EL GRAN BAZAR
Los juguetes están entre los mejores almacenadores de recuerdos que existen. Pocos objetos físicos tienen tanta capacidad para despertar la memoria: quién nos los regaló, con quien jugábamos, donde lo hacíamos... La mayor parte de los recuerdos de mi infancia, buenos y malos, están relacionados de un modo u otro con juguetes.
Estos recortables, por ejemplo. Los que
vemos aquí los tuve cuando era pequeño, los recorté y jugué con ellos, pero con el paso del tiempo los perdí.
Alguien me dio estas láminas hace algunos años, a cambio de ayudarle a hacer desaparecer unos cuantos cadav… o_o mmm... bueno, no quiero aburriros con batallitas.
El caso es que recuerdo haber tenido muchos
de este tipo cuando contaba con seis o siete años, es decir, durante el verano
del 82 u 83. Pasábamos el verano en el planeta Tierra, en una ciudad costera llamada Santa Pola.
Cuando mi madre salía a hacer la compra a una pequeña tienda de comestibles, yo
la acompañaba para andar un rato con ella y hacer una exhibición
de fuerza, cargando con una de las bolsas. “Mamá, dame la que pese más”.
Probablemente me daba la que pesaba menos. Ya sabéis como va esto.
Esa tiendecita también vendía juguetes de
playa, artículos de costura, y de papelería. Una de esas tiendas minúsculas que
intentan tener de todo, como un supermercado. Supongo que esa era la exhibición
de fuerza del tendero. Entre los objetos de papelería, en la tienda había
un cuadernillo de recortables de esta colección, y cada vez que pasábamos por
allí mi madre me compraba una de las hojas.
Están impresas por una sola cara, sobre un
papel tamaño cuartilla (de 17x21 cm) ligeramente más grueso que un típico folio. Los recortables son el
ejemplo perfecto de como algo muy sencillo puede ser también muy entretenido.
Solo recortar las figuras con cuidado ya me llevaba un buen rato, y luego estaba el tiempo que dedicaba a colocarlos (junto con todos los otros que ya tenía) como
si se trataran de un pequeño diorama.
Cada hoja muestra un puñado de soldados de un
país diferente, con el equipamiento de la Segunda Guerra Mundial. Llama especialmente
la atención la lámina nº 4, en la que vemos agentes de la Policía Montada de
Canadá, en lugar de soldados.
Hojas recortables
Serie Amarilla nº 1 al 9. Editorial Roma. 1982.
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