EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ! RETOS LITERARIOS 2022
Presentado por… el profesor Plot.
Saludos, ávidos lectores.
Para el punto “un ensayo sobre algún aspecto de la historia de la vida cotidiana” de nuestro Reto Literario 2022 he escogido este libro. En la edición en español se ha mantenido el título original italiano, que viene a significar algo así como Alegre, pero no demasiado. El texto está dividido en dos estudios que, a pesar de tener en todo momento un tratamiento cómico que invita a tomárselos a broma, en el fondo son totalmente serios. El que más se ajusta al requisito del reto es el primero: El papel de las especias (y de la pimienta en particular) en el desarrollo económico de la Edad Media, un tema bastante concreto sobre un aspecto cotidiano de una importante época en Europa.
El autor empieza poniendo en manifiesto el drama que supuso para el mundo la caída del Imperio Romano. Sinceramente, son demasiadas las películas y series en las que se muestra a los antiguos romanos como unos malvados y crueles degenerados solo porque conquistaban y esclavizaban a otros pueblos, cuando esto era lo normal en la época. Todos los pueblos de la antigüedad lo hacían, desde los valientes tracios de Espartaco a los heroicos espartanos de Leónidas, y los que no lo hacían, era simplemente porque no se lo podían permitir.
El autor, lo que hace es ir enumerando y explicando todos aquellos aspectos de la Edad Media en los cuales el considera que influyó decisivamente la pimienta. De forma muy resumida, la caída del Imperio Romano hizo que los caminos de Europa volvieran a ser inseguros. De pronto, viajar de una ciudad a otra se convirtió en una odisea. Esto hizo que aumentara el comercio por mar hasta sustituir prácticamente el terrestre. Como consecuencia del aumento del tráfico marítimo también aumentó la piratería en el Mediterráneo. La interrupción de las líneas comerciales tanto terrestres como marítimas privó a la gente que se lo podía permitir de muchas cosas a las que ya se había acostumbrado durante la época de prosperidad romana, entre ellas, de las especias que se traían desde oriente.
Las bases de la Edad Media aparecieron como un intento de imitar el modelo de organización social de los romanos. Una de las cosas que se intentó recobrar, fue las líneas de comercio con oriente. La pimienta, en particular, se había convertido en un bien tan apreciado y escaso que se pagaban fortunas por pequeñas cantidades. Era un lujo que solo los nobles se podían permitir.
El autor afirma que uno de los principales impulsores de las Cruzadas fue precisamente la pimienta. El comercio marítimo casi había desaparecido por la piratería, y en el Mediterráneo la gran mayoría de los piratas eran en realidad corsarios musulmanes. Las Cruzadas tuvieron más de guerra comercial que de Guerra Santa. Las ciudades que se pretendía conquistar eran una serie de puntos clave en las rutas de transporte de especias, siendo un equivalente en la época a la última gran guerra de Irák, motivada por el control de los pozos petrolíferos.
Trata otros temas relacionados con la época, como la multiplicación en la Edad Media de los apellidos que hacen referencia a la metalurgia. Los apellidos aparecieron como la evolución de las antiguas fórmulas de linaje en plan -“Soy Juan, el hijo de Pedro”. A medida que los pueblos crecían más y más, se hacía cada vez más necesario especificar de quien se establa hablando, y se añadieron las profesiones de los padres a sus nombres. De “Soy Juan, hijo de Pedro”, se pasó a “Soy Juan, hijo de Pedro el panadero”, porque ya había muchos Pedros en el pueblo y había que aclarar a cuál de ellos nos referíamos. Es por esto que en la Edad Media surgieron y se multiplicaron por toda Europa apellidos como Smith (herrero en inglés), Schmidt (en alemán), Ferrari o Ferrero (en italiano), Fabre o Lefebre (en francés), etc. El autor atribuye esto de forma jocosa a que, como la mayoría de los hombres estaban "de Cruzadas" para liberar la ruta de la pimienta, los que no fueron a ellas se interesaron especialmente en la metalurgia para fabricar llaves con las que abrir el cinturón de castidad de las esposas de los Cruzados. Chistes aparte, el dato de la proliferación de los “apellidos herreros” durante la época de las Cruzadas, que demandó una cantidad de espadas y armaduras nunca antes vista, me pareció interesante.
