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lunes, 7 de noviembre de 2022

LOS BRUJOS

 EL ORÁCULO DE LAS VISIONES                                                                            ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                                                                                                                       

Presentado por... Pecky.
 

¡Hola, amigos cinéfagos!

La película que vamos a reseñar hoy es de 1967, pero su argumento os sonará muy actual. Es una de las últimas en las que intervino el gran Boris Karloff, al que seguramente conoceréis por sus magistrales interpretaciones de Frankenstein. 

El profesor Marcus Montserrat (Boris Karloff) es un anciano y casi arruinado psicólogo alternativo que emplea la hipnosis para curar a sus clientes de tartamudez, tics nerviosos y manías. Es decir, curaría de eso a sus clientes, si los tuviera. 

Ahora, él y su mujer y ayudante, Estelle, están experimentando con algo nuevo y revolucionario. Algo que les encumbrará si sale bien y terminará de hundirlos si sale mal: una máquina que, conectada mediante electrodos a las cabezas de los pacientes, crea un vínculo mental permanente entre estos y las personas que manipulen la máquina, de modo que el medico pueda monitorear a tiempo completo al paciente, como una conciencia secundaria. Una especie de asistencia remota instantánea, en la que el medico podrá calmar y dar consejo al paciente cuando este lo necesite. 

Prueban la máquina con un joven llamado Mike, y comprueban que el efecto es mucho mayor del que esperaban. Ambos pueden transmitir mentalmente órdenes muy precisas a Mike, que este interpreta como deseos y decisiones propias. Como un interesante efecto secundario inesperado, las sensaciones que el joven recibe (frio, calor, el viento, el sol o el agua sobre la piel, el sabor de lo que come o bebe, aquello que ve, huele u oye, etc.) son transmitidas a Marcus y Estelle, que pueden cortar este contacto o retomarlo en cualquier momento, solo con desearlo y concentrarse en ello.

Marcus resuelve emplear esta nueva ciencia para ayudar a paralíticos o ancianos incapaces de moverse, para que vuelvan a disfrutar de la vida. Su plan es contratar a voluntarios para que viajen, naden, hagan un crucero, bailen, se diviertan, tengan citas, etc., modificando la máquina para que todo lo que vean, oigan y sientan pueda ser grabado y experimentado por los ancianos e inválidos como si lo estuvieran haciendo ellos mismos.

La esposa de Marcus no tiene unas ambiciones tan altruistas como las de este. Estelle quiere usar el efecto de inducir ordenes que provoca la máquina para controlar mentalmente a Mike y que este entre de noche en una tienda de moda a robar un abrigo de pieles para ella. Al hacerlo, descubre que disfruta más con la sensación de peligro que acompaña al robo que con la prenda en sí. Luego le hace conducir una moto a toda velocidad, y meterse en una pelea en la que está a punto de matar a dos de sus amigos. Borracha de poder y convertida en una adicta a las emociones fuertes, Estelle golpea a su marido cuando este intenta detenerla y destruye la máquina, para que el vínculo mental que tiene con Mike no pueda ser desprogramado.  

A continuación Estelle hace que Mike vaya a visitar a una amiga y la asesine con unas tijeras, disfrutando cada segundo del control que tiene sobre el joven y de la agonía de la chica. Totalmente fuera de sí, continúa destruyendo la vida de Mike y de cuantos le rodean, compartiendo todas las sensaciones que percibe este, para su propio placer. Mientras tanto, Marcus, que apenas puede moverse después de la paliza que le ha dado Estelle, recibe igualmente parte de estas sensaciones, que ahora está demasiado débil para bloquear.

Finalmente, Estelle lleva a Mike a una situación en la que este huye de la policía en un coche. Marcus emplea entonces el poder de concentración que le queda para interferir en el control de Estelle, y hacer que el coche de Mike derrape y vuelque. El joven queda aplastado y muere cuando el vehículo, además, se incendia. Y entonces confirmamos otro efecto secundario que anteriormente se nos había sugerido: las reacciones psicosomáticas. Marcus y Estelle reciben de pleno las sensaciones de dolor, de huesos rompiéndose y carne quemándose, y su cuerpo reacciona creando de forma retroactiva esas heridas en ellos, matándolos a ambos. 

Es una película muy curiosa. La idea de grabar o transmitir sensaciones de una persona para que sean disfrutadas por otra se volvería a emplear en otras películas posteriores. Aquí esta idea se abandona pronto, pero sería mucho mejor desarrollada en otro par de films bastante interesantes: Proyecto Brainstorm (1983) y Días extraños (1995). 

El título de Los brujos sugiere una película de terror, pero en realidad es de ciencia ficción. Y a pesar de ello, que los ancianos terminen muriendo quemados, como se ejecutaba antiguamente a los acusados de brujería, resulta un final extrañamente adecuado.

The Sorcerers. 1967. John Burke (guion) Michael Reeves (director) Boris Karloff, Ian Ogilvy (actores principales) Elizabeth Ercy, Catherine Lacey (actrices principales). Allied Artist Pictures Corporation. Editada en DVD por RsR Multimedia.

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