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miércoles, 4 de enero de 2023

KUNG-FU CONTRA LOS SIETE VAMPIROS DE ORO

 EL ORÁCULO DE LAS VISIONES                                                                            ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                                                                                                                       

Presentado por... Pecky.
 

¡Hola, amigos cinéfagos!

Esta película es una rareza dentro del cine de la Hammer. Fue un intento de reavivar el género de vampiros, que ya estaba perdiendo el interés del público, mezclándolo con el de artes marciales, que era lo que se estaba imponiendo.

Hoy en día ya no es raro mezclar conceptos como las artes marciales y los vampiros. De hecho, películas como Blade o Underworld que más que de terror son de acción con monstruos, han demostrado atraer a más público que las de terror puro. Pero cuando esta película se emitió en los cines, en 1974, la mayor parte del público occidental simplemente no había visto antes nada parecido. Fue recibida con más perplejidad que otra cosa, se la consideró un fracaso, se convirtió en la última película de la Hammer dedicada al conde Drácula, y se tardó mucho en volver a repetir el experimento. 

La historia inicia en 1804. Un monje chino viaja hasta Transilvania para solicitar la ayuda de Drácula. En China, él controlaba mágicamente a siete criaturas sobrenaturales conocidas como Los Vampiros de Oro. Estos a su vez tenían a su servicio a un ejército formado por los esqueletos reanimados de sus anteriores víctimas. Con tales fuerzas a su disposición, el monje era el amo de la región, a la que exigía tributo. Pero un hombre valiente, un simple campesino cojo, armado únicamente con una azada, logró arrebatar a uno de estos seres un amuleto mágico en forma de murciélago que todos los Vampiros de Oro llevan consigo. La falta de este amuleto debilitó y terminó por destruir al vampiro, y sumió en un profundo sueño a los otros seis, rota la magia que los animaba como conjunto. 

El monje no ha logrado despertar a los seis restantes, y por ello acude a Drácula, señor de todos los vampiros, creyendo que este le ayudará. Drácula, en lugar de eso, acaba con el insolente monje, adopta su apariencia y ocupa su lugar, devolviendo a la vida a los seis vampiros que quedan para ponerlos a su propio servicio. 

El resto de la película tiene lugar en China, donde muchos años después, el profesor Van Helsing está dando una conferencia sobre vampirismo en una universidad. Los eruditos chinos lo toman por loco y se burlan de él. Solo una persona en la sala parece prestar verdadera atención a sus palabras. Esta persona es Hsi Ching, nieto del campesino de la historia. Hsi Ching le ruega a Van Helsing que le acompañe a Pin Kuei, su pueblo natal, que está sufriendo de nuevo los ataques de los vampiros restantes. 

Mientras tanto, Leyland, el hijo de Van Helsing, se ha ganado la enemistad del mafioso local al interponerse entre este y Vanessa, una rica dama que dedica su viudedad y su fortuna a viajar por el mundo. Tras sufrir Leyland un intento de asesinato por parte de los sicarios del mafioso, y ante la insistencia de Hsi Ching para que le ayude a acabar con los vampiros, Van Helsing finalmente accede. Espera con ello alejar a su hijo de posteriores atentados, y además la oportunidad que se le presenta de estudiar a los vampiros chinos es única. 

La expedición la componen Van Helsing, Leyland, Vanessa (que adquiere los caballos y las provisiones para el viaje, merced a la notable herencia que le dejó su marido) y Hsi Ching, con sus hermanos. Nada menos que seis hermanos y una hermana (Mai Kwei), todos ellos expertos en un tipo de arma o arte marcial. 

Durante su viaje a Pin Kuei veremos como Leyland y Mai Kwei comienzan a interesarse románticamente el uno por el otro, y lo mismo ocurre entre Hsi Ching y Vanessa. También tendremos a este y Van Helsing conversando sobre los vampiros y la mejor forma de acabar con ellos. Es una parte que no se siente en ningún momento como de relleno, que es para lo que suelen emplearse en el cine este tipo de situaciones. Todo sucede de forma muy natural, aunque muy rápida debido al escaso metraje de la película. Y veremos igualmente las esperables escenas de acción con el grupo siendo atacado tanto por más asesinos enviados por el vengativo criminal, como por los propios Vampiros de Oro y sus esqueletos guerreros. 

La coreografía de los combates fue supervisada por especialistas de Hong Kong y no tiene nada que envidiar a las mejores cintas de los Shaw Brothers, los cuales coprodujeron la película. En realidad se filmó en Hong Kong y con especialistas locales, que ya es más de lo que pueden decir la mayoría de las producciones occidentales de ninjas o artes marciales que se pusieron de moda en los 80 y 90.   