Aunque este primer artículo es el que más se ajusta al requisito del reto, el segundo me parece más curioso, y puesto que representa algo menos de la mitad del libro, lo voy a comentar también. Se titula Las leyes fundamentales de la estupidez humana. El autor analiza la influencia de la estupidez sobre la sociedad y nos provee de una herramienta para determinar si nosotros mismos somos uno de esos estúpidos.
Nos plantea las que él considera las cinco leyes de la estupidez humana, y dedica un capítulo a cada una para explicarlas en detalle. Yo solo voy a transcribir los enunciados, que de forma resumida son:
1. Siempre hay más estúpidos de los que parece.
2. Una persona puede ser estúpida independientemente de cualquier otra circunstancia que le afecte (edad, sexo, nacionalidad, raza, profesión, nivel de estudios o de riqueza, etc).
3. El estúpido es aquel que daña a los demás sin que ello le beneficie a sí mismo, o dañándose también a sí mismo en el proceso de dañar a los demás.
4. Los no estúpidos siempre subestiman el potencial destructivo de los estúpidos, y por ello tienden a ser demasiado permisivos con ellos.
5. Las personas estúpidas son mas peligrosas que las personas malvadas.
La herramienta que se nos proporciona para averiguar si entramos en la categoría de estúpidos es la siguiente tabla. El beneficio o perjuicio que nuestras acciones provocan a otras personas se reflejan respectivamente en la parte superior e inferior de la línea Y, mientras que el beneficio o perjuicio que nuestras acciones nos provocan a nosotros mismos se refleja en la parte derecha e izquierda respectivamente de la línea X. El lugar donde estos dos puntos se unen indica en cuál de las cuatro categorías nos sitúa esta tabla, y en que magnitud.
Las cuatro posibles categorías son de izquierda a derecha y de arriba abajo Incauto, Inteligente, Malvado y Estúpido.
Un ejemplo típico es el del ladrón que le roba la cartera a una persona sin que esta se dé cuenta. Esto situaría un punto a la derecha de la línea X (el ladrón obtiene un beneficio personal en el dinero que ha robado) y otro en la parte inferior de la línea Y (otra persona se ha visto perjudicada por la sustracción de ese mismo dinero). Por lo tanto, un ladrón discreto entraría en la categoría de Malvado. En este gráfico, está representado en color rojo.
Sin embargo, si el ladrón roba la cartera de forma evidente, amenazando o agrediendo a su víctima, su beneficio sería menor aun robando la misma cantidad puesto que corre un mayor riesgo de ser atrapado al haberse expuesto para hacerlo, y si le capturan su castigo será mayor por el uso de violencia. De forma similar, el perjuicio ocasionado a la victima sería mayor aun habiéndole robado la misma cantidad, ya que a esto hay que añadir el perjuicio adicional de la agresión.
Este otro ladrón, el ladrón violento, está representado por el gráfico azul. Como podemos ver, seguiría estando en la categoría de Malvado, pero mucho más cerca que el anterior de la zona reservada a los Estúpidos.
Los Incautos son el resultado de cruzar puntos situados en Y+ (el beneficio ajeno) y X- (el perjuicio propio): serían principalmente las personas que permiten que los demás se aprovechen de ellas. Esta es la categoría más discutible, porque las personas que hacen las cosas de forma totalmente altruista, sacrificando sus recursos y su tiempo por los demás sin obtener nada a cambio tambien entrarían aquí. Dice el refrán que "De bueno a tonto hay un paso" y realmente lo que distingue al bueno del tonto es estar actuando voluntariamente, en lugar de estár siendo manipulado por otros.
