EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.
Saludos, ávidos lectores.
Ya hace casi un mes que no comentamos ningún bolsilibro, así que volvemos a la carga con uno de Berna, que por alguna razón, son los que acumulan más visitas. Es uno de los pocos que tenemos de EASA (Editorial Andina S.A).
Los bolsilibros de EASA son raros de encontrar porque no se imprimieron tan masivamente ni tuvieron tanta difusión como los de Bruguera. Por otro lado, suelen estar en mejor estado que estos. EASA satinaba las portadas de cartulina de su bolsilibros, mientras que el resto de editoriales no lo hacía, por lo que estas suelen encontrarse casi intactas a pesar del tiempo transcurrido y lo endeble del material.
En esta ocasión, Berna nos trae otra historia sobre un monstruo anfibio humanoide que habita un lago. Es el tercer bolsilibro de Berna que comentamos sobre esta temática, que parece gustarle, contando con los ya vistos Laguna negra y Terror en el lago negro.
Nuestra protagonista femenina es Evelyn Anderson, una jovencita norteamericana que acaba de dejar su empleo para no tener que aguantar al idiota de su jefe. La preocupación de tener que buscar otro empleo no le dura mucho. Ese mismo día un abogado acude a su casa para notificarle personalmente que ha heredado de su tío Chester una hermosa mansión en Inglaterra, junto al lago Hunt, valorada en cien mil libras. La anima a venderla, y (primera pista) ya trae todos los papeles preparados a tal efecto. Basta con que ella los firme para que la venta se haga efectiva. Evelyn está encantada con la herencia, y prefiere convertir la casa en dinero antes de trasladarse a vivir a Inglaterra sin conocer a nadie allí. Pero en el último momento, un impulso le hace querer visitar la casa de su tío antes de venderla.
Evelyn y Jackman (el abogado) vuelan hasta Inglaterra, donde les aguarda nuestro protagonista masculino, el joven, guapo y soltero doctor Baker. ¡Doctor! ¡Buen partido! Baker es el único médico de Paverton, el pueblo más cercano al lago Hunt. En Paverton encontramos también a Timothy Cox, sin duda el mejor personaje del libro.
Timothy es un anciano cascarrabias que bebe whisky directamente de la botella mientras conduce, y que dedica su vida a pescar en el lago Hunt y freírse lonchas de tocino mientras espera a que pique alguna trucha. Calvo, desdentado, esquelético y de movimientos frenéticos, suele ser el blanco de las burlas de los parroquianos cada vez que acude a la taberna del pueblo a proveerse de alcohol, pero siempre tiene una respuesta preparada para cada uno. Para lo parco que suele ser Berna a la hora de desarrollar a sus personajes masculinos (sus personajes femeninos sí suelen estar muy desarrollados, pero en otro sentido) Timothy le ha quedado bastante bien.
El caso es que Timothy, siguiendo su rutina, se compra su botellita de whisky del día, conduce hasta el lago Hunt, monta allí su campamento, y planta una caña en la orilla. Apenas ha empezado a freírse el tocino cuando ve aparecer entre los árboles a un humanoide de dos metros de alto, con aspecto de batracio, que le observa fijamente. Cuando el monstruo alarga una pata y empieza a avanzar hacia él, Timothy salta al coche despavorido y regresa al centro neurálgico de Paverton (la taberna) abandonando en el lago todas sus cosas.
Los parroquianos se toman a risa su historia del monstruo, pero nuestro valiente, fornido y guapo doctor Baker (y soltero ¿dije ya que era soltero?) accede a acompañarlo al lago para comprobar qué pueda haber de cierto en el asunto. A mitad de camino el viejo coche de Timothy se escacharra y los deja tirados. Cuando se disponen a volver a pie a Paverton, son recogidos por Jackman y Evelyn, que iban de camino a la mansión de tío Chester. Tras las debidas presentaciones, todos se dirigen al lago Hunt, porque Evelyn ha quedado intrigada con el asunto del monstruo. El que en el lago Hunt vive un monstruo es algo que siempre se ha dicho, una leyenda local a la que nadie en Paverton hace caso ya. Jackman se la había comentado a Evelyn, pero asegurándole que tal monstruo no existía.
Cuando llegan al lago, encuentran la tienda de campaña y los pertrechos de pesca de Timothy destrozados, pero lo más parecido a un monstruo que hallan es una ranita que les croa con prepotencia. De ahí ponen rumbo a la mansión para dejar a Evelyn con la servidumbre, y el abogado vuelve a Paverton para llevar a Baker (de quien la rica heredera ha quedado instantáneamente prendada, como no) y Timothy. Gran parte del texto es un ir y venir de los personajes entre el pueblo, el lago y la mansión.
Apenas entra al fin en su casa, Baker recibe una llamada. Durante su breve ausencia, el monstruo se ha presentado en la mansión, le ha dado un susto de muerte a Evelyn (convenientemente desnuda porque iba a darse un baño, que hay que ofrecerle al lector algo interesante que imaginar) y al desmayarse esta, se ha llevado al lago a una de las criadas. Así que Baker y Timothy vuelven a la mansión, esta vez en el coche de Baker. Atienden a Evelyn (envuelta en una corta toalla, que se ve que la pobre estaba demasiado nerviosa como para vestirse) y junto con el abogado y el boticario del pueblo salen en cuadrilla hacia el lago Hunt, a la caza del monstruo.
La caza es breve. Baker, el boticario y el abogado cuentan con escopetas, y Timothy con un tirachinas. Encuentran a la criada inconsciente y con la ropa hecha jirones, y Baker dispara contra un arbusto que se mueve a unos metros de ellos. Del arbusto brota un grito de dolor, y al acercarse mirar tras este se encuentran con el monstruo tirado en el suelo, cubriéndose con las zarpas el balazo que acaba de recibir en una pierna. El grito que ha soltado, totalmente humano, hace que Baker (en la mejor tradición de Scooby-Doo) tire de la cabeza del monstruo para revelar que es… un hombre disfrazado, claro. Un hombre al que Jackman se apresura a rematar de un tiro aun cuando ya no supone ninguna amenaza.
Naturalmente, el abogado está detrás de todo el asunto. La propiedad heredada por Evelyn vale mucho más que lo que él le dio a entender, y su intención era que esta le autorizase a venderla en su nombre para hacerlo por una cantidad, entregarle a ella otra, y quedarse con la sustanciosa diferencia. El tipo al que contrató para hacer el papel de monstruo era su plan B, para asustar a Evelyn y que esta accediera vender la propiedad si no se decidía a hacerlo desde el principio.
Tras las explicaciones pertinentes (y un apresurado intercambio de disparos) Jackman termina muerto, Baker se declara a Evelyn, a Evelyn le falta tiempo para aceptar, y suponemos que Timothy sigue con su rutina diaria de whisky, tocino y truchas. Una vez más, en el bernaverso, todo termina como debe.
Puedes ver otro bolsilibro de este autor pulsando aquí. O si el falso monstruo de la Laguna Negra que sale en este te ha decepcionado, puedes resarcirte con uno autentico de otro autor pulsando aquí.
El monstruo del lago Hunt. 1978. Josep Berna. Terror nº 122. Publicado por Editorial Andina S.A.
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