EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.
Saludos, ávidos lectores.
Este es otro de los títulos de la colección de librojuegos educativos Misión Historia, en los que avanzamos a base de responder acertadamente a una serie de preguntas. En esta ocasión, la temática es medieval, y nos servirá para comprobar cuanto sabemos sobre las costumbres y terminología de la época de los castillos y los famosos caballeros andantes (que, a pesar de su nombre, iban a caballo).
Tomamos el papel de un caballero. Es el cumpleaños del rey, y varios
nobles se han reunido en el castillo para celebrarlo. Entre ellos está el barón
Roderick, cuyas intenciones respecto al monarca no son buenas. Durante el
banquete el rey es envenenado, y deberemos hablar primero con un curandero y
luego con un abad para obtener los ingredientes del antídoto que necesita.
Solucionado este problema inmediato, descubriremos que fue Roderick
quien planeó la muerte del rey, y entonces deberemos dirigir un asalto contra
su castillo.
Muchas de las preguntas que se nos plantean son relativamente
sencillas y otras de sentido común, pero también me he encontrado con algunas
para las que todas las películas medievales que me he tragado no me han servido
de nada. Hay un momento en que se nos pregunta cuál de nuestros caballos vamos
a emplear para viajar desde el castillo al pueblo, y las opciones son un destrier,
un rouncey, o un palafrén. Mis conocimientos de caballos me
permiten distinguir un pony de un percherón, pero poco más. Puedo
imaginar la cara de pasmo que debió poner mi escudero tras equivocarme de
caballo por segunda vez.
En situaciones parecidas nos veremos metidos si no tenemos claras las
diferencias entre un onagro y un fundíbulo (siempre he llamado
catapulta a ambos), si no somos capaces de distinguir una armadura para luchar
a pie de una armadura de justa a caballo, si confundimos al juglar con el
bufón, o si no sabemos en qué mano debemos sostener la espada si estamos
bajando por una escalera de caracol en lugar de subiéndola.
La explicación a esto último me dejó pasmado por lo ingenioso de la
cuestión, y os voy a ahorrar la molestia de preguntar. Las escaleras de caracol
que permitían acceder a las torres de defensa eran muy estrechas y siempre giraban hacia la derecha en sentido ascendente, en una curva extremadamente cerrada. Esto significa que los
atacantes (en su mayoría diestros, pues es lo más común) subían por ella girando siempre hacia la derecha, y la parte derecha de su cuerpo quedaba parcialmente cubierta por la curvatura del muro.
Cuando el atacante subía y se encontraba con un defensor que bajaba,
el defensor, probablemente también diestro, sostenía su espada con la mano
derecha. En el sentido de bajada, la parte del cuerpo del defensor que quedaba tras la curvatura del muro era la izquierda, por lo que este tenía total libertad para esgrimir su arma con la
derecha. Además de la ventaja de la altura al estar dos o tres peldaños por
encima del atacante, el defensor podía luchar con normalidad mientras que el arma, codo y hombro del atacante chocaba continuamente con el muro. El atacante podía
cambiarse el arma a la mano izquierda para paliar esto, pero de nuevo, al haber
muchos más diestros que zurdos, para la mayoría esgrimir en arma con la izquierda implicaba recuperar la libertad de
movimientos a cambio de empuñar el arma con su mano menos hábil.
Así que ya sabéis, reyes y reinas; aseguraos que todos los soldados
que tenéis defendiendo vuestras torres son diestros, y mantened en reserva la mayor cantidad de zurdos posible para asaltar las torres enemigas.
Puedes ver otro título de esta colección pulsando aquí.
Medieval Mayem. 2013. Timothy Knapman. Misión Historia. Publicado en 2015 por Espasa Libros S.L.
No hay comentarios:
Publicar un comentario