Los Inteligentes, que es siempre la categoría en la que todos deberíamos tratar de situarnos, son el resultado de cruzar puntos en X+ (el beneficio propio) e Y+ (el beneficio ajeno). Puede parecer el más complicado de obtener, pero el beneficio no tiene por que ser económico. Se puede ser Inteligente fundando una empresa o abriendo un negocio que nos reporte un beneficio económico a nosotros mismos al tiempo que da trabajo a otras personas y que proporciona algún producto o servicio útil para la sociedad. Pero también basta con ser amables con la gente a nuestro alrededor y echarles una mano en lo que podamos, porque así les ayudamos y les hacemos sentir bien al tiempo que los predisponemos a tener el mismo comportamiento de ellos hacia nosotros.
Lo ideal sería una sociedad compuesta únicamente por personas Inteligentes, teniendo claro que la inteligencia es una actitud y no una medida de los estudios que uno tenga o las cosas que sea capaz de memorizar (no hay que confundir la inteligencia con los conocimientos). Desde esta perspectiva, la Inteligencia sería la capacidad para obtener el máximo beneficio posible, con los medios de los que disponemos, tanto para nosotros mismos como para nuestras personas cercanas o dependientes (y hasta para la sociedad en general) sin perjudicar a nadie en el proceso.
Finalmente (y es a lo que va el autor, en realidad) en el extremo opuesto de los Inteligentes, están los Estúpidos. Un Estúpido es el resultado de cruzar un punto en la línea Y- (nuestras acciones perjudican a otras personas) con otro en la línea X- (nuestras acciones nos perjudican a nosotros mismos). El ejemplo típico sería el del bully o matón, la persona que intenta amedrentar o dejar en ridículo a otras sin que él mismo obtenga ningún beneficio real por ello. Esto lo sitúa en X- porque con estas acciones predispone a las personas afectadas en su contra, lo cual significa que estas no lo ayudarán ni intercederán por él cuando lo necesite. El bully o matón es el Estúpido más típico porque al poner a los demás en su contra sin motivo, sin obtener ningún beneficio real con ello, se perjudica a sí mismo al crearse enemigos de la nada. Todos los que se meten en las redes sociales solo para insultar a los demás sin motivo, amparados en el anonimato de Internet (que no es tal, ya que hay métodos para rastrear los comentarios hasta su origen) entrarían en esta categoría también.
Siguiendo con los ejemplos con ladrones, un ladrón que roba para drogarse ya no sería un Malvado sino claramente un Estúpido, porque perjudica a otra persona al robarle su dinero, pero luego ese dinero lo emplea para perjudicarse a sí mismo. Quizá por eso el autor considera al Estúpido más peligroso (de cara al conjunto de la sociedad), que al Malvado.
Teniendo en cuenta lo anterior, no estaría de más que todo aquel que no tenga claro hacia donde está encaminando su vida, fuera evaluando de tanto en tanto (con sinceridad) en que zona cree que sus últimas acciones le han situado. Y de no estar en la de los Inteligentes, meditar sobre lo que puede hacer para ir, cuanto menos, aproximándose poco a poco a ella.
Para el siguiente punto de nuestro reto, pasamos de la cavilación a la acción con El Eternauta, de Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López.
Allegro ma non troppo. 1988. Carlo M. Cipolla (texto) Tulio Pericoli (portada). Publicado en 1998 por Grijalbo / Mondadori.
Hay muchos políticos que cumplen el punto tres y el cinco de las leyes de la estupidez…y el uno y el dos. Puto asco.
ResponderEliminarMuy interesante el ensayo de las especias, aunque no se le da mucha importancia las especias son un producto que da mucho dinero (y en Arrakis más 😂), la mafia llegó incluso a usar unas prácticas repugnantes para obtener beneficios con las especias
Y no digamos de la vainilla. En el pasado se enviaban expediciones de hombres armados en busca de orquídeas para obtener vainilla. Muchos morían en el viaje pero el valor de la vainilla compensaba la pérdidas de vidas. Hoy en día, en cambio, el aroma de vainilla se obtiene de... bueno, de la orquídea ya no 😅
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