EL ORÁCULO DE LAS VISIONES ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
¡Hola, amigos cinéfagos!
¿Qué tenemos hoy en cartelera? Pues se trata de Mongrel (una forma despectiva de referirse a un perro mestizo) que aquí se distribuyó como Colmillos asesinos. ¿Y de que puede tratar? ¿De un perro asesino? ¿De un psicópata humano? ¿Quizá un hombre lobo? Dejaré que seáis vosotros quienes tratéis de averiguarlo, antes de que sea demasiado tarde.
Un joven llamado Ken llega a una pensión en la que tiene intención de pasar algún tiempo mientras busca trabajo. Ken es un chaval honesto y amigable, y en seguida entabla una buena relación con Jerry y Sharon, dos de los inquilinos del edificio.
Jerry es tímido y asustadizo, en gran parte por haber sido atacado por un perro cuando era niño, y hasta la llegada de Ken, Sharon era la única en el edificio que no se burlaba de él. Sharon es de hecho muy amable, y vemos como regala a Jerry unas figuritas de piedra de unos perros Fu, los animales guardianes por excelencia de la mitología china. En realidad los perros Fu solo son perros en espíritu, por su fidelidad y por convertirse en guardianes de los lugares, ya que en teoría son un cruce mágico de león y dragón.
Sharon afirma que las figuras de los perros Fu son muy antiguas, aunque se supone que vive en esa pensión precisamente por no poder permitirse nada mejor y por tanto no debería poder hacer regalos caros. También entrega a Ken un extraño amuleto, porque, según sus propias palabras, le gusta regalar cosas.
El resto de hospedados no son buenos vecinos, que se diga. En el mejor de los casos pasan de todo, y en el peor está Woody, que es pendenciero y disfruta haciendo a los demás lo que él considera bromas. También tenemos a Ike, que no está muy en sus cabales y además de molestar a todos por las noches poniendo a todo volumen cintas con grabaciones de tiros y explosiones, está encaprichado de Sharon. Ike también tiene encadenado en el jardín a un violento perro, que trata de morder a todo el que se le acerca.
Un día el perro logra romper la cadena y hiere gravemente a uno de los inquilinos que se estaba burlando de él. Woody, que ya llevaba tiempo queriendo deshacerse del animal, mata al perro de un tiro.
Poco después, como otra de sus “divertidas” bromas, coloca en la cama de Ken el cadáver del perro, cubierto por las sábanas. También quita la bombilla de la lámpara para dejarlo sin luz, y con la ayuda de Ike coloca altavoces escondidos con las cintas de explosiones, para que la combinación de encontrar el cadáver, la oscuridad y el ruido le den un buen susto. El problema es que la broma se les va de las manos y, manoteando en la oscuridad, asustado y confuso por la visión del cadáver y la cinta de sonidos a todo volumen, Ken termina muerto.
A partir de ese momento comienzan a pasar cosas extrañas. Un cachorro de perro que Woody había traído para sustituir al de Ike aparece destripado. Ike es atacado en el jardín y algo que no llegamos a ver le destroza. Jerry afirma haber oído los gruñidos de un gran perro en los pasillos del edificio, y poco después su cuarto aparece revuelto. Sharon trata de convencerlo que ha sido otro de los vecinos, pero él afirma que ha sido obra del misterioso perro que nadie más ha oído.
Sharon abandona el edificio, incapaz de seguir viviendo allí tras la muerte de Ken, que Woody ha presentado ante los otros vecinos y la policía como un accidente en el que ninguno de ellos tuvo nada que ver. Pero el propio Woody desaparece poco después, y el casero, harto de que no le traigan más que problemas, da al resto de los inquilinos un solo día de plazo para que desalojen el edificio.
¿Qué es lo que está pasando aquí? ¿Alguno de ellos se ha vuelto loco y ha matado al cachorro, a Ike y quizá a Woody? ¿El espíritu del perro asesinado de un tiro se está vengando de todos? ¿Tendrá algo que ver Jerry, con sus traumas infantiles sobre ataques perrunos? ¿La marcha de Sharon justo antes de que comenzaran todos estos sucesos no fue muy oportuna? ¿Y las estatuillas de perros Fu y amuletos misteriosos que estuvo regalando? ¿Y dónde está el “bromista” Woody, a todo esto?
Las respuestas las encontrareis después de la siguiente foto, por si queréis rumiar una teoría propia antes se seguir leyendo.
El ataque del perro a uno de los vecinos, la muerte del animal y a continuación la de Ken, han terminado de trastocar a Jerry. En un intento de vencer todos sus miedos, lo que hace su mente es asimilarlos. Como decía Rambo “para sobrevivir a la guerra, tienes que convertirte en guerra” y eso hace Jerry, convertirse en lo que más teme: un perro violento. Su cuerpo no cambia, pero en su mente él es ahora un animal agresivo. Fue Jerry quien mató al cachorro, quizá por territorialidad. También mató a Ike, y es responsable de la desaparición de Woody, que no ha terminado mejor que los anteriores.
Sharon, que al final no tiene nada que ver en el asunto, ha encontrado mientras tanto otra pensión en la que hospedarse. Vuelve en busca de Jerry para llevárselo con ella, pero Jerry ya está totalmente fuera de sí. Ha matado a los que aún quedaban en el edificio, y trata de matar a Sharon también, convertido en una bestia salvaje.
Lo que salva a Sharon es la llegada del gruñón casero. Este se presenta en el lugar con una escopeta, dispuesto a echar a tiros a sus inquilinos si no se han marchado aún, y acaba disparando a Jerry cuando este ya tenía acorralada a Sharon.
La película es de una calidad bajísima. Se nota que se hizo casi sin dinero y con actores sin demasiada experiencia, pero la historia me entretuvo y a ratos es intrigante, que es de lo que se trata. Una variación del tema del hombre lobo, en el que la transformación no es física, sino puramente mental.
Mongrel. 1982. Robert A. Burns (guion y dirección) Terry Evans, Mitch Pileggu (actores principales) Catherine Molloy (actriz principal). Jenkins Films. Editado en DVD por ABT Films Classics.
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