta con una división especial, la Brigada Runaway, que se encarga de neutralizarlos.

El sargento Ramsey (Selleck) es uno de los agentes veteranos de la brigada. Junto a su nueva compañera Karen descubre que varios de estos robots de comportamiento violento han sido expresamente modificados con chips ilegales para agredir a la gente. 

Su investigación los lleva a enfrentarse con Luther, un científico sociópata que no tiene el menor reparo en matar para conseguir sus propósitos o borrar sus huellas. Su intención es vender una gran remesa de estos chips modificados al mejor postor: criminales, terroristas, espías… poco le importa mientras le paguen por ellos. Los robots domésticos violentos con los que está lidiando últimamente la policía han sido solo su prueba de campo. El actor que interpreta a Luther es, por cierto, Gene Simmons; el bajista de Kiss conocido como The Demon.

Luther ha desarrollado además un arma única, una pistola que dispara balas capaces de rastrear la huella de calor de una persona concreta, o perseguir a la más cercana si no se las ha programado para un objetivo en particular. Estas balas cuentan con su propio depósito de propelente que les permite varios minutos de vuelo, sistemas de guiado con los que pueden esquivar obstáculos o cambiar de dirección, y una cabeza explosiva. Son de hecho misiles teledirigidos, miniaturizados al tamaño de una bala de MG-60. Dispone también de unos pequeños robots-araña que matan a la gente inyectándoles ácido en las venas y autodetonándose a continuación.

Ramsey y Karen consiguen detener a una socia de Luther y apoderarse de las matrices que necesita para poder fabricar más chips, y este contraataca convirtiendo el asunto en algo personal. Rapta al hijo de Ramsey para intercambiarlo por las matrices y prepara un encuentro en un lugar especial. Luther cita a Ramsey (que padece ataques de vértigo a grandes alturas) en la cima de un edificio en construcción. Pero no tiene intención de hacer el intercambio. Tanto él como su hijo ya han sido sentenciados a muerte, y en el edificio hay apostados una docena de robots-araña preparados para matarlos en el caso que el mismo Luther no acabe con ellos.

La película está estructurada como una clásica cinta de policías y delincuentes. En ese aspecto está muy bien representado el ambiente de la comisaría, como una oficina casi caótica en la que la gente se habla a gritos, corre de un lado a otro con informes, y los teléfonos suenan sin cesar. El personaje de Ramsey resulta totalmente creíble: no es el tipo duro y casi perfecto que suelen ponernos en las películas de acción. Es algo miope, tiene miedo a las alturas, y no destaca ni por su físico ni por su puntería, además de no ser un experto en artes marciales. Suelta tacos y palabrotas, pero solo cuando se cabrea, siendo el resto del tiempo una persona educada. Es, en definitiva, un policía como los de verdad. 

El factor futurista es (hoy en día) muy leve, porque todos los adelantos que vemos que en su momento eran ciencia ficción, o bien existen ya o tendremos en breve la tecnología necesaria para fabricarlos.

En principio no me gusta que hagan remakes de las películas, porque en casi todos los casos dan como resultado una película peor que la que pretenden actualizar. Pero creo que una segunda parte sería interesante a día de hoy. Cuando Runaway se estrenó, las escenas de pequeños robots paseándose por casa y hablando o interactuando con la gente y el entorno eran ciencia ficción, y por eso mismo cuando esos robots empezaban a matar gente, no asustaban. El público tenía una constancia clara de que lo que estaba viendo era imposible que les sucediera a ellos en su día a día. Dentro de poco, quizá una década, quizá dos, Runaway dejará de ser ciencia ficción, y entonces veremos qué pasa.  

Runaway. 1984. Michael Crichton (guion y dirección) Tom Selleck, Gene Simmons (actores principales) Cynthia Rodhes, Kirstie Alley (actrices principales). TriStar Pictures.