MENSAJE DEL SUPERVISOR GENERAL: todas las fotos que aparecen con la dirección de este blog sobreimpresionada son de artículos de mi propiedad y han sido realizadas por mí. Todo el texto es propio, aunque puedan haber citas textuales de otros autores y se usen ocasionalmente frases típicas y reconocibles de películas, series o personajes, en cuyo caso siempre aparecerán entrecomilladas y en cursiva. Todos los datos que se facilitan (marcas, fechas, etc) son de dominio público y su veracidad es comprobable. Aún así, al final de la columna de la derecha se ofrece el típico botón de "Denunciar un uso Inadecuado". No creo dar motivos a nadie para pulsarlo, pero ahí esta, simplemente porque tengo la conciencia tranquila a ese respecto... ¡y porque ninguna auténtica base espacial está completa sin su correspondiente botón de autodestrucción!

viernes, 8 de octubre de 2021

OCTAVO RETO ESCRITUBRE 2021: DESAPEGO

Presentado por...Zag.

¡Extra! ¡Extra! ¡Ultimas noticias! ¡Sucesos: piratas espaciales interceptan el transporte interplanetario de membrillos! ¡Economía: la cotización de rabitos de pasa se desploma! ¡Tragedias: ya se ha publicado nuestra aportación al Octavo Reto Escritubre 2021! ¡Extra! ¡Extra!

Reto 8: Usando el desapego como pretexto, el reto de hoy es la historia de una separación, pero NO AMOROSA. Dejar atrás algo, dejar ir a alguien a nivel amistoso, familiar, laboral... dejar ir un sitio, una fantasía, una pesadilla... En tiempo presente.


PIEZA DE MUSEO

- ¿Quieres verlo, Ross? - preguntó el anciano.

Su invitado acusó un pequeño sobresalto.

- Ah, pero… ¿lo tienes aquí, Marcus?

Marcus lanzó una risita que no tardó en convertirse en un patético carraspeo. Un tembloroso dedo accionó un mando de su silla y esta comenzó a desplazarse, maniobrando para abandonar el salón.

- Sí, sí, está aquí. Mi última adquisición- volvió a reír- Ven, te lo enseñaré. Después de todo, tendrás que acostumbrarte a su presencia, como los demás.

Ross se levantó de su sillón, apoyándose en un bastón de marfil. Los ancianos abandonaron el acogedor salón. Tan pronto como salieron al corredor, sintieron la falta del calor de los leños que crepitaban en la antigua chimenea de piedra. Marcus, dueño de todo aquello, desplazó con una habilidad fruto de la costumbre la silla de ruedas con motor eléctrico en la que llevaba tres décadas enclaustrado. Su amigo lo siguió, renqueando, apoyado en su bastón.

Cruzaron un largo pasillo, tenuemente iluminado por antiguas lámparas de gas. Uno de los criados de la mansión de camino a alguna de sus tareas se cruzó con ellos, deteniéndose respetuosamente a un lado del corredor para dejarlos pasar.

La silla de Marcus llegó hasta unas puertas dobles. Este tocó otro botón de uno de los paneles que había en los reposabrazos de la silla, y las puertas se abrieron lentamente con un chasquido.

- Magia…- bromeó el anciano, riéndose de su propia ocurrencia.

- Sí- suspiró Ross- La magia de la tecnología.

La sala a la que daban las puertas era una amplia galería que recordaba a un museo. De hecho, rebosaba de piezas que muchos de los grandes museos del mundo envidiaban.

- Está al fondo- dijo Marcus, y hacia allí se dirigió.

Pasaron junto a varias vitrinas vacías que llamaron la atención de Ross.

- ¿Qué ha pasado con tu colección de cerámica etrusca?

- Ah… la vendí.

- ¿La… la vendiste?

- Mi… última adquisición resultó ser muy cara. Y, además, están todos los gastos adicionales. Piensa que solo seis personas en todo el mundo, por el momento, tienen algo parecido. Y mi fortuna está invertida. En empresas, valores, acciones… tenía que renunciar a algo que me diera mucho dinero, muy rápidamente, y que no minara mi estabilidad financiera.

- Lo sé, lo sé, pero… jamás pensé que pudieras desprenderte de eso.

Marcus lanzó otra de sus secas risas.

- Oh… teniendo en cuenta de lo que voy a desprenderme dentro de poco, eso no es nada.

Pasaron junto varias vitrinas vacías más. Ross conocía bien su antiguo contenido, por todas las tardes que había pasado en esa estancia charlando con su amigo.

- ¡Tu colección de monedas de la primera dinastía! ¡Las dagas sirias! ¡Por el amor de Dios, Marcus...! ¡Las máscaras Ainu!

- Chatarra… baratijas... caprichos… quizá se puedan recuperar más adelante- se justificó el anciano, pero su voz sonaba amargada.

Llegaron hasta la sección de estatuas. Varios de los pedestales aparecían vacíos también.

- El Hércules de Fidias… La Venus de Linae…- gimoteó Ross.

- Viejos amigos que han de marcharse…- la silla se detuvo al fin- …para dar la bienvenida a uno nuevo.

Sobre uno de los pedestales, se erguía una figura apolínea, de estatura cercana a los dos metros. Representaba a un hombre musculoso, desnudo, excelentemente formado. El estilo era griego clásico. Su cabeza estaba ligeramente ladeada, y su mirada sin pupilas se perdía en el infinito. Los bucles de su cabello, tan sólido como el resto del cuerpo, simulaban rizos en torno a su rostro.

- Parece hecho en mármol ¿verdad? Pero es un polímero ultra flexible, moldeado sobre un esqueleto de titanio articulado. Puede adoptar cualquier pose, y tanto el color de la piel como de los cabellos, hasta las facciones del rostro, se podrán alterar al gusto en cuestión de pocas horas una vez el proceso esté terminado.

- ¿Y cuándo…?

- Dentro de dos días.

- ¿Y por esto has renunciado a…?

- Por esto, renunciaría a mucho más. Entiéndelo.

- Intento entenderlo, amigo… Y dime ¿Qué harás con…? - no fue capaz de terminar la frase.

Marcus puso en marcha su silla nuevamente, dirigiéndose hacia otra sección de la galería. Por primera vez, Ross contempló con horror aquella colección de animales disecados que conocía tan bien.

- ¡No puedes estar hablando en serio!

- Pues sí. Piensa que esto es todavía algo muy nuevo. La legislación es aún confusa. Legalmente, a lo que queda no se lo considera un cadáver, pues no ha habido una muerte como tal. No podré enterrarlo, y la única opción que se me da, es incinerarlo, como un residuo biológico.

Se detuvieron frente a una gran vitrina. Estaba decorada como un escenario. Una réplica de parte del salón en el que habían estado conversando poco antes, con una chimenea de imitación, un estante con libros falsos, un suelo alfombrado… y un espacio vacío justo en el centro.

- Ahí lo pondré. Sosteniendo un libro, o una taza de café, aun no lo he decidido, pero de pie. De pie por primera vez en treinta años. Cuando trasladen mi cerebro a esa cosa de allí...- volvió ligeramente la cabeza hacia la figura que habían estado contemplando - ...quiero poder pasear todos los días por la galería, sobre esas piernas de titanio y polímero, y poder contemplar mi antiguo cuerpo nuevamente en pie.    

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