ALMACÉN DE MUNDOS COMPRIMIDOS
Saludos, vertebrados.
Este es otro de los juegos entregados en la edición española de la White Dwarf, que eran en realidad el principal motivo por el que comprábamos la revista.
Es una versión
goblin de la bestialidad... ejem, festividad de los San Fermines, que por cierto, este año se han suspendido por la pandemia (algo bueno tenía que tener todo este asunto de la Covid). No deja
de ser curioso que se haya elegido a los goblins, que están entre los seres más
tontos y cobardes de Warhammer Fantasy, para hacer el papel de participantes de esta equivalencia de los San
Fermines. Nada que objetar por nuestra parte, desde luego. Nos parece una comparación
bastante acertada. Si el juego hubiese tratado sobre los Recortadores en
lugar de sobre el Encierro, los protagonistas probablemente hubiesen
sido elfos.
Cada partida
representa un encierro de garrapatos; unas criaturas casi esféricas, todo
dientes y estómago, que se desplazan correteando o botando sobre sus pequeñas
patitas. Los garrapatos sirven a los goblins como monturas, perros de presa, y
alimento. Bueno, en el caso del alimento, dado el tamaño y ferocidad de unos y
otros, nunca está muy claro quien terminará comiéndose a quien, pero la idea es
esa.
Cada jugador
controla a una cuadrilla de goblins y snotlings (una variedad de los goblins
aún más zopenca que estos) que debe tratar de dirigir a cuantos garrapatos sea
capaz hasta su propio corral. El movimiento de los garrapatos lo ejerce uno de
los jugadores, que se determina aleatoriamente cada turno. Hay un plantador de
cartulina que representa al Shamán Ferminz, patrón de los encierros de
garrapatos, que los jugadores van pasándose de uno a otro para indicar a quien
le corresponde mover los garrapatos.
Inicialmente hay
tantos garrapatos como el número de jugadores, más los que indique una tirada
de dado. Los garrapatos parten de un extremo del tablero (el que en la primera foto hemos situado a la izquierda, con las casillas más oscuras). Por cada uno hay que comprobar cuantos goblins y snotlings de
cualquier jugador tiene a menos de seis casillas al inicio del turno. Para no
estar repitiendo “goblins y snotlings” todo el tiempo pondremos solo “gobbos”,
que es como se denomina a todas las subrazas orcas tamaño goblin o menor.
Como decíamos,
por cada garrapato se lanzan tantos dados como la cantidad de gobbos que tiene
a seis casillas o menos. Si no tiene gobbos a esa distancia, lanza un dado
igualmente. Se elige uno de los resultados, descartando el resto. Si es un
resultado entre dos y seis, lo emplea para desplazar al garrapato esa cantidad
de casillas hacia el goblin más cercano. Si el resultado elegido es un uno, en
lugar de moverse se realiza otra tirada en una tabla especial de efectos
diversos.
Cuando un
garrapato llega hasta un gobbo que le llama especialmente la atención, debe
hacerse una tirada para comprobar si se lo come o lo pasa de largo. La mejor
forma de llevar a los garrapatos hacia tu propio corral es situar a tus gobbos de forma que, si te toca mover a ti a los garrapatos, puedas dirigirlos hacia
tus gobbos al tiempo que vas moviendo estos hacia tu corral.
De izquierda a derecha y de arriba a abajo, las fichas de snotling, goblin corredor, goblin con garrote, goblin con red, garrapato, y garrapato atrapado en red. A la derecha, el plantador de cartulina del Shaman Ferminz.
Cada jugador
cuenta con dos goblins expertos que no pueden salir del cozo (la zona de casillas amarillas que precede a los corrales) y siempre esquivan automáticamente a los
garrapatos. Esto garantiza a los jugadores que por mucho que se reduzca su
cuadrilla, siempre tendrán un mínimo de goblins activos en la última etapa del encierro, que es la que realmente decide el resultado. Uno
de estos pofezionalez está armado con una red y el otro con un garrote,
mientras que el resto de gobbos solo son blancos sacrificables
para atraer la atención de los garrapatos y mantenerlos en movimiento. Simple carne
de cañón, o en este caso, carne de encierro. Estos gobbos se van
reponiendo a medida que son eliminados, por lo que su muerte solo supone un
inconveniente temporal.
Hay dos formas
de encerrar a los garrapatos. Una es meter uno de tus gobbos en el corral para que los
garrapatos lo persigan… y si alguien recuerda su nombre, murmurar lo buen chico
que era cuando los garrapatos entren al corral y se lo zampen. La otra es atrapar a un garrapato
con la red, darle un garrotazo para dejarlo inconsciente, y arrastrarlo hasta
el corral.
El único fallo que se le podría
achacar es que lo que realmente determina el ganador es en la mayoría de los
casos a quien le corresponda mover a los garrapatos en los últimos tres o
cuatro turnos, cuando estos ya están cerca de los corrales. No es un juego en
el que el vencedor va afianzando su triunfo turno a turno a base de pequeñas
victorias y acumulación de buenos resultados y estrategias acertadas. Es
divertido ver como los gobbos son arrollados o devorados, claro, aunque prácticamente nada de lo que los jugadores hagan antes que el grupo de
garrapatos entren al cozo es relevante.
El juego no es complicado, pero aun así precisa tener más cerebro del que demuestran los que se ponen a correr delante de un toro por diversión, y es también una actividad mucho más sana. En definitiva, para echar unas risas y pasarse un rato zezeando como un verdadero goblin.
Puedes ver otro juego basado en Warhammer pulsando aquí.
Shaman
Ferminz. Jordi Ferré (reglamento) Carlos Santos (tablero). Sin recomendación de
edad.
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