EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.
Saludos, ávidos lectores.
Hace mucho que no repasamos uno de los bolsilibros de Berna, y sé que en el fondo los echáis de menos. El título de este os resultará familiar. Quizá os recuerde a una famosa película, o a otro bolsilibro de Berna que ya comentamos hace tiempo, el de Laguna Negra.
Comenzamos con una clásica parejita de arranque, total o parcialmente asesinable, montando un pequeño campamento para pasar la noche junto al susodicho Lago Negro. No estamos en la jungla en esta ocasión, si no en un paraje civilizado, con ciudades, coches, policías y todo eso. Portland (Oregón) para ser más concretos.
Ella, una impresionante morena, se llama Sandy Bellows. El nombre de él nos lo saltamos, porque no sobrevivirá a este párrafo. Una criatura que no llega a dejarse ver tira de sus pies cuando entra al lago, lo sumerge, y no vuelve a salir. Sandy corre al coche y se lanza a la carretera, donde está a punto de estrellarse con el Dodge del periodista Bert Rialson, nuestro protagonista masculino.
Bert acompaña a Sandy de vuelta al lago, pero no hay nadie a quien ayudar. No hay ni rastro del novio de Sandy, ni nada ha sido robado o movido de sitio de la tienda de campaña que tenían montada. Luego la lleva a la comisaría de policía para que le tomen declaración. A consecuencia de todo esto, llega tarde a la cita que tenía con su desquiciada y violenta novia Vanessa.
El teniente de la policía al cargo del caso envía a un par de agentes a vigilar el lago, y gracias a esto se nos describe al fin a la criatura. Y he de decir que no es una mala descripción, para lo parcas que suelen ser estas en el autor. Básicamente es un clásico Monstruo de la Laguna Negra, pero la descripción se agradece. Le añade además la característica de dar prodigiosos saltos de rana de muchos metros. El monstruo acaba con los policías sin apenas esfuerzo, y deja un desparrame de sangre, tripas y restos que desde luego yo no pienso limpiar.
Al día siguiente, Bert y Sandy vuelven a echar un vistazo al lago, y son los primeros en encontrarse con lo que queda de los agentes. Poco después llega un equipo preparado para dragar el lago, incluyendo cinco buceadores que, a pesar del sangriento espectáculo, no dudan en sumergirse con fusiles de arpones y cuchillos. Encuentran el cuerpo hecho trizas del novio de Sandy y lo sacan a la orilla. Su segunda inmersión no es tan afortunada, y dos de ellos ya no vuelven a salir. Los supervivientes confirman la presencia de un monstruo en el lago, y todo el condado se moviliza. Los alrededores del lago se llenan de buceadores y ambulancias, pero nadie piensa en acordonar la zona ni echar de allí a los civiles, por lo que Sandy y Bert (y Vanessa, que se ha acercado para tenerlos vigilados) permanecen allí a la expectativa.
A pesar de ello, el monstruo se las apaña para darle esquinazo a todo el mundo y alejarse del lago dando enormes saltos, llevándose además a Sandy con él. Bert (al que su novia no deja solo un instante, por si acaso) decide ir a visitar al doctor Morley, un científico que vive cerca de allí para contarle el asunto de la criatura del lago, por si puede aportar algo.
Recapitulemos…
científico solitario que vive cerca de un lago… lago en el que aparece de pronto
un ser medio humano y medio pez… ¿Qué posibilidades hay de que estos dos hechos
estén relacionados en una película de serie B o un bolsilibro? Si no son del
100%, poco debe faltar. Además del doctor Moreau Morley, en la casa les
recibe el propio monstruo del lago, y Bert se enfrenta a la criatura con un
hacha medieval que el doctor tiene colgada de la pared.
Las armas medievales son algo que al parecer gustaba mucho a Berna. Ya hemos leído otros ejemplos de personajes de sus obras que encuentran providencialmente armas medievales a mano, bien afiladas y en buen estado, en la misma sala en la que son atacados por un monstruo. Una espada y una maza para enfrentarse a unas cuantas armaduras vivientes en El Señor de la Noche, o una alabarda para acabar con un escorpión gigante en Aguijón mortífero, por ejemplo. En este caso, a Bert le basta descargar un golpe con el hacha para acabar con el monstruo, que en realidad era el ayudante del doctor, mutado como parte de un experimento. El monstruo había raptado a Sandy y se la había llevado a su creador para que la convirtiera a ella en una mujer pez que viviera con él en el lago.
Este podría ser el final, y no sería un mal final, con Bert reduciendo al doctor y rescatando a Sandy, pero el doctor aún tiene un as en la manga. O más bien, un revólver en la mano. Y contra un revólver, el hacha de Bert no sirve de mucho. Bert y Vanessa terminan haciéndole compañía a Sandy en el laboratorio del sótano.
Lo que sigue parece un intento de extender el texto todo lo posible rellenándolo con cualquier cosa, que se ve que se le había quedado corto: el doctor da una innecesaria explicación que ya todos habíamos deducido. Se produce uno de los ridículos diálogos de pelea de pareja típicos de Berna, de los que casi nos habíamos librado hasta ese momento. Bert y Vanessa, encerrados en una jaula, escapan de ella simplemente empujando la puerta. El doctor loco es reducido a puño limpio y Sandy rescatada, etc. Le sobra la parte del final, pero hasta ese momento, la historia es lo más potable de Berna que he leído este año.
¡Hay, casi se me olvida! Al final la parejita se casa.
Puedes ver otro libro de este autor pulsando aquí, o ver un tercer libro en el que hizo aparecer una variante de este mismo monstruo (más o menos) pulsando aquí.
Terror en el lago negro. 1980. Joseph Berna [José Luís Bernabéu]. Selección Terror nº 398. Editorial Bruguera S.A.
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