EL ORÁCULO DE LAS VISIONES ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
¡Hola, cinéfagos del espacio!
Esta es una de las películas más involuntariamente divertidas de la historia de las invasiones extraterrestres. Se filmó como una trama seria, que pretendía incluso tener momentos terroríficos y dramáticos. Pero la absoluta falta de presupuesto y el hecho de que el guionista / director no estuviera muy bien del tarro (se suicidó tras anunciar públicamente que era la reencarnación homosexual de Jesucristo) dio un resultado bastante diferente al esperado.
Empezamos con un par de astrónomos que reflexionan sobre lo solitaria
que está la Tierra “suspendida en el espacio como un cebo flotando en el
océano, a la espera de que alguna criatura se lo trague al pasar”. No
volveremos a verlos en el resto del film, pero admitamos que la frase es
buena.
A continuación, un platillo volante aterriza a las afueras de un
pueblo. Un alegre perrito corre hacia él para investigar, y el primer alienígena
que asoma del platillo volante le dispara con su pistola de rayos. Ya para
empezar esas no son formas de presentarse en otro planeta, matando perretes por
las buenas, creo yo.
Los alienígenas (un adulto al mando de cuatro adolescentes) tienen
aspecto humano, y hablan inglés. En este caso no lo justifican con lo típico de
que han adaptado su aspecto y lenguaje al de los nativos para pasar
desapercibidos. Ellos ni tan solo sabían que en el planeta existiese vida
inteligente, así que la exacta coincidencia de aspecto e idioma es del todo
casual.
La misión de los alienígenas es buscar mundos adecuados para
convertirlos en criaderos de gargons, unos animales que constituyen una de las
bases de su alimentación. Los gargons tienen todo el aspecto de centollos. De
hecho, al no haber presupuesto para hacer un bicho alienígena medio decente, lo
que hicieron fue comprar un centollo, y eso es lo que vemos en la película,
metido en una jaulita de aspecto futurista.
Su labor es soltar un solo gargon en el planeta, y ver si se adapta a
la atmosfera. Si ese es el caso, el gargon aumentará un millón de veces su
tamaño, convirtiéndose en algo al lado de lo cual Godzilla sería como un
caniche. El proceso es muy rápido, y debería completarse en tansolo veinticuatro horas. Si
el gargon prospera, se lo notificarán a su gobierno que enviará una nave de
carga a soltar varios miles de gargons más, y cuando necesiten comida, vendrán
a matarlos y recolectarlos desde naves preparadas para ello. Teniendo esto en
cuenta, yo habría titulado la película Centollos del espacio exterior,
que tiene más gancho. Aunque el título provisional de guion, algo así como La pistola de rayos del terror, tampoco estaba nada mal.
Por las conversaciones que mantienen entre los alienígenas,
descubrimos que el suyo es un régimen totalitario. Los sentimientos como el
amor o la amistad se consideran rasgos recesivos de debilidad de carácter. Los
niños crecen sin conocer nunca a sus padres, los enfermos y ancianos son
ejecutados por inútiles, y los libros son algo prohibido porque provocan el nefasto efecto de aportar ideas nuevas y
desarrollar la mente.
Uno de los adolescentes, Derek (clásico nombre de alienígena), se da
cuenta que el perrito llevaba un collar al cuello, y en él una plaquita con su
nombre grabado, e interpreta esto como una señal de vida inteligente. Sin
embargo, los últimos mundos que han visitado los aliens han resultado
inadecuados para el desarrollo de los
gargons, así que el líder del grupo decide soltar al gargon de todas maneras. La
vena rebelde de Derek (que ha leído un libro a escondidas y por tanto no tiene
un encefalograma plano como el resto) se despierta. Trata de impedir que el
gargon sea liberado, y esto lo sentencia a muerte.
Escapa de los otros y se dirige al pueblo. Su única referencia
de esta nueva cultura es la placa del perrito, donde figura una dirección. Va
hacia ella y conoce a Betty, la dueña del perrito: una agradable jovencita que
vive con su abuelo y hermano. Para Derek, que ella conozca a su abuelo o
hermano, o que tenga amigos, es difícil de entender, pero le resulta un
concepto emocionante. Tomándole por un extranjero, Betty le lleva a conocer la
ciudad y a sus amigos. Mientras tanto, otro de los alienígenas se dedica a
buscarle, dejando un rastro de cadáveres por donde pasa.
