MENSAJE DEL SUPERVISOR GENERAL: todas las fotos que aparecen con la dirección de este blog sobreimpresionada son de artículos de mi propiedad y han sido realizadas por mí. Todo el texto es propio, aunque puedan haber citas textuales de otros autores y se usen ocasionalmente frases típicas y reconocibles de películas, series o personajes, en cuyo caso siempre aparecerán entrecomilladas y en cursiva. Todos los datos que se facilitan (marcas, fechas, etc) son de dominio público y su veracidad es comprobable. Aún así, al final de la columna de la derecha se ofrece el típico botón de "Denunciar un uso Inadecuado". No creo dar motivos a nadie para pulsarlo, pero ahí esta, simplemente porque tengo la conciencia tranquila a ese respecto... ¡y porque ninguna auténtica base espacial está completa sin su correspondiente botón de autodestrucción!

jueves, 21 de octubre de 2021

VIGÉSIMO RETO ESCRITUBRE 2021: SENTIDOS

  Presentado por...Zag.

¡Extra! ¡Extra! ¡Nuestro suplemento de ayer con el Vigésimo Reto Escritubre sale con retraso debido a un caso grave de vómitos gatunos en la redacción! ¡Extra! ¡Extra!

RETO 20: el reto de hoy tiene que ver con los sentidos. Piensa en uno de los cinco sentidos, y después... ¡inventa uno! El relato puede tener que ver con la descripción de este nuevo sentido, o mejor, en vez de describirlo, ¡muéstralo!


UN BREVE FRAGMENTO DE "LA EVOLUCIÓN DE LOS SENTIDOS HUMANOS A LO LARGO DE SU EXPANSIÓN POR EL COSMOS" por el Profesor Plot.

A medida que los humanos comenzaron a expandirse en serio por el universo, tuvimos la oportunidad de observar cómo esta curiosa y algo torpona raza desarrollaba nuevas formas de percepción en aquellos mundos en los que se establecían.

Maravillosa es sin duda la ciencia que, desde miles de millones de kilómetros de distancia, es capaz de medir y pesar un mundo, cartografiarlo y catalogarlo en detalle, pero hay cosas que ni el más avanzado de los programas informáticos ni el mas preciso de los instrumentos ópticos puede percibir.

Es el caso de Daram III, por ejemplo. Nada podía hacer sospechar a la primera arca de colonos que había algún peligro potencial en ese mundo. Buena atmósfera, vegetación abundante, sin presencia de grandes depredadores, clima benévolo… un pequeño paraíso para los afortunados pioneros designados para establecerse en él. Ninguno de sus instrumentos había sido capaz de detectar la hasta ese momento desconocida bacteria Fineus-01, presente en toda la atmósfera. Tras una ultima comprobación que no dio motivos de alarma, las compuertas de la nave se abrieron para igualar la presión interior con la exterior, y los catorce mil setecientos colonos se quedaron ciegos instantáneamente y de modo irreversible. Un mes después solo quedaban mil doce, pero habían logrado establecer a marchas forzadas rudimentarios sistemas para orientarse tanto dentro de la nave como en el exterior.

Hoy en día, los viajeros que llegan al planeta, con sus ojos ya debidamente protegidos para evitar la acción de Fineus-01, se sorprenden al ver a la próspera población daramita andando con aplomo, a veces de frente y otras de espaldas, sin chocarse entre ellos. Se guían únicamente por la tenue música que los muros de los edificios están preparados para emitir, y por el continuo gorgoteo similar al ronroneo de un gato que ellos mismos producen continuamente, ya de forma automática e inconsciente, para revelar su presencia unos a otros. Estos gorgoteos son únicos, y los daramitas son capaces de reconocer uno concreto entre la multitud, como quien reconoce un rostro. No es raro que dos daramitas se crucen por la calle y se detengan de pronto a charlar, al reconocer cada uno el gorgoteo característico del otro.

No menos curioso es el caso de los habitantes de Sharaka, uno de esos terribles casos de colonización forzosa. Su nave perdió el rumbo y terminó por estrellarse en el inhóspito mundo de Sharaka. Inutilizada ya para viajar, los colonos no tuvieron más remedio que desmantelarla para provechar sus materiales. El mundo al que estaban destinados era muy diferente a aquel. Casi ninguna de las semillas que les habían entregado prosperó en el empobrecido suelo de Sharaka, y todos los equipos y herramientas que llevaban consigo tuvieron que ser modificados a toda prisa para lograr extraer unas pocas gotas de agua o algo mínimamente comestible de aquella roca infernal. Otro de los motivos por los que Sharaka había quedado descartado como apto, era por la extrema relatividad temporal respecto a los márgenes considerados como adecuados. Cada día en su superficie equivalía a cerca de tres años estándar en Tiempo Tierra. 

Cuando fue posible enviar una nave de rescate a recoger a los teóricos supervivientes, los descendientes de estos llevaban más de cuatro siglos de su tiempo en Sharaka. Al ser un mundo casi carente de flora y fauna autóctonas, la dependencia de la poca tecnología con la que contaban fue tal, que ya desde niños los sharakianos aprendieron a presentir cuando un equipo estaba a punto de fallar, por levísimos cambios en la estática que generaba, o casi imperceptibles microarritmias en los chasquidos propios de cada mecanismo. Este sentido de afinidad con lo mecánico les permitió adelantarse a los fallos, cada vez mas comunes, en esa vital maquinaria la que dependían totalmente. 

A día de hoy Sharaka es ya marginalmente habitable, puesto que muchos decidieron quedarse en ese áspero mundo que sus antepasados llevaban cuatrocientos años domando. Los sharakianos nativos son enormemente apreciados por los navegantes debido a esa capacidad de presentir cuando un equipo se dispone a fallar bastante antes de que ocurra, permitiendo a la plantilla de mantenimiento de las naves adelantarse a la jugada. Rara es la nave de gran porte que no contrate a un sharakiano como parte de su personal técnico.

Pero si hablamos de agudeza sensorial extrema, no podemos dejar de mencionar a los molalianos. Los habitantes de Molala IV disfrutan de una vida tranquila en un mundo rico en oxígeno, agua y materiales aprovechables. Lamentablemente también están expuestos al virus M, que parece imposible de erradicar. Este virus está presente en todos los molalianos de forma endémica, y permanece dormido, en algunos casos, desde que el individuo nace hasta que muere de viejo. No se sabe todavía que lo activa, en caso de que haya un factor externo, a pesar que el mundo lleva ya más de medio milenio colonizado. Pero una vez el virus se activa, el afectado muere en menos de dos horas, cayendo fulminado sin haber sufrido antes malestar ni síntomas de ningún tipo. 

Con el paso del tiempo, los molalianos han llegado a ser capaces de percibir en los demás, pero no en si mismos, la activación de este virus. En Molala es común ver como una persona cuyo virus M se activa en plena calle, pasa a ser contemplada por el resto de transeúntes con miradas tristes, inclinaciones de cabeza y pésames, anunciándole así que va a morir en breve. Los habitantes de Molala tienen ya tan asumido esto, que cuando a uno se le da a entender que va a morir, lo normal es que él mismo se dirija a uno de los Parques de Reposo esparcidos por las ciudades. Allí se tumba sobre la hierba en espera de su momento final, para no estorbar en el tráfico de las calles cuando se desplome de pronto.

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