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domingo, 12 de junio de 2022

RINCONETE Y CORTADILLO

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                   ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              RETOS LITERARIOS 2022

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, ávidos lectores.

Para el punto “un libro de un autor que haya salido alguna vez en un sello” de nuestro Reto Literario 2022 hemos leído Rinconete y Cortadillo, de Miguel de Cervantes.

Ha decir verdad, no me he molestado en comprobar si el algún momento se han emitido sellos con la efigie de Cervantes. Simplemente doy por sentado que ha sucedido. Teniendo en cuenta que es el autor de la que está internacionalmente considerada la primera novela moderna, me extrañaría que no tuviera unas cuantas planchas de sellos dedicadas a él o a su obra.

Esta es la más conocida de las Novelas Ejemplares, una recopilación de doce relatos cortos publicada por primera vez en 1613. El texto ha resultado ser aún mas corto de lo que pensaba, porque la edición que tenemos en nuestra biblioteca dedica la mitad de su volumen de páginas a analizar la obra, aclarar muchos de los términos usados, y darnos una biografía pormenorizada del autor.

Pedro del Rincón y Diego Cortado son dos niños vagabundos de unos catorce años que coinciden en una venta a medio camino entre Toledo y Córdoba, y traban rápidamente amistad. Catorce años en la España del siglo XVII no eran como los de ahora. Salvo por la falta de un desarrollo físico completo y una pequeña pizca de ingenuidad que aún queda en ellos, Rincón y Cortado son hombres prácticamente adultos. Viven por sí mismos del dinero que ganan jugando a las cartas, haciendo pequeños trabajos, o directamente robando a la gente sus bolsas de dinero. Ambos viajan armados, y no dudan en liarse a tajos con quien se tercie. Al igual que ocurría con El Quijote, el origen exacto de los personajes no se nos revela, y de hecho en un par de ocasiones se les pregunta y ambos se muestran reticentes a decirlo, quizá porque ya arrastran un exceso de mala fama o pequeños delitos en sus propios pueblos. 

Un grupo de viajeros en ruta hacia Sevilla les propone hacer el camino todos juntos. Los tránsitos entre pueblos eran peligrosos en esa época, por los bandidos, así que Rincón y Cortado aceptan viajar junto a los adultos… y aprovechan para robarles algunas cosas por el camino. Ya en Sevilla dan esquinazo a sus acompañantes, venden en un mercado lo que les han robado, y buscan trabajo como cargadores de mercancías. Tal como los presenta Cervantes, parece como si albergaran la esperanza de vivir trabajando honradamente, pero tuvieran el robo demasiado asimilado como para dejarlo. En su primer día de trabajo cobran por la carga llevada, y de paso roban la bolsa a su patrón. Cuando este les interroga sobre la bolsa (que cree haber perdido) se seca la frente con un pañuelo bordado que llama la atención de uno de ellos, y terminan robándoselo también. No se trata de robar por necesidad, si no por simple capricho.

Su victima no llega a darse cuenta de nada, pero su robo no pasa desapercibido para otro ladrón que observa su trabajo y aprecia lo refinado de su técnica. Este se presenta a ellos y les habla de alguien a quien se refiere como el señor Monipodio. Es quien ejerce de jefe local de los pícaros, ladrones, truhanes, prostitutas, matones y asesinos a sueldo de la ciudad. Les hace entender que no es buena idea dedicarse a esos negocios sin tener el beneplácito del señor Monipodio, y naturalmente, cederle una parte de cada ganancia que obtengan.  

Hasta este punto la historia me estaba pareciendo muy entretenida y divertida, pero a partir de cuando se unen al grupo del señor Monipodio, Rincón y Cortado pasan a un segundo plano. Casi todo el resto de la narración nos describe al señor Monipodio recibiendo en el patio de su casa a diversos facinerosos a los que coordina, encarga trabajos, pide explicaciones, etc. Esta otra parte ocupa cerca de la mitad de la historia, y los que en principio se nos presentaron como protagonistas ya no recuperan ese estatus hasta el mismo final. Rincón y Cortado, tras observar todos los tejemanejes del señor Monipodio y el nivel de control que tiene sobre la ciudad, deciden que el mundo del crimen les viene grande y acuerdan abandonarlo tan pronto como se les presente la oportunidad. 

Se me ha hecho algo lento de leer, porque la narración no se ha adaptado al lenguaje actual y está llena de palabras en desuso cuyo significado se indica en los márgenes de las páginas. Muchas de estas palabras las conocía y muchas otras se deducen por el contexto, pero ha habido unas cuantas que sí he tenido que consultar. 

El estilo es muy crítico e irónico, y se resalta especialmente la doble moral del grupo de criminales. Tal como ocurre a menudo en el crimen organizado, desde los narcotraficantes que se comportan como empresarios y filántropos a la mafia y los yakuza con sus supuestos códigos de honor, Monipodio y sus secuaces se consideran gentes de bien. Entre robos y asesinatos no se olvidan de acudir a misa y rezar sus oraciones, y están en buenas relaciones con los altos cargos de la ciudad. Viven convencidos de tener el cielo ganado, a pesar que cobran según la cantidad de puntos de sutura que tengan que recibir las personas a las que apuñalan por encargo. Es la típica hipocresía del delincuente que considera que no hay nada moralmente reprobable en su proceder porque, a su modo de verlo, todo el mundo se merece lo que les hace, por un motivo u otro. 

En el fondo es una historia moralizante. Los protagonistas, Rincón y Cortado, son ladrones y estafadores, pero también unos niños todavía, que consideran lo que hacen más como gamberradas que como verdaderos delitos. Cuando se mezclan con auténticos criminales y empiezan a oírlos hablar con total naturalidad de cobrar tanto por apuñalar a tal persona, o ven a los agentes de la ley mezclarse con los criminales para recibir igualmente su parte de los botines, es cuando se dan cuenta de en lo que están metidos y reflexionan sobre lo que están haciendo con sus vidas. 

Al terminar la lectura, la impresión que me dio es que no se concibió realmente como un cuento breve, sino como el inicio de una historia mucho más larga. Parece la presentación de unos personajes que en capítulos posteriores habríamos de ver ya como adultos totalmente formados mental y físicamente. Pero esos capítulos nunca se escribieron, dejando el futuro de los zagales a la imaginación del lector. También puede ser que lo que pretendiera contar Cervantes en realidad fuera la parte de Monipodio, dejando una constancia escrita de como funcionaba la delincuencia (y la justicia, que él tuvo que sufrir más de una vez) en la época en que vivió. 

Para el próximo punto de nuestro reto saltamos de España a Inglaterra, pero continuamos sumidos en el mundo criminal con El gato que ríe de Juan Gallardo Muñoz.

Rinconete y cortadillo. 1613. Miguel de Cervantes Saavedra (texto) Javier Serrano Pérez (portada) Ramón Vallé (ilustraciones). Biblioteca didáctica Anaya nº 6. Publicado en 1985 por Grupo Anaya S.A.  

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