Tras algunas vicisitudes, la expedición logra llegar a Pin Kuei, donde se espera en breve otro ataque de los vampiros. El grupo ha logrado acabar ya con tres de ellos por el camino y apoderarse de sus amuletos. Estos amuletos son imprescindibles para devolver a la vida a los vampiros destruidos, por lo que suponen que los que quedan no tendrán ningún miramiento. Y efectivamente, así es. Drácula envía contra el pueblo a sus tres vampiros restantes, acompañados de todo el ejército de esqueletos. 

Los hermanos han organizado a los aldeanos para presentar una defensa rudimentaria, a base de un cerco de estacas de bambú afiladas y otro de llamas. Tras una intensa lucha dos de los vampiros son destruidos, pero también mueren la mayor parte de los hermanos y el propio Hsi Ching. Este último se suicida tras ser mordido por Vanessa, que había sido a su vez mordida y transformada por uno de los vampiros. Ya se nos había mostrado que Hsi Ching y Vanessa estaban conectando durante el viaje, y cuando él acaba con ella atravesando su corazón con una estaca, se suicida ensartando en la misma estaca su propio corazón para evitar transformarse él también en vampiro. El Vampiro de Oro que mordió a Vanessa es linchado por una enfurecida turba de aldeanos, y una simple vara de bambú afilada, empuñada por un campesino anónimo, atraviesa su corazón poniendo fin a su existencia. 

El último de los vampiros rapta a Mai Kwei y se la lleva al templo, abandonando en el pueblo a los esqueletos guerreros. En un combate anterior se nos mostró que sin la voluntad de los vampiros para dirigirlos, los esqueletos dejan de luchar y se retiran. Aunque no vemos el fin del combate en el pueblo, ninguno de los esqueletos regresa al templo y debemos suponer que son fácilmente destruidos por los aldeanos cuando estos se dan cuenta del cambio de situación. Leyland, Van Helsing y los dos hermanos supervivientes persiguen al ultimo vampiro hasta el templo, y el viejo cazavampiros atraviesa su corazón con una lanza de plata. 

Mai Kwei es rescatada ilesa y todo parece haber acabado. Los demás se marchan, pero Van Helsing presiente algo y se rezaga, permaneciendo en el templo una vez los demás lo abandonan. El monje que controlaba a los Vampiros de Oro se deja ver, y Van Helsing percibe a Drácula en él. Esto nos da un muy breve último enfrentamiento entre Drácula, que recupera su aspecto de típico vampiro transilvano, y Van Helsing. Quizá se hizo para dar a los espectadores los dos finales: la batalla frenética en el pueblo para los fans del cine de artes marciales y la refriega cara a cara entre Van Helsing y Drácula para los fans de las películas clásicas.  

Lo malo es que, después de la lucha en el pueblo, que son unos nueve minutos de combate continuo y en intensidad creciente, este encuentro entre Drácula y Van Helsing sabe a poco. Se despacha en unos pocos segundos, y aunque Peter Cushing está muy metido en su papel, el actor que hace de Drácula es uno de los Dráculas menos convincentes del cine de la Hammer. Tiene el aspecto de un anciano con los labios pintados, no resulta nada amenazador, y probablemente sea lo peor de una película por lo demás muy entretenida. Los vampiros de oro, en cambio, con sus rostros marchitos y decrépitos, vestidos con pieles, sedas y máscaras de oro y luchando como artistas marciales, son una adición brillante al elenco de monstruos de la Hammer

Pero he de decir que el aspecto de los esqueletos guerreros me gusta más que el de los vampiros. Son muy obviamente tipos con una careta, vestidos con ropas costrosas y polvorientas, pero la imagen que dan me encanta. Marchan todos a la vez como una decidida pero indisciplinada tropa a paso ligero, empuñando una mezcolanza de arpeos de labranza y viejas armas. 

Sus apariciones están acompañadas de una musiquita repetitiva que, sorprendentemente, logra dar la impresión de que son muchos más de los que vemos en pantalla. Y cascabeles. Por alguna razón, un ligero sonido como de cascabeles suena también cuando vemos a un grupo de ellos corriendo. El efecto es un tanto extraño al principio, pero por algún motivo que no sabría definir queda muy bien.

Puedes ver otra película de Peter Cushing pulsando aquí

The Legend of the 7 Golden Vampires. 1974. Don Houghton (guion) Roy Ward Baker (director) Peter Cushing, Robin Stewart, David Chiang (actores principales) Julie Ege, Shih Szu (actrices principales) Hammer Productions & Shaw Brothers. Editada en DVD en 2009 por Rider Producciones S.L.

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