EL ORÁCULO DE LAS VISIONES ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Señoras y señores, la tolerancia está muy bien, pero tiene un límite, y ha llegado el momento de ponerse serios. De tratar a los terroristas (sean nacionales o extranjeros) con la dureza que sus acciones merecen. De que los criminales vuelvan a ver a policías y jueces como enemigos en lugar de como aliados. De que hombres y mujeres tomen conciencia una vez más de ser un solo colectivo que debe luchar unido para salir adelante. En definitiva… ha llegado el momento de recuperar la mentalidad que teníamos en los ochenta. Y la mejor forma de ponerse a ello, es hinchándose a ver películas de tito Chuck.
Delta Force está considerada una de las mejores películas de Chuck Norris. También una de las mejores películas de acción de una década que se caracterizó entre otras cosas por sus magnificas películas de acción. En realidad, es mucho más que todo eso, y es en lo que nos vamos a centrar; en la historia detrás de la película, más que en la película en sí.
Contada rápido,
por si alguien no la ha visto, Delta Force trata sobre un vuelo civil que es
secuestrado por extremistas islámicos. Estos afirman estar en guerra "contra todos
los grupos y sectas antisocialistas" y exigen la liberación de otros terroristas capturados, a cambio de los pasajeros. Amenazan con detonar el avión en pleno vuelo y
matarlos a todos si no se les obedece.
La Delta Force, un
grupo militar de élite de los Estados Unidos, recibe la orden de liberar a los rehenes. El grupo está liderado por el coronel Nick (Lee Marvin en su última película) y el mayor Scott (Norris a nivel 3). Los Deltas se ven obligados a abortar un primer intento de tomar el avión en el aeropuerto de Argel,
y lo siguen hasta Beirut. Allí tendrán que dividir sus fuerzas,
ya que los rehenes han sido separados en tres grupos y son retenidos en distintos
lugares de la ciudad.
La película es especialmente recordada por dos cosas; las motos artilladas que emplean los
Deltas, y el tono general de la historia, que es mucho más dramático de lo
habitual en el cine de acción. Y es en este tono dramático (en el porqué de ese
drama) donde está el quid de la cuestión.
Aunque la historia no
está oficialmente basada en ningún suceso concreto, sí toma elementos claramente
reconocibles del secuestro del vuelo 874 de la Trans Word Airlines por parte de
terroristas del Hezbolá, ocurrido un año antes. Por ejemplo, la escena en la
que los pasajeros con nombre o apellidos judíos son separados del resto, y el
momento en el que asesinan a un buzo de la marina y lo arrojan a la pista desde
la portilla del avión, son situaciones reales que se dieron durante el secuestro. Esto último se transmitió por televisión, y las imágenes
del cadáver maniatado cayendo a plomo, asesinado como simple exhibición de
fuerza, dieron la vuelta al mundo.
De hecho, hasta el momento en el que la Delta Force llega a Beirut (a partir del cual la trama se desvincula del caso real del vuelo 874), todo lo que vemos es prácticamente una dramatización del secuestro tal como lo describieron a posteriori los pasajeros. Incluso se buscaron actores físicamente similares a los pasajeros y tripulantes cuyas caras se habían visto en los noticiarios.
En este caso, la situación real se resolvió a base de negociación. En pocas palabras, los gobiernos de Estados Unidos e Israel cedieron y volvieron a poner en la calle a más de setecientos terroristas de Hezbolá y otros grupos afines. Los rehenes fueron finalmente liberados tras dos semanas de malos tratos y penurias. El líder del grupo terrorista pasó a la lista de los delincuentes más buscados, y Estados Unidos afirmó haber acabado con él en 2010 mediante un ataque con drones armados.
Este desenlace no gustó mucho al pueblo norteamericano, que tras el innecesario apaleamiento y asesinato de joven buzo esperaban una reacción más enérgica por parte de su gobierno. En cierto modo, lo que reflejó la película fue la forma en que a la población le hubiera gustado que se resolviera el asunto, haciendo pagar a los terroristas por el daño causado, en lugar de ceder ante ellos. Porque una cosa que siempre hay que tener clara, es que cuando se cede ante un chantaje o una amenaza, ya venga de una sola persona, de un colectivo, o de un país entero, solo se está fortaleciendo al agresor y animándole a que vuelva a actuar igual.
Ahora bien, si
dejamos aparte la carga política y la protesta social solo levemente ocultas en
el metraje, lo que nos queda es, como dijimos al inicio, una grandiosa película
de acción. Hoy en día es bastante común que los primeros diez, quince o hasta
veinte minutos del metraje de cualquier película estén dedicados a presentarnos a
los personajes. Antiguamente todo lo que necesitábamos saber sobre los
personajes se nos mostraba totalmente integrado en sus actos y conversaciones,
y la película ya empezaba a desarrollar la trama desde el primer minuto. Delta
Force empieza directamente con una explosión, en el primer segundo de metraje,
y a partir de ahí, la cosa no hace más que mejorar. Las escenas de diálogos y de acción están muy equilibradas y bien alternadas, de modo que ni unas ni otras llegan a cansar.
A esa película la seguirían dos continuaciones oficiales: Delta Force 2, la conexión colombiana, también con Chuck Norris, y Delta Force 3, el juego mortal, en la que el protagonista era su hijo, Mike Norris.
¡Otra película de Chuck pulsando aquí!
The Delta Force. 1986. Menahem Golan (guion y dirección) Carlos "Chuck" Norris, Lee Marvin, Robert Forster (actores principales). Cannon Group.
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