EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.
Saludos, jardineros del espacio.
No comentaré nada sobre el título porque creo que todos entendemos a que se refería la autora al clasificar de “vivientes” a los árboles. Además, lamento decir que lo que más me ha gustado del libro es precisamente el título. Lo que es la historia está narrada de forma muy sencilla, a ratos casi infantil. La trama es muy simple y el desarrollo terrible, excepto en las escenas románticas. Estas en cambio están muy detalladas, y es en las que el nivel de escritura mejora.
El bolsilibro está firmado por J. Chandley, uno de los seudónimos de María Luisa Vidal Alfonso. María se dedicaba a escribir bolsilibros románticos y eróticos destinados a mujeres. Quizá por ello toda la parte de la historia que queda fuera de estos campos es tan simple, porque se aleja de lo que estaba acostumbrada a escribir.
La cosmonave Observer (Observador), en su viaje por el espacio, es atraída por una fuerza misteriosa que la obliga a posarse en un planeta desconocido. El planeta parece estar casi totalmente cubierto de árboles, y la nave se posa en uno de los escasos claros.
El comandante Walter ordena colocar puestos de vigilancia en los lindes del claro, pero los grupos de tripulantes de guardia comienzan a desaparecer. Walter y algunos hombres se internan en el bosque para buscar a los desaparecidos, y son súbitamente atacados por las largas y flexibles lianas que cuelgan de las copas de los árboles. Únicamente Walter logra escapar y regresar a la nave, mientras que el resto son capturados y estrangulados por las lianas.
El comandante forma otro grupo para ir en busca de los cadáveres del primero, o de posibles supervivientes. La bióloga de la nave, Laurie, quiere acompañar al grupo. Según ella quiere ir para obtener muestras de las lianas y analizarlas, pero deja entrever claramente que lo que pretende es no separarse de Walter, del que parece estar secretamente enamorada.
Este otro grupo no logra dar con ninguno de sus compañeros, ni tan solo con sus cadáveres, y se ve obligado a retirarse cuando las lianas empiezan a atacarles también.
Vuelven a la nave, pero esta sigue sin poder despegar y además el bosque está cerrándose, formando una cúpula de ramaje y lianas sobre esta. La tripulación se ve obligada a refugiarse en la nave, y algunos de ellos afirman haber visto moviéndose por entre los árboles unos seres humanoides con el aspecto de rugosos troncos de madera con brazos y piernas.
Hasta aquí la historia me estaba gustando más o menos a pesar de lo básico de la trama y la escritura, pero en este punto da un giro que la estropea. Resulta que los hombres-árbol son humanos normales y corrientes disfrazados de árbol para no ser detectados por las lianas de los árboles reales. Las lianas tampoco son una forma de vida vegetal depredadora, sino que se ha instalado en la punta de cada una un aparato sensor y de control que permite usarlas como armas. Hay una guerra civil en el planeta entre el rey legítimo (cuyos seguidores son los que se disfrazan de árbol) y un usurpador (que es el que controla las lianas).
Walter conoce a Luha, la nieta del rey legítimo, una rubia despampanante e ingenua a la que un grupo de lianas estaban azotando y arrancando la ropa. La rescata de las lianas y se une a la resistencia contra el usurpador. Admito que aunque lo terminé de leer no puse mucha atención a la historia a partir de aquí. Se me había anunciado un planeta con vegetación activamente depredadora, y lo que me dan es una guerra civil convencional y un montón de tipos disfrazados de árbol.
Al final Walter y Luha logran llevar a una trampa al usurpador y a Laurie, que en realidad estaba aliada con este desde el principio. Al parecer Laurie y el usurpador (también biólogo) se conocieron en la Tierra y su plan era apoderarse de ambos planetas. O algo así.
Habiendo quitado de en medio a la que al inicio de la historia parecía que iba a ser el interés romántico del protagonista, el camino queda libre para que Walter y Luha se casen. Porque naturalmente es así como termina. Después de todo, es el final que le corresponde a un cuento de hadas, y esto lo ha sido desde el principio; un héroe que, montado en su caballo blanco (nave espacial) llega a un lugar muy, muy lejano (otro planeta) y rescata a una rubia princesa atrapada en un bosque donde los árboles se mueven solos.
Puedes ver otro libro de esta autora pulsando aquí.
El planeta de los árboles vivientes. 1973. J. Chandley [María Luisa Vidal Alfonso] (texto). Jorge Nuñez (portada). La conquista del espacio nº 176. Editorial Bruguera S.A.
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