MENSAJE DEL SUPERVISOR GENERAL: todas las fotos que aparecen con la dirección de este blog sobreimpresionada son de artículos de mi propiedad y han sido realizadas por mí. Todo el texto es propio, aunque puedan haber citas textuales de otros autores y se usen ocasionalmente frases típicas y reconocibles de películas, series o personajes, en cuyo caso siempre aparecerán entrecomilladas y en cursiva. Todos los datos que se facilitan (marcas, fechas, etc) son de dominio público y su veracidad es comprobable. Aún así, al final de la columna de la derecha se ofrece el típico botón de "Denunciar un uso Inadecuado". No creo dar motivos a nadie para pulsarlo, pero ahí esta, simplemente porque tengo la conciencia tranquila a ese respecto... ¡y porque ninguna auténtica base espacial está completa sin su correspondiente botón de autodestrucción!

martes, 14 de diciembre de 2021

ARMA SECRETA

EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                            ¡ALERTA DE EXPOILERZ!

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, ávidos lectores.

El de hoy es uno de los bolsilibros más antiguos de nuestra biblioteca. Se publicó en 1959, hace ahora sesenta y dos años. Es casi una década anterior a la que podríamos considerar la era dorada del bolsilibro, cuando Bruguera comenzó a publicarlos de forma masiva. 

Es el segundo que comentamos de Enrique Sánchez Pascual, que solía escribir con los seudónimos de Alan Starr y Law Space, entre otros. Uno de sus hijos, Enrique Sánchez Abulí, es un reconocido guionista de comics, responsable de colecciones como Hazañas bélicas, Torpedo, o Alex Magnum.

Salvo muy raras excepciones (como la de Indiana James), los bolsilibros presentaban historias completas, con su entornos y personajes propios e independientes unos de otros. Este título pertenece a la colección SIP (Space International Police, o Policía Internacional del Espacio) de la editorial Toray S.A. La colección tenía un trasfondo común a todos sus títulos, que se nos sintetiza en la contraportada:

“El hombre ha dominado el espacio, pero la ambición, la maldad y el crimen han seguido a los abnegados pioneros que han posado sus plantas en los nuevos planetas. Por eso la Tierra, para defender la ley y la justicia, ha creado una nueva fuerza: la Space Internacional Police”.

La historia empieza con Fred, técnico de un centro de investigación armamentística, siendo despedido por su excesiva afición a la bebida. Vaga de bar en bar ahogando sus penas en whisky, hasta que ya casi no se tiene en pie. Es entonces cuando un individuo que ha estado siguiéndole todo el tiempo le aborda y lo lleva a su aislada casita de campo, prometiéndole más alcohol.

Una vez allí lo encierra en una pequeña celda. La casita es la guarida de un grupo de criminales que necesitan información de Fred sobre un arma de la que quieren apoderarse, y que va a ser traslada en breve. No les cuesta mucho sacarle a Fred la ruta, horario y características del vehículo que emplearán para transportar el arma hasta su destino. 

El envío es interceptado y los criminales se apoderan de ella. El arma es un aparato que emite un amplio cono de ondas (verdes, como tiene que ser) que noquea automáticamente a todo ser vivo que quede dentro de su campo de acción, haciendo que se derrumbe inconsciente y tenga una pérdida de la memoria más inmediata cuando despierte. Hasta aquí la historia me pareció interesante. 

A partir de aquí es simplemente una trama de detectives y atracadores de bancos. Los criminales quieren el arma para noquear poblaciones enteras y poder así entrar a robar cómodamente a bancos y joyerías. También dejan sin sentido a un estudio de cine completo para raptar al actor y actriz principales de la superproducción que estaban rodando, y pedir un rescate por ellos. Esperaba algo más de ambientación espacial, más elementos de ciencia ficción, pero cambiando el arma experimental por un gas somnífero, por ejemplo, la historia podría haberse escrito como una trama policial común.

La recuperación del arma se encarga a dos agentes de la SIP llamados Sam Moore y Willis King. En esta colección los protagonistas no son permanentes, y cada historia implica a agentes distintos. Ambos llevan a cabo la investigación de rigor, pero de forma a mi parecer muy mecánica y desapasionada. La trama se resuelve principalmente porque Marilyn, una de las raptoras de Fred, se enamora de este al día siguiente de haberlo conocido y decide ayudarle a fugarse.

Al final sí que hay un vuelo a Marte, y un combate con unos robots... pero todo eso ocurre ya demasiado al final como para remontar el interés. Todo termina bien: los malvados son derrotados, Fred se desintoxica de su alcoholismo, se casa con Marilyn, y ya de paso uno de los agentes del SIP se casa con la hermana de Fred.

Tanto el desarrollo como el final me han parecido muy rutinarios, y ninguno de los personajes me ha despertado la más mínima simpatía. Tampoco entiendo que el caso se encargue directamente a la SIP desde el inicio, mucho antes que los criminales abandonen la Tierra. Tal como se la describe, la SIP es un organismo de colaboración entre mundos, al estilo de la Interpol, solo que en lugar de coordinar las policías de varios países para que actúen conjuntamente coordina las de varios planetas. Teniendo esto en cuenta creo que la SIP no debería involucrarse en el robo del arma hasta que esta es llevada a Marte, pero son los primeros a los que se recurre.

Lo que más me ha gustado del bolsilibro es la portada de J. Fernández, al estilo de los cromos y posters de la época, con esa máquina emitiendo ondas hacia el lector. Ondas verdes, como debe ser. 

Puedes ver otro libro de este autor pulsando aquí.

Arma secreta. 1959. Alan Star [Enrique Sánchez Pascual] (texto) J. Fernández (portada). SIP nº 7. Ediciones Toray S.A.

No hay comentarios:

Publicar un comentario