Las pistolas de rayos de estos alienigenas no emiten el clásico rayo desintegrador, sino más bien un rayo esqueletizador, que lo desintegra todo excepto los huesos y metales. Las armas del Mars Attaks de Tim Burton probablemente sean una referencia a esto, que es lo más recordado de la película.
El presupuesto era tan ínfimo que las pistolas de rayos que se ven en pantalla
son un juguete de la época, que se compraron y utilizaron tal cual. Esto
disparó las ventas de esa pistola de juguete, y a día de hoy están consideradas
uno de los Santos Griales de los coleccionistas de attrezzo. Como esqueletos,
se emplearon los típicos esqueletos de plástico que se fabrican para los
colegios, en los que pueden verse los alambres que mantienen sujetas las piezas, y la tapa del cráneo.
Mientras el adolescente malvado persigue a Derek y Betty por la ciudad
llenándolo todo de huesos, el centollo espacial sigue creciendo. Llega un
momento en el que se escapa de la cueva donde los aliens lo habían escondido y empieza
a cruspirse a algunos vecinos. Y como el gargon se está desarrollando bien, una flota de naves se acerca ya a la Tierra dispuesta a descargar unos cuantos
miles de gargons más.
Derek, que ha decidido que jamás regresará a su planeta después de
haber probado las bondades de la Tierra, traza un plan para tratar de destruir
toda la flota. Y de nuevo, debido a la falta de presupuesto para efectos especiales,
la flota de naves se nos representa con un grupo de personas mirando hacia arriba
mientras suena un clásico bip-bip de ciencia ficción. Así que la inmensa flota de
platillos volantes está ahí (igual que los centollos mega gigantes), pero en
vez de mostrárnoslos, nos piden que nos los imaginemos. Por mí está bien así.
Teenagers from Outer Space. 1959. Tom Graeff (guion y dirección) David Love, Bryan Grant (actores principales) Dawn Bender (actriz principal). Warner Bross. Editada en DVD en 2007 por L´atelier 13.
Dejando de lado que el atrezo y los efectos especiales estuvieran a cargo del "Todo a 10 centavos" de la esquina de casa, a mí el concepto me parece bueno. Por una parte tenemos un tema bastante respetable en la ciencia ficción: la posibilidad de que la Tierra pueda ser usada como despensa, granja, criadero de esclavos o piscifactoría (en este caso) por una civilización alienígena superior; y por otra parte, tenemos la distopía en la que vive esa sociedad superior. Un futuro en que las relaciones afectivas y familiares desaparecieran en favor de la eugenesia y/o el totalitarismo ya se habían explorado, respectivamente, en las novelas Un mundo feliz (1932) y 1984 (1949), y pegaban especialmente fuerte en la década de los 50, en que Estados Unidos vivía eufóricamente la victoria de la Segunda Guerra Mundial, y el núcleo familiar tenía más importancia que nunca. El que los extraterrestres vengan de un mundo en que los vínculos de sangre carezcan de la menor importancia, y se pasmen de que la gente conozca y conviva con hermanos y abuelos, debió de resultar tan chocante y espantoso al público de la época como las pistolas "esqueletizadoras" y los terribles centollos espaciales.
ResponderEliminarQue en el título se optara por mencionar a los adolescentes, y no a la criatura que traían con ellos, supongo que se debió a que los 50 fueron también una época de oro para el cine de adolescentes. En esta década se estrenaron todas las de James Dean, las primeras de Elvis Presley, y muchas que se llamaban "High School esto" o "Rock Surf Hot Rebel aquello". Solo con decir que habría adolescentes ya haría a la película lo suficientemente atractiva, o terrorífica, para que la gente fuera a verla.
Si, en esa época hubo también una avalancha de películas de terror llamadas "Yo fui un _____ (añadir lo que se tercie) adolescente". Tuvimos zombi adolescente, hombre-lobo adolescente, Frankenstein adolescente, cavernícola adolescente... y era, como dices, para atraer al púbico joven (aunque, curiosamente, identificándolos con el monstruo en la mayoría de las veces